Martes 13: este es el origen profundo de la superstición

A lo largo de la historia, diversas culturas han considerado al número 13 como portador de mala suerte. En el mundo hispano, esta creencia tomó una forma específica: el temido martes 13. La superstición no es reciente ni casual; tiene fundamentos históricos que se remontan a creencias religiosas, mitos nórdicos y antiguos escritos sagrados.
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Uno de los principales factores que alimentó la mala fama del número 13 proviene del cristianismo. Según la tradición, trece eran los comensales en la Última Cena, siendo Judas —el traidor— el último en sentarse a la mesa. A esto se suma la creencia de que Jesús fue crucificado en un viernes 13, y que en el capítulo 13 del Libro del Apocalipsis aparece el Anticristo, figura central de las revelaciones catastróficas.
Además del cristianismo, otras tradiciones espirituales reforzaron la idea de que el 13 no es un número confiable. En la Kabbalah judía, por ejemplo, se habla de 13 espíritus malignos. Por otro lado, en la mitología nórdica, el dios Loki —asociado al caos y la traición— fue el decimotercer invitado en una cena de dioses, hecho que culminó en la muerte de Balder, el más amado de todos. Este evento selló simbólicamente el carácter funesto del número.
Pero ¿por qué específicamente el martes? A diferencia de los países anglosajones, donde el viernes 13 es el día maldito, en la tradición hispana es el martes el que lleva la carga negativa. El nombre de este día deriva del dios Marte, deidad romana de la guerra, la destrucción y la violencia. Así, el martes representa un momento propenso a conflictos, accidentes y decisiones desafortunadas.
La combinación del número 13 con el día martes intensificó la superstición. A través de generaciones, expresiones populares como “en martes, ni te cases ni te embarques” fueron reforzando la idea de que algo podía salir mal. Aunque en la actualidad muchas personas relativizan estas creencias, el miedo cultural al martes 13 persiste y se manifiesta, incluso, en la vida cotidiana.
En resumen, la superstición del martes 13 tiene un origen profundo que mezcla creencias religiosas, mitos antiguos y tradiciones culturales. Su persistencia es testimonio del poder que tienen las narrativas heredadas en la percepción colectiva del azar y la desgracia.