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Alerta por viudos negros: aumentan un 20% los casos de sumisión química en Argentina

Especialista destapa el modus operandi de las y los viudos negros: drogan, roban y dejan pocos rastros. El peligro de la sumisión química y el por qué el 30% de los homicidios no se investiga.
Foto: NA
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La muerte de Ariel, un empleado del Teatro Colón de 48 años, víctima de un ataque conocido como "viudas negras" puso en evidencia el crecimiento de este tipo de delitos en el país. El caso revela los peligros de la sumisión química y Fernando Cardini, perito especialista en Economía Social y Desarrollo Local, explicó esta modalidad en MDZ Radio 105.5 FM.

Cardini comentó que se trata de una modalidad criminal que combina citas virtuales con el uso de drogas para robos, violaciones e incluso homicidios. En esta modalidad se opera con drogas depresoras como el GHB (éxtasis líquido), Rohypnol o Burundanga: "Estas sustancias producen una borrachera que llega a la inconsciencia o al coma. Si se mezclan con alcohol, que es otro depresor, generan un efecto que puede causar la muerte por paro respiratorio".  

En el caso de Ariel, el atacante —contactado mediante Tinder— lo drogó en su auto, lo llevó a su casa en el partido de San Martín, provincia de Buenos Aires, e ingresó con cómplices para robarle. Al despertar, Ariel, en estado de confusión, cayó por las escaleras y sufrió muerte cerebral.  

El 15 de mayo murió Ariel tras ser víctima de un "viudo negro".

Cardini alertó que estos casos aumentan "casi un 20% por año", pero la mayoría no se denuncia: "Las víctimas de robos casi no lo reportan, y en violaciones solo una de cada cuatro. Salvo que haya muerte, como aquí, queda impune". Las drogas usadas provocan "amnesia anterógrada": "El cerebro borra todo desde que ingieren la sustancia hasta que despiertan. Ni siquiera recuerdan al agresor".  

Cuando hay fallecimiento, "el robo pasa a ser homicidio", señaló Cardini. "La muerte puede ser por intoxicación o accidentes derivados: caídas, atropellos… Ocurre porque la persona no controla sus actos". Aunque hay rastros —chats, cámaras, huellas—, criticó la falta de resoluciones: "En CABA, el 30% de los homicidios no se resuelve. Es gravísimo".  

Para prevenir, Cardini recomendó evitar encuentros en domicilios con desconocidos y no aceptar bebidas, caramelos o perfumes: "Estas drogas también entran por vía aspiratoria". Destacó que antes los ataques ocurrían en espacios públicos, pero ahora "se usa la casa de la víctima, lo que facilita el robo".  

En esta modalidad se opera con drogas depresoras como el GHB (éxtasis líquido), Rohypnol o Burundanga que proporcionan sin que la víctima lo note.

El caso de Ariel refleja un patrón repetido: bandas organizadas, sustancias letales y una justicia que, pese a las evidencias, no logra frenar la escalada. "Son delitos con muchos rastros —dijo Cardini—. El problema es que, sin denuncia o sin muerte, no se investiga".  

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