La historia de la docente que dejó la Argentina con su familia para ejercer en los EE.UU.
Cecilia Camarero estudió y ejerció como docente en Río Negro, pero sus ganas de viajar la llevaron a arriesgar todo y emigrar a Carolina del Norte, donde es una "embajadora de nuestra cultura".
El impulso de viajar brotaba desde el interior de Cecilia Camarero cuando recibió la propuesta que cambiaría su vida. La docente, oriunda de la ciudad de Cipolletti, en Río Negro, siempre deseó vivir una experiencia en el exterior, a pesar del amor que siente por sus raíces y la gente que la rodea. Tras casarse y tener dos hijos, obtuvo la oferta que tanto esperó: viajar a los Estados Unidos junto a su familia para enseñar las costumbres argentinas que tanto aprecia.
Participate Learning es el programa que le abriría, a Cecilia, como a miles de docentes argentinas, las puertas para viajar, conectando su profesión y sus raíces con el deseo de explorar otra cultura en familia. “El Programa es una iniciativa que cuenta con el aval del Departamento de Estado de los Estados Unidos y que, gracias a su convenio con universidades norteamericanas, les permite a los educadores postular y cursar su maestría mientras se desempeñan como profesores fuera de su país”, explicó Ronald Ramírez, Gerente de Reclutamiento Internacional de Participate Learning para Latinoamérica.
Durante tres años, y con posibilidad de extender otros dos más, docentes de varios países pueden ir a enseñar español, ciencias sociales, matemáticas -entre otras especialidades- a las escuelas públicas de los estados de Carolina del Norte, Carolina del Sur y/o Virginia. Las autoridades del programa Participate Learning se encargan de reclutar a los educadores interesados, informarlos, pagarles el primer vuelo, hacer el trámite del visado, otorgarles cobertura médica y les ofrecen préstamos y orientación en caso de ser necesario, durante los primeros meses de su viaje. Además, el sueldo anual prometido suele oscilar entre los US$35.000 y los US$55.000.
La experiencia de Cecilia Camarero como docente en Carolina del Norte
“Desde chica me interesó esto de los intercambios culturales, pero nunca lo pude concretar. Después de que me recibí de profesora de inglés en la Universidad Nacional del Comahue, en General Roca, Río Negro, fue algo que empezó a resonar en mí con más fuerza”, contó Camarero en diálogo con MDZ, y reveló: “Con el tiempo, con mi esposo empezamos a buscar y encontré el programa a través de internet”.
Todo lo que ofrecía el programa parecía idílico para Cecilia, que prefirió sacarse las dudas con una profesora amiga, también argentina, que ya había tenido la experiencia de enseñar en el exterior. “Ella me ayudó muchísimo en todas las dudas que uno tiene, más que nada, cuando venís con hijos. Lo primero en lo que uno piensa es en que ellos estén bien, que ellos se adapten, más allá de que uno tiene que hacer todo un proceso. Ella también tenía dos chicos acá y me compartió una experiencia súper linda, así que apliqué y pasé la primera entrevista”, compartió la profesional rionegrina.
La aventura, como ella le dice, estaba a punto de concretarse cuando la pandemia por el Coronavirus hizo que el mundo se detuviera por unos meses, y que su meta se postergara. “Todo ese año fue durísimo porque yo apliqué en diciembre -de 2019- pensando que me venía -a EE.UU.- en agosto del año siguiente y no fue así. En el medio vino mi bebé, Roma, que ahora tiene tres años”, relató Camarero. Pero la espera no fue tan larga. Solo un año más bastó para que toda la familia pudiera hacer sus sueños realidad: “Viajamos los cuatro en junio del 2021. Roma tenía cinco meses y Luca, su primer hijo, en ese momento tenía diez años”.
“Yo siempre digo que, si yo pude hacerlo con la bebé de cinco meses, se puede. Es difícil adaptarse, porque es otro sistema educativo que, a nivel profesional y a nivel personal representa un gran cambio. Pero está buenísima la experiencia”, destacó Cecilia, haciendo hincapié en lo agradecida que se siente de haber podido vivir lo que siempre deseó, acompañada de sus personas favoritas, que también se adaptaron al nuevo hogar. Su hijo se hizo nuevas amistades y ya es bilingüe, mientras que su esposo obtuvo el permiso de trabajo -gracias a la visa J1- que le posibilitó trabajar en una fábrica.
Al llegar, se sintió contenida por el personal de la institución que la recibió con los brazos abiertos, respuestas a sus preguntas y toda la ayuda necesaria. Hasta conseguir dónde vivir de forma estable, se quedaron en un hotel -cubierto por el programa-. Y solo pasaron dos semanas para iniciar su trabajo, mientras tenía capacitaciones y se acomodaba con los suyos en la comunidad. “Contás con el soporte de un docente que ya está acá, y que te ayuda a buscar tu casa, a poder tener tu vehículo, adaptarte en lo que es esa transición. Porque, al principio, llegás con una o dos valijas y tenés que sacar tu licencia de conducir y otros trámites que son necesarios para arrancar tu vida acá”, se sinceró y profundizó: “La gente que ya está acá se convierte en tu familia. Mis compañeras del programa me han cuidado a mi gorda cuando he tenido que hacer cosas. Son como las tías”.
Cómo es el intercambio de culturas entre sus estudiantes
La docente, que obtuvo el puesto de teacher del año en este ciclo lectivo, habla del cuerpo docente extranjero en los Estados Unidos como “embajadoras de nuestra cultura”. Es que cada profesional se encarga de enseñar las costumbres y tradiciones de su país, además del idioma o de una cátedra particular. Y eso es lo que más les atrae, y divierte, a los estudiantes que intercambian conocimiento con sus profesoras.
“Siempre vamos a un restaurante que está acá cerca, que vende empanadas y cositas tradicionales de Argentina, como chocotorta, alfajor de dulce leche. Entonces uno va mechando el contenido, el vocabulario y toda la gramática con un contexto cultural. Ellos saben lo que es un asado”, confió con orgullo argentino Cecilia, además de asegurar que sus alumnos quedaron fascinados con el dulce de leche: “Cada vez que pasa algo y queremos celebrar