El papa Francisco y los misterios detrás de los números que marcaron su vida

El papa Francisco falleció este lunes 21 de abril a los 88 años en el Vaticano. La noticia, confirmada por el cardenal Kevin Farrell a las 7:35 hora de Roma (2:35 hora de Argentina), generó un profundo impacto en el mundo católico y en su país natal, donde comenzó su camino como Jorge Mario Bergoglio. Sin embargo, más allá del dolor por su partida, surgieron también numerosas teorías alrededor de una coincidencia numérica: el número 88.
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En la quiniela argentina, ese número representa precisamente al papa. Y esa cifra no solo coincidió con su edad al momento de morir, sino también con detalles de su historia personal. Para muchos, estas señales no fueron meras casualidades, sino una marca del destino que acompañó su vida hasta el final.
La mística del 88 y la quiniela argentina
El número 88 siempre tuvo un lugar especial en la cultura popular argentina. En el tradicional juego de la quiniela, esta cifra está vinculada al papa. Francisco, quien se convirtió en el primer pontífice nacido en América Latina, murió a los 88 años exactos, generando una reacción inmediata entre los creyentes y seguidores de las coincidencias simbólicas.
El dato no pasó desapercibido en redes sociales, donde cientos de usuarios compartieron mensajes sobre la “conexión mística” del pontífice con esa cifra. El horario de su muerte en Argentina —2:35 de la madrugada— también aportó un nuevo detalle a estas teorías, ya que las dos últimas cifras coinciden con las del número de socio que tenía en San Lorenzo: 88235.
El vínculo de Bergoglio con el fútbol y, particularmente, con San Lorenzo de Almagro fue parte esencial de su identidad. Nacido en el barrio porteño de Flores en 1936, el futuro papa creció viendo jugar al “Ciclón”. Años más tarde, se convirtió en socio vitalicio del club, con el número 88235, carné que conservó y pagó hasta sus últimos días.
Cuando fue elegido papa, en 2013, San Lorenzo celebró el acontecimiento con camisetas conmemorativas y distintos homenajes. Un año más tarde, al conquistar la Copa Libertadores, el club le dedicó el título. La pasión por su equipo nunca desapareció, incluso después de convertirse en uno de los líderes religiosos más influyentes del planeta.
Aunque las coincidencias numéricas captaron la atención pública, el legado de Francisco no se limita a lo simbólico. Su pontificado, iniciado el 13 de marzo de 2013, se caracterizó por una fuerte impronta social y pastoral. Durante más de una década, impulsó reformas en la Iglesia, promovió la inclusión de sectores marginados y denunció la desigualdad global.
Una de sus principales luchas fue contra los abusos sexuales dentro del clero, tema que abordó con medidas firmes. También fue un defensor del diálogo interreligioso y la paz mundial, gestos que se reflejaron en sus múltiples visitas a países en conflicto. Su último acto público, la bendición Urbi et Orbi en la misa de Pascuas, dejó un mensaje de paz que hoy adquiere un valor especial.
Coincidencias que reavivan el debate popular
La cultura argentina ha mantenido una relación particular con los números y las supersticiones. En este contexto, la vida y muerte del papa Francisco parecen haber seguido un patrón que muchos encuentran imposible de ignorar. En 2013, el mismo día en que fue elegido papa, la quiniela nacional matutina arrojó el número 8235, otra coincidencia que resonó entre los jugadores y devotos.
Ahora, en 2025, su fallecimiento a los 88 años y a las 2:35 en Argentina vuelve a poner en primer plano el vínculo entre fe, azar y símbolos populares. Para algunos, se trata solo de coincidencias. Para otros, es una muestra más de que la vida está atravesada por señales.
El papa Francisco deja un legado profundo y un recuerdo imborrable. Y aunque los números despierten asombro, lo esencial sigue siendo su mensaje: una Iglesia abierta, cercana a los humildes y comprometida con la justicia social.