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Norberto Hermes Aguirre sobre Malvinas: "No fuimos chicos de la guerra; fuimos hombres que enfrentamos a una gran potencia"

En diálogo con MDZ, el ex intendente de Eldorado, Misiones, cuenta cómo fue volver a Malvinas, de qué manera sobrellevó el peso de la guerra y si la derrota es sinónimo de democracia.
Norberto Hermes Aguirre en Malvinas Foto: Gentileza
Norberto Hermes Aguirre en Malvinas Foto: Gentileza

Norberto Hermes Aguirre, ex intendente de Eldorado (Misiones), es veterano de la guerra de Malvinas. Asumió como jefe comunal de esta ciudad el 10 de diciembre de 1999, y fue reelecto en 2003, 2007, 2011 y 2015. 

En 1982, mientras estaba egresando de la carrera de suboficiales en Córdoba, fue convocado para viajar a las Islas Malvinas y combatió con el Grupo Artillería Aerotransportada 4-Córdoba, donde tuvo a su cargo a seis soldados. Luego, en 2012 regresó a las Islas. 

¿Cómo es vivir con el peso de la guerra? 

- Es difícil describir, no sé puede expresar con las palabras justas lo que es convivir con la experiencia de una guerra. Creo que fueron etapas: la primera el de volver sin saber prácticamente la magnitud del acontecimiento que significó para la Argentina estar en guerra después de casi 200 años. Y sin dudas hay sentimientos encontrados en todos los aspectos.

El primero fue el negarnos las cosas negativas que nos pasaron en lo personal, por ejemplo aislarnos prácticamente. Pasaron años en volver a juntarnos con quienes estuvimos en el lugar de combate. Es más, el año pasado recién cerré el círculo de reencontrarme con dos de los seis soldados que estuvieron bajo mi mando en Malvinas que viven en Buenos Aires, fue muy lindo. Con los otros cuatro había tenido contacto. Parece una película o una pesadilla que nunca acaba.

En lo personal, la guerra nunca me quitó el sueño, nunca tuve pesadillas. A medida que van pasando los años me parece una película y parece que no estuve, pero sí estuvimos. El 2 de abril uno se pone muy sensible, yo en lo personal me pongo muy sensible cada vez que miro y recuerdo, no dejo de emocionarme, es que hemos vivido cosas increíbles que nos pasaron.

Primero la gran alegría de poder tocar el continente en Puerto Madryn; cuando nos bajamos del Camberra el pueblo de esa ciudad nos recibió, todos nos abrazaron sin conocernos, trataron de brindarnos cariño, reconocimiento. La verdad que Puerto Madryn se merece un gran reconocimiento por el recibimiento que nos brindaron en 1982 después de la guerra. Distinto fue volver a los cuarteles.

Con el tiempo vinieron tiempos difíciles para los veteranos de guerra. Hubo un proceso de desmalvinización que hizo que se nos olvidara, pasaron años para recibir los reconocimientos merecidos, para entender la gran mayoría de los veteranos de guerra, soldados, suboficiales, oficiales que nunca feron tenidos en serio por parte del Estado Nacional, que no se ocupó de nuestra salud, del tema social y económico, etcétera. Muchos soldados la pasaron mal, se quitaron la vida. Hay casi 500 suicidados después de la guerra.

Los que tuvimos la suerte de encontrar en la familia o en amigos, como mi caso particular en Córdoba, que me ayudó a reinsertarme deportivamente, socialmente pudimos salir adelante en ese momento. Gracias a Dios con el tiempo se fue dando lo contrario, pero mientras tanto pedimos la baja quienes habíamos ingresado a los institutos militares y queríamos hacer la carrera militar porque nos encontramos decepcionados de la manera en que nos trató y como el mismo Estado Nacional, porque hubo un olvido al principio de la democracia para con los veteranos de guerra y no fue fácil.

