Cirugía estética segura: lo que todo paciente debe saber
Prepararse para una cirugía estética requiere información, desde la consulta médica hasta la recuperación, cada paso asegura bienestar en los tratamientos.

La cirugía plástica puede mejorar significativamente la calidad de vida.
Archivo MDZComo cirujano plástico con años de experiencia, fui testigo de las consecuencias devastadoras que pueden tener las decisiones basadas únicamente en el precio de una cirugía estética. Hay datos que no se deben pasar por alto: según la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética (ISAPS), en 2024 se realizaron unos 17,4 millones de procedimientos quirúrgicos estéticos a nivel mundial, un crecimiento de más del 40% en los últimos cuatro años.
Sin embargo, detrás de estas cifras se esconde una realidad preocupante: la proliferación de tratamientos sin las garantías de seguridad adecuadas.
Te Podría Interesar
La falacia del tratamiento “económico”
Seamos claros: no existe un tratamiento estético efectivo, seguro y económico. Esta afirmación puede sonar dura, pero es una verdad médica irrefutable. Cuando un procedimiento tiene un costo excepcionalmente bajo, necesariamente se está economizando en algún aspecto crítico:
- Insumos y materiales: utilización de productos de calidad inferior
- Instalaciones: procedimientos en centros no habilitados o sin la complejidad necesaria
- Capacitación profesional: falta de certificaciones o experiencia adecuada
El refrán popular “lo barato sale caro” cobra una dimensión dramática cuando hablamos de salud. Las complicaciones derivadas de procedimientos mal realizados no solo requieren cirugías reconstructivas costosas, sino que pueden generar secuelas permanentes e incluso poner en riesgo la vida del paciente.
El crecimiento y los riesgos actuales
Los datos de ISAPS 2024 muestran que Argentina se encuentra entre los 15 países con mayor actividad en cirugía estética a nivel mundial. En aumento de mamas, Brasil lidera con 14% del total mundial, seguido por Estados Unidos con 13%, mientras que Argentina se posiciona en el ranking con más de 28.000 procedimientos anuales. Sin embargo, este crecimiento debe ir acompañado de una mayor conciencia sobre la seguridad.
En 2024, la blefaroplastia (cirugía de párpados) se convirtió por primera vez en el procedimiento quirúrgico más común mundialmente, con más de 2,1 millones de intervenciones. Le siguieron la liposucción y el aumento mamario. Con todo, la demanda creciente requiere de establecer estándares de seguridad más estrictos.
Los pilares de la cirugía estética segura
Mi experiencia me enseñó que la seguridad en cirugía estética se sostiene sobre tres pilares fundamentales:
- Profesional certificado: el cirujano debe ser miembro de sociedades científicas reconocidas como la Sociedad de Cirugía Plástica de Buenos Aires, Sociedad Argentina de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora o la Asociación Argentina de Cirugía Estética. Esta membresía garantiza formación continua y adhesión a protocolos de seguridad estrictos. Verificar esta información lleva apenas dos minutos en las páginas web oficiales, pero puede salvar vidas.
- Centros de alta complejidad: los procedimientos deben realizarse exclusivamente en sanatorios habilitados con capacidad de respuesta inmediata ante emergencias: terapia intensiva, hemodinamia, hemoterapia y laboratorios disponibles las 24 horas. Operar en consultorios o “casonas” no es solo irresponsable, es peligroso.
- Evaluación integral del paciente: la cirugía estética es electiva y programada. Si los estudios preoperatorios no son perfectos, la cirugía no debe realizarse. Un paciente subóptimo nunca debe ser operado, independientemente de su disposición a pagar.
La responsabilidad ética del “no”
Uno de los aspectos más importantes de mi práctica es saber cuándo decir “no”. Los cirujanos éticos no operamos a todos los pacientes que llegan al consultorio. Debemos identificar y derivar casos de adicción a la cirugía plástica o Trastorno Dismórfico Corporal, donde la preocupación excesiva por defectos imaginarios de la apariencia requiere tratamiento psicológico, no quirúrgico.
La tecnología revolucionó la comunicación médico-paciente de manera positiva. Desde mis inicios en 2001, cuando dependíamos de beepers, hasta la actualidad, la comunicación se volvió más fluida y accesible. Sin embargo, las redes sociales también generan riesgos: influencers sometidos a procedimientos en condiciones inadecuadas o promocionando tratamientos sin las debidas garantías. Como profesionales de la salud, tenemos la obligación de educar a la población. La primera “bandera roja” que debe alertar a cualquier paciente es el precio excepcionalmente bajo.
Vivimos más y mejor, y es clave que entendamos el andamiaje de la salud estética. La cirugía plástica puede mejorar significativamente la calidad de vida y autoestima de las personas, pero solo cuando se realiza bajo estándares profesionales adecuados.
Mi mensaje es simple pero vital: la seguridad no tiene precio. Antes de tomar una decisión, recomiendo investigar, preguntar, verificar credenciales y nunca comprometer la salud por un descuento. La vida vale infinitamente más que cualquier ahorro económico.
* Juan Manuel Seren, cirujano plástico experto en cirugía mamaria de rápida recuperación (MN 107.174)