Adrián Lirman: talento y generosidad
Esta es una invitación para adentrarse en la vida de Adrián Lirman quien, en colaboración con la escritora Lucila Cornejo, cuenta en el libro “Ser Artista” su historia.
Adrián Lirman es un artista plástico argentino de 56 años, cuya sólida formación le permitió ser exitoso tanto aquí como en el exterior. De una familia con madre pianista y padre dibujante, su inclinación por el arte comienza a temprana edad absorbiendo ambas vertientes. Es desde siempre artista plástico y músico. “Dain Usina Cultural” Nicaragua 4899 – CABA es un bellísimo espacio dedicado al libro y la cultura en general, es también el sello editorial de “Ser Artista” cuya presentación tuvo lugar días atrás, en forma simultánea a una exhibición de sus obras.
El libro comienza cuando su vida se fractura en el momento en que muere su madre. La descripción es rápida, está el dolor, tendrá la visión lúcida instantánea sobre el acontecimiento y las consecuencias sobre sí mismo y sus hermanos. Tenía apenas quince años. Surge la fragmentación, la disgregación, la recomposición de su universo familiar. De allí en más esa ausencia será presencia en toda su vida y su arte. Abordará el mundo desde sí mismo, desde su propio centro sin desintegrarse, muy joven y teniendo claro que quería hacer.
A partir de allí 22 breves capítulos cuentan, en primera persona, toda su vida hasta hoy. Al leer el desarrollo del relato pienso en una orquesta de cámara. Lucila Cornejo es envolvente con su tono literario enlazando, con talento, los diferentes acontecimientos. Son recuerdos de hechos, circunstancias, experiencias con personas queridas, entrañables y también con figuras extravagantes del mercado de arte.
La emoción siempre estará presente y habrá gratitud con los grandes maestros como Armando Sapia o Pérez Celis entre otros. Así como el recuerdo de su interés por conocer a Vito Campanella, quien le hizo ver, ante su asombro, que se puede pintar por encargo.
Su carrera se acelera después de exponer por primera vez en la Galería Lagard en 1990. Podremos leer sobre los innumerables viajes exponiendo en Chicago, Miami y Nueva York, Los Ángeles, Bruselas, Tokio y Taipéi entre otros. Hay una especial descripción de su período en Roma con su mujer La artista Paula Caradonti y las intrincadas vicisitudes vividas por ambos para lograr salir adelante, cosa que obtuvo pintando y exponiendo para la Galería Ulisse.
Adrían Lirman muestra en Dain Usina Cultural. ¡Mirá el video!
Vendrán los hijos, las mudanzas más experiencias y un siempre de a dos hasta hoy
Explica cómo vive el arte, sin tratar de complacer a nadie, ese algo que se desarrolla frente a una superficie en blanco sobre la cual lanzará sus emociones y luego aplicará la sabiduría de la técnica para concluirlas. Dice que el arte es sanador, ya sea pintando, siendo actor o cualquier vertiente del mismo. El y Paula siempre dieron clases, la docencia en el arte es fundamental para ellos, y la consideran un servicio. Hay una actitud de entrega, de compartir y ayudar al otro a través del arte.
Sus obras recorren todo el andarivel que va desde la más exquisita figuración hasta la abstracción absoluta, esto implica un manejo muy acabado del dibujo y las múltiples técnicas de la pintura. A lo que se agrega un gran poder de observación, y como me dijera una vez, hace mucho tiempo en mi juventud, el recordado y genial escultor Mario Arrigutti: “Si usted quiere alejarse de la naturaleza, primero tiene que acercarse a ella”.
Hay una peculiaridad en la obra de Adrián, y es un personaje que se repite y habita su pintura: “La Reina”. En 2013 pinta la primera (2m x 1,20m) piensa desecharla, pero algo en esa figura lo retiene (la historia y su magia se cuenta muy bien en el libro), la obra se vende rápidamente en “Arte BA”, a raíz de lo cual hace una serie que llamará “Nueve Reinas”, también se vende completa y al instante. De allí en más, según relata, las “Reinas” tendrán vida propia, serán solicitadas y comienzan trabajos por encargo. Al comienzo tienen la particularidad de tener los ojos cerrados y están fundidas en negro, luego esto cambiará. También tiene una gran cantidad de obras abstractas, pintadas en tamaños muy grandes, muchas vendidas en el exterior.
Algo más surge de la lectura del libro y es que Adrián, durante toda su vida, tuvo una conexión especial que se explica con la definición que Carl Jung dice de la sincronicidad, y que son aquellos eventos significativos, esas coincidencias que no se pueden explicar como causa-efecto, sino que son manifestaciones de un orden más profundo en el universo. Agregamos con Dios o como cada quien, según sus creencias, quiera interpretarlo. Podríamos también decir que es una conexión con nuestra supraconciencia. A mí me sucede a menudo, lo que no supe hasta leer el libro y cruzar pocas palabras con Adrián, después de muchos años sin vernos, es que también le pasa y mucho, de hecho fuimos protagonistas de algo inverosímil que él cuenta en el capítulo “la obra circular”, claro que para saber de qué se trata, tendrán que leer el libro.