El reconocimiento llegó cuando los propios ingleses, después de muchos años, reconocieron que les costó mucho imponerse en la guerra, cada vez hay más relatos, hay más bibliografía, testimonios de veteranos de guerra ingleses que hablan de que fue una guerra muy difícil.

¿Cómo fue su llegada a Malvinas?

- Yo egresé de la Escuela Militar en diciembre del 81, y en abril del 82 estaba con seis soldados que habían ingresado al ejército en febrero del 82 sin recibir prácticamente nada de instrucción militar. Me tocó estar al frente de un cañón, yo no había visto nunca un cañón ni en la escuela de suboficiales, tuve que aprender a operarlo en Malvinas.

La gente tiene que saber que no fuimos los chicos de la guerra (en alusión al título de una película). Fuimos hombres que enfrentamos a un poderoso ejército a una poderosa fuerza aérea, a una poderosa armada como lo es Gran Bretaña con el apoyo de los Estados Unidos en muchos aspectos, del gobierno chileno de esa época. Nos enfrentamos a una gran potencia y la verdad que historia dice, y es lo que en todo este tiempo nos hincha el pecho de orgullo es que realmente hicimos y dimos batalla como verdaderos patriotas a la altura de las grandes batallas épicas que tuvo la Argentina a lo largo de su historia. 

Norberto Aguirre fue convocado para viajar a las Islas Malvinas en 1982.  

¿Es más difícil el 2 de abril o el 14 de junio?

- El 2 de abril, por ser el día del  inicio de la guerra, por lo que significó para todos los argentinos. Usted era joven (refiriéndose al periodista) y se acordará como muchos argentinos que fue un momento de gran alegría. En la escuela nos enseñaban que las Malvinas eran argentinas, pintábamos las islas que estaban el Sur y de un momento para otro la ´Celeste y Blanca´ volvió a flamear y a los pocos días estaba en Malvinas, fue una emoción muy grande. Cuando comenzó el bombardeo el 1° de mayo de 1982 nos dimos cuenta que no fuimos a pasear y que los ingleses venían con todo a tratar de recuperarlas. Así que el 2 de abril es nuestro día. Es el día más importante de nuestras vidas.

Le consulté por el 14 de junio, porque fue el día que tuvieron que entregar la las armas…

- El sentimiento después de estar en las condiciones que tuvimos fue otro. Cuando el 23 de abril llegué a Malvinas y haber estado todo ese tiempo en un pozo y después de varios días de combate de bombardeos aéreo, naval, ataque terrestre, el 14 de junio tiene otro sentimiento. Fue algo distinto, la sensación que yo sentí fue de alivio, "se terminó por fin, estoy vivo, volveré, voy a volver a ver a mi gente, a mi mamá, a mi papá, a mi familia, a mi hermano". Pero muchos murieron. El 14 de junio es distinto, fue el fin de una pesadilla terrible.

El comentario generalizado es que gracias a ustedes y a que se perdió Malvinas tenemos la democracia. Usted fue intendente democrático (1999-2019) elegido en varias oportunidades por el voto popular. ¿Perder Malvinas es sinónimo democracia? 

- Si salía bien Malvinas por supuesto que a (Leopoldo Fortunato) Galtieri y toda la cúpula militar políticamente les daba un poder enorme. Se vislumbraba el fin de la dictadura (El 30 de marzo de 1982 se llevó a cabo una masiva marcha multisectorial en Argentina en reclamo de democracia, pan, paz y trabajo. La protesta fue convocada por la entonces CGT-Brasil, conducida por el fallecido Saúl Ubaldini).  Dios quiso que sea así, que nos tocase ser parte de esa historia. ¿Quién sabrá la verdad? No lo sé.

Fuimos parte de un proceso importante para que realmente cambiara la cosa, hace 42 años de manera interrumpida que elegimos. Yo también pienso, si hubiera salido bien la cosa ¿por cuántos años más hubieran estado los militares gobernando el país? Por algo pasan las cosas”.

En una charla que tuvimos en las propias Islas Malvinas en 2012, usted me dijo que habría que hacer un juicio por lesa humanidad a quienes maltrataron a los soldados. ¿Faltó ese juicio? ¿Sigue pensando lo mismo?

- Cuando se está en guerra, rigen leyes muy duras. Hay penas que se aplican en guerra que pueden llevar al fusilamiento, reglas muy duras. En mi caso particular, gracias a Dios, los seis soldados que estuvieron conmigo fueron héroes. Estuvimos siempre juntos, si bien yo tenía 20 años recién cumplidos y ellos tenían 18 años, éramos un equipo, yo los cuidaba como si fueran mis hijos.

Sí hubo casos de indisciplina de muchos soldados, vi estaqueado debajo de un poncho plástico que es una lona plástica que la utilizamos para resguardarnos del agua. Un soldado que había abandonado un puesto de guardia durante una noche durante su turno estuvo estaqueado dos o tres horas debajo de ese poncho plástico. Pero después no me consta de haber visto que a un soldado lo torturaran. Todos los días, al amanecer era nacer de nuevo.

La fuerza aérea demostró ser la mejor, teníamos los mejores pilotos. Para mí la Fuerza Aérea y los valientes infantes y artilleros del ejército argentino fueron los grandes protagonistas. La Armada tuvo su protagonismo, no obstante, no tenían el equipamiento para enfrentar a la flota naviera más importante del mundo que es Gran Bretaña, que siempre se caracterizaron por tener una flota de combate muy grande, muy poderosa. La historia lo dice. Y en Argentina no teníamos una capacidad de un portaaviones como tenían ellos con reactor nuclear, con aviones, con fragatas y barcos de combate de última tecnología. Así que con lo que hubo a nuestro alcance, reitero, se peleó ante un gran enemigo, lo hicimos con bravura, con capacidad de improvisación y con mucho coraje. 

En el 2012 tuvimos la oportunidad de visitar Malvinas y que vuelva a flamear la bandera argentina porque la maratón por postas de la amistad la ganaron veteranos de guerra capitaneados por el el ex combatiente cordobés Luis Escudero. ¿Qué sintió ver flamear la bandera argentina 30 años después? Porque tuvieron que izarla. Obvio que no es lo mismo una maratón que una guerra...

- Una gran alegría. Fue difícil haber estado en Malvinas en el 2012 después 30 años. Yo cumplí 50 en el 2012. Fue muy emocionante ver flamear la bandera argentina después de 30 años, pensé en los camaradas que cayeron en combate, me acordé de los días de combate. 

Norberto Aguirre en Malvinas. 

¿Queda algún resentimiento?

- Resentimiento no, por ahí lo que me dolió por mucho tiempo, y me duele aún, que algunos duden que estuve en la guerra de Malvinas porque, como me metí en política decían que yo nunca estuve. Tengo muy claro que en política lamentablemente, entre comillas, vale todo. Me acuerdo en silencio las lágrimas de papá y de mamá cuando escuchaban eso. Eso no es resentimiento, es dolor. Uno no puede ser tan mala persona de armar toda una historia después de haber sido parte de un hecho histórico de algo tan importante, para mí importante. 

¿Qué quiere que diga su epitafio?
- Nada raro. El deber de haber cumplido. "Aquí descansa un veterano de guerra de Malvinas". Todo me costó mucho, en todos los aspectos. Y cuando van pasando los años y te van pasando cosas de la salud sobre todo, uno piensa mucho en la muerte, piensa por supuesto en la vida también. Y hace poco le dije a alguien que estoy muy tranquilo para lo que sea, que tengo mucha tranquilidad. Estoy feliz, por mis hijos, tengo la gran tranquilidad que son gente de bien, trabajadora, la bendición de tener a mi mamá aún con sus 88 años recién cumplidos”.