La innovadora apuesta artística para disfrutar en Buenos Aires
Equipos de las artes visuales de la Universidad del Salvador se erigen como punta de lanza en la vanguardia artística argentina.
La Universidad del Salvador (USAL), con el auspicio de la Embajada de Georgia en Argentina, abrirá las puertas de su nuevo espacio “La Casa de las Artes Cristina Santander” para albergar la muestra “Universos Convergentes” del artista georgiano-argentino Gotcha Gaios, cuyo enfoque artístico es novedoso e inusitado.
Dotado de una capacidad de producción notable y una creatividad desbordante captó rápidamente el interés de destacadas figuras del ámbito académico de las artes, quienes han dedicado un profundo análisis de su trabajo. En ocasión de esta exposición las catedráticas María del Carmen Magaz junto a Jorgelina Gilotti y Andrea Tettamanti, equipo curatorial de la USAL, han desarrollado un texto, que reproducimos a continuación y que abarca minuciosamente todos los aspectos de la obra del artista
En Universos Convergentes, Gotcha Gaios realiza un trabajo creativo de posproducción en un proceso de invención único e irrepetible. El universo de la literatura los libros, documentos, cartas, y escritos constituyen la materia prima de sus obras. Se apropia del libro, lo deshoja, interviene y reescribe con grafías, signos, símbolos e ideogramas pertenecientes al universo de las artes visuales. La convergencia de estos dos mundos es el leit motiv de sus obras. Convergencia espontánea, fortuita, imprevista, que desvanece las fronteras y los límites que se vuelven exponencialmente borrosos en un desplazamiento o anulación de los paradigmas de la humanidad. Ambos universos se sincretizan por medio del automatismo psíquico, de las pulsiones e impulsos del artista, que devienen en sintagmas que rodean al núcleo central: el caos.
Como amanuense medieval Gaios sobrescribe los textos y, en cada hoja, coloca su ex libris convirtiendo estas páginas en una narrativa visual que pretende compendiar la historia del ser humano. Surge una nueva lengua indescifrable que, quizás, se origine en el idioma georgiano, pero que a través de la trayectoria del artista se transforma en una panlengua, en una lengua asémica en la que cada espectador leerá e interpretará nuevos escenarios e historias que remitirán solamente a la mirada de quien intenta descifrarla. El fuego también forma parte de sus obras. El papel es quemado produciendo cenizas y orificios que emulan agujeros negros que nos atraen como los cantos de las sirenas a Ulises. Allí se custodia la información, los sentimientos, las pasiones en un holograma de varias dimensiones que, por la simultaneidad dimensional, pueden coexistir en el mismo espacio-tiempo.
Su búsqueda remite al ontos, a la esencia de lo humano en relación al tiempo o a infinitas series de tiempos. El espectador puede imaginar las guerras, las bibliotecas incendiadas y perdidas, la historia olvidada, la invisibilidad social y múltiples realidades basadas en conceptos de la física cuántica. Asimismo, podría experimentar el punctum al que Rolland Barthes describe como una punzada que atraviesa el corazón del receptor. La teoría del todo se cristaliza en cada una de sus páginas intervenidas.
Presentamos parte de sus obras conformando imaginarias series de Fibonacci cuyas secuencias numéricas utilizaron Leonardo, Velázquez y tantos otros. Dicha proporción aurea intenta, sin lograrlo, constituir un nuevo índice de libros oníricos que nos arrastran, en sus movimientos espiralados hacia el laberinto borgiano, del cual no podremos salir, porque éste es infinito y será nuestra prisión esencial, nuestra conciencia, todo nuestro ser.
En espacio expandido el papel avanza sin orden hacia un punto del infinito al que intenta acercarse infructuosamente. En la misma sintonía La búsqueda del espacio se encuentra suspendida en un ambiente teñido de rojo y genera un movimiento envolvente, impulsado por quienes la recorren en derredor y tratan de desentrañar las claves de los enigmas que nos propone. Las vibraciones musicales coadyuvan al cientismo que se genera.
Sus libros de artista también remiten al libro como origen de sus creaciones, pero sin un único anclaje de sentido válido. El significado debe ser elaborado activamente por el espectador a través de una secuencia inquisitiva, con más preguntas que respuestas, proceso por el cual, quizás, se puedan imaginar nuevas realidades en las que la utopía renazca de las cenizas y el desencanto.
La inauguración de “La Casa de las Artes Cristina Santander” se realizará este miércoles 14 de agosto a las 18 en Junín 1321, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.