Entrevista en MDZ

La mirada de un cura agustino de Mendoza que conoció a León XIV

El padre Daniel Ríos, de la misma orden religiosa que el nuevo papa, comparte cómo vivió el momento histórico y qué significa para los agustinos. "Es uno de los nuestros", aseguró.

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MDZ Sociedad viernes, 9 de mayo de 2025 · 15:29 hs
La mirada de un cura agustino de Mendoza que conoció a León XIV
El cardenal Robert Prevost que se convirtió este jueves en papa. Foto: X: @lumirandax

La elección del papa León XIV ha generado un particular entusiasmo entre los agustinos, quienes celebran que un miembro de su orden asuma el liderazgo de la Iglesia Católica. El padre Julio Ríos, cura de la parroquia San Agustín de Mendoza, compartió en MDZ Radio 105.5 FM sus impresiones y destacó: "Lo he conocido, compartí comidas y momentos de fe con el padre Robert".

"Fue una sorpresa agradable, pero sorpresa al fin", reconoció Ríos, subrayando que si bien esperaban continuidad con el legado de Francisco, "nunca imaginamos que iba a ser de nuestra familia religiosa". Sobre el nuevo pontífice, resaltó su "sencillez, humildad y mucha bondad", cualidades que definen el carisma agustino.

"Un agustino es fundamentalmente un tipo comunitario", explicó. "No puede estar solo, porque el sentido más profundo de nuestra vida es para los otros". Este espíritu, señaló, se alinea con el camino sinodal promovido por Francisco: "Somos hermanos, discípulos de Cristo, pecadores todos, pero nos animamos y perdonamos entre nosotros".

Sobre el rumbo de la Iglesia, Ríos destacó el papel de América Latina como "territorio de misión", donde pastores como Monseñor Angelelli y Monseñor Romero "han entregado su vida por el pueblo". Este enfoque, afirmó, ha marcado el pontificado de Francisco y ahora se proyecta con León XIV: "El Espíritu Santo está reflejando a toda la Iglesia universal esta entrega".

En los 2000, Ríos recordó que el entonces Robert Prevost —ahora León XIV— era superior general de la orden cuando él y sus compañeros eran seminaristas en Buenos Aires: "Cada vez que podía, se daba una escapadita para visitarnos en la casa de formación", ubicada en la Universidad Católica Argentina. Allí, convivían estudiantes de distintas órdenes religiosas y del clero diocesano: "Compartíamos el centro académico, pero cada uno tenía su residencia", explicó.

Sobre la posibilidad de viajar al Vaticano, el sacerdote mendocino fue claro: "Nuestra vida no es aspiracional". Sin embargo, cerró con un tono fraternal: "Le mandamos un saludo, que sepa que estamos con él, rezando".

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