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Argentina lidera el ranking mundial de acoso escolar: ¿cómo enfrentar esta crisis?

Según un informe, Argentina está entre los cinco países con más casos de acoso escolar graves.
El bullying produce efectos para toda la vida Foto: Gretty images
El bullying produce efectos para toda la vida Foto: Gretty images

En pleno 2024, el último informe de la ONG Bullying Sin Fronteras revela un dato alarmante: Argentina está en tercer lugar entre los países con más casos de bullying y ciberbullying entre chicos y adolescentes en edad escolar.

Según el informe, en el período abarcado por la investigación se contabilizaron 14.800 casos graves en el país, lo que implica un incremento del 20% con respecto al último informe, realizado en 2019, donde se habían registrado 12.300 casos.

¿Qué son los casos graves? Según los expertos, el bullying escala en niveles de violencia, siendo los más graves aquellos en los que la víctima resulta hospitalizada por lesiones de terceros o intentos de suicidio. Aquí también se cuentan las muertes vinculadas al acoso y la agresión entre pares.

La cuestión no es menor. Según el abogado experto en Asuntos de Derechos Humanos y Protección de la Niñez y cofundador de la ONG Bullying Sin Fronteras, Javier Miglino, "la problemática del acoso escolar o bullying y del acoso cibernético o ciberbullying, causa al año más de 200.000 muertes en todo el mundo".

El bullying afecta al desempeño escolar de las víctimas. Foto: Freepik

En esa línea, el documento desagrega porcentajes según provincias, para mostrar que la concentración más alta se da en Ciudad de Buenos Aires (CABA), con un 18%; seguida por Provincia, con el 14%.

Sin embargo, los casos de hostigamiento, amenazas, intimidaciones y agresiones físicas y verbales entre chicos y adolescentes se dan en todo el territorio nacional.

¿Qué es el bullying y el ciberbullying?

La Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) definió al bullying como una agresión persistente y dirigida hacia uno o varios compañeros, que suele ser protagonizada por uno o varios agresores, testigos y adultos responsables. 

Por su parte, el ciberbullying implica agresiones realizadas a través de plataformas digitales, con características como el anonimato y la rápida difusión de contenidos humillantes o intimidantes. Las redes sociales tienen aquí un rol preponderante.

El bullying no se aborda sólo desde las escuelas. Foto: Freepik

La misma organización destaca que, en la resolución de este problema, nadie puede "lavarse las manos". Está demostrado que las intervenciones más eficaces son aquellas que tienen un enfoque integral y multimodal, es decir que trabajan sobre todos los actores involucrados: alumnos, padres, docentes, personal no docente y directivos.

En ese aspecto, la SAP resaltó que tanto el bullying como el ciberbullying “producen estrés crónico, suelen asociarse al secreto y al sentimiento de impotencia para resolver la situación. Los adultos cuidadores no suelen enterarse del padecimiento y el maltrato sufrido por las víctimas”.

¿Cómo combatir el bullying y el ciberbullying? estrategias institucionales y hogar:

La comunicación y el espacio de escucha funcionan así como pilares fundamentales para desarticular el espiral de violencia y la escalada de agresiones. Esto debe garantizarse no sólo en el hogar, sino también en los colegios, clubes y escuelas, donde los chicos y adolescentes pasan la mayor parte del día entre pares y donde se dan la mayoría de las situaciones de bullying.

En esa línea, el control sobre lo que sucede en las redes sociales de los jóvenes es fundamental. No se trata de violentar su privacidad, sino de hacer una vigilancia activa respecto a lo que sucede en sus vínculos virtuales, donde las agresiones adquieren un carácter más intenso, por las ventajas del anonimato y la masividad.

El ciberbullying tiene escenario en las redes sociales. Foto: Freepik

Contar con los conocimientos sobre el acoso escolar puede ayudar en la detección temprana, lo que ayuda a actuar a tiempo, evitando que el agresor pueda hacer lo que quiera con su víctima. La capacitación institucional es fundamental.

Además, gestionar de manera adecuada a la parte agredida es crucial y debe hacerse con acompañamiento profesional. La existencia de gabinetes psicopedagógicos debe estar garantizada en las instituciones.

En esa línea, la violencia y la búsqueda de atención constante del agresor es un llamado de ayuda que no se debe ignorar. Las razones detrás de estos comportamientos deben ser atendidas, para evitar que las situaciones se sigan repitiendo.

¿Cómo involucrar a los jóvenes en la lucha contra el bullying?

Involucrar al grupo de clase: es donde generalmente ocurren los actos de agresión, por lo que existen un gran número de testigos que participaron o que pudieron presenciarlo. Así, la aceptación del agresor e incluso la atención que le brinda el resto por sus actos puede ser una motivación para seguir haciéndolo.

No se debe hacer del bullying un tabú: ocultarlo no lo hace menos real. Se debe hablar sobre el problema en casas, instituciones escolares, clubes y en todos los espacios habitados por niños y adolescentes.

Evitar hacer mediaciones entre el acosado y el acosador: en sí, es una gran idea, pero aplica para conflictos mantenidos entre dos partes que se consideran iguales entre sí. En los casos de acoso escolar puede contribuir a revictimizar al agredido.

Permitir espacios de cooperación: no se trata de forzar vínculos entre jóvenes, sino de darles lugares para reconocerse en sus diferencias.