El enigma Nisman: 10 años de impunidad y preguntas sin respuesta
¿Puede existir verdadera justicia en un caso marcado por la contaminación de la escena del crimen y la interferencia política?
El 18 de enero de 2015, el fiscal Alberto Nisman, encargado de investigar el atentado a la AMIA, fue encontrado muerto en su departamento. Diez años después, la muerte del fiscal sigue siendo un misterio que ha marcado un antes y un después en la historia reciente de Argentina.
Un crimen en el corazón de la investigación
Nisman dedicó gran parte de su carrera a investigar el atentado terrorista más grave en la historia de Argentina. Su denuncia contra la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner por encubrimiento del atentado causó conmoción.
Un día antes de presentar su denuncia ante el Congreso, fue hallado sin vida con un disparo en la cabeza.
La investigación inicial, plagada de irregularidades, apuntó hacia un suicidio. Sin embargo, peritajes posteriores y nuevas evidencias concluyeron que Nisman había sido asesinado. Un informe reciente de la fiscalía reforzó esta hipótesis, destacando la posible participación de agentes de inteligencia en el crimen.

Un caso contaminado por la política
Desde el inicio, el caso estuvo envuelto en una fuerte carga política. La denuncia de Nisman contra la presidenta y otros funcionarios polarizó al país y creó tensiones en el ámbito político. Esta polarización derivó en presiones y posibles interferencias que dificultaron la investigación.
La contaminación de la escena del crimen: una evidencia clave
Uno de los aspectos más críticos fue la contaminación de la escena del crimen. La presencia de numerosas personas no autorizadas en el departamento de Nisman y la falta de protocolos adecuados alteraron pruebas esenciales. Estas irregularidades no solo obstaculizaron la investigación, sino que también dieron pie a teorías conspirativas que desviaron la atención del caso.
La contaminación de la escena del crimen y la interferencia política tienen un efecto devastador en la búsqueda de justicia. La primera desvirtúa la evidencia física, mientras que la segunda introduce un sesgo que desvía o frena las investigaciones. Juntas, crean un ambiente de desconfianza y alimentan la impunidad.

Impunidad y preguntas sin respuesta
A pesar de algunos avances, el caso Nisman sigue rodeado de interrogantes:
- ¿Quiénes fueron los autores intelectuales del crimen?
- ¿Cuál fue el motivo?
- ¿Por qué se intentó encubrir el homicidio?
La falta de respuestas claras y la demora judicial han generado un profundo sentimiento de impotencia en la sociedad argentina. Este caso se ha convertido en un símbolo de la fragilidad institucional y de las dificultades para investigar crímenes que comprometen a poderosos intereses.
¿Es justicia una década después?
El caso Nisman debe ser un llamado a garantizar investigaciones transparentes y justas. La justicia tardía, aunque importante, rara vez logra reparar el daño causado por años de impunidad y manipulación. ¿Será esta vez diferente, o volverá la política a imponer su sombra, dejando este crimen en la lista de casos impunes?. La verdadera justicia no solo implica esclarecer los hechos, sino también fortalecer las instituciones para que ningún otro crimen quede sin resolver por interferencias externas.
La memoria de Alberto Nisman y el derecho de la sociedad a la verdad exigen que no se repita la historia.
* Lic. Eduardo Muñoz. Criminólogo y criminalista. Especialista en prevención del delito. Consultor de seguridad integral
linkedin.com/in/eduardo-muñoz-seguridad
emunoz.seg@gmail.com
IG: @educriminologo

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