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Autoconocimiento: una urgencia mundial para llegar a paz

El autoconocimiento se plantea como herramienta esencial para superar conflictos y alcanzar una paz sostenible en sociedades en crisis.

Cada ser humano está llamado a su autoconocimiento, a reunir las piezas que han dado forma a su ser único y original.

Cada ser humano está llamado a su autoconocimiento, a reunir las piezas que han dado forma a su ser único y original.

Archivo MDZ

“CONÓCETE A TI MISMO”: UNA URGENCIA MUNDIALCada ser humano está llamado a su autoconocimiento, a reunir las piezas que han dado forma a su ser único y original. Solo así puede comprenderse, aceptarse en paz e irradiar luz hacia los demás. Cuando ignoramos lo que nos precede y nos rodea, corremos el riesgo de aferrarnos a un falso yo que nos debilita, como individuos y humanidad.

Hoy son pocos los que emprenden este viaje interior. La mayoría sobrevive en la epidermis de la existencia, sin saber que así se pierden la oportunidad de florecer y dar frutos.

El recorrido humano hacia la paz

Todo camino vital es singular, tejido de luces y sombras. En la primera mitad de la vida solemos avanzar a toda velocidad: consolidarnos, “hacer un nombre”, construir una estructura que nos dé seguridad. Pero llega un momento en que algo nos llama a lo esencial, como un imán que nos invita a regresar a la autenticidad y a lo que verdaderamente somos.

paz interior
Todo camino vital es singular, tejido de luces y sombras.

Todo camino vital es singular, tejido de luces y sombras.

Recoger las piezas

Conocerse no es un simple acto de voluntad ni el resultado exclusivo de una terapia o acompañamiento. Es un trabajo largo, consciente y paciente: recolectar recuerdos, heridas, alegrías, anhelos y vivencias que nos han esculpido desde el inicio. También significa escuchar a nuestros mayores, investigar la memoria familiar y social, y reconocer la influencia de los que nos precedieron. La epigenética lo confirma: lo que somos está impregnado de nuestro origen, y solo al integrarlo podemos comprendernos.

Excavadores de la interioridad

Cuando empezamos a hallar piezas, debemos transformarnos en excavadores del alma. Colocarlas en su lugar exige esfuerzo y conciencia. Habrá hallazgos, lágrimas y asombro. Hay que separar el polvo del oro y descubrir las vetas únicas que nos distinguen. No existe un alma igual a otra: cada persona es un puzle irrepetible.

Conócete a ti mismo, autoconocimiento

Los griegos lo proclamaban como máxima de sabiduría. Cuanto más sabemos de dónde venimos y reconocemos nuestras luces y sombras, más capaces somos de pulir el tesoro interior, administrar nuestros dones y aceptar con compasión nuestras fragilidades y las de los demás. Solo al abrazar la verdad que nos constituye podemos ser un aporte genuino para la comunidad.

OIP (2)
Conocerse no es un simple acto de voluntad ni el resultado exclusivo de una terapia o acompañamiento.

Conocerse no es un simple acto de voluntad ni el resultado exclusivo de una terapia o acompañamiento.

El arte de integrar

Completar el puzle del alma no es opcional. La plenitud no se alcanza negando lo que somos ni reduciendo la vida a consumo o entretenimiento. Se logra buscando e integrando con amor lo que parecía roto y reconociendo las pepitas de oro ocultas en nuestro interior. Como los artistas japoneses del kintsugi, que reparan con oro lo quebrado y convierten la cicatriz en belleza, estamos llamados a reunir nuestras piezas, incluso las incómodas, y ponerlas en su lugar. Solo así podremos reconciliarnos con lo más profundo de nosotros mismos y ofrecer al mundo un testimonio auténtico de humanidad.

* Trini Ried Goycoolea. Periodista y escritora, especialista en vínculos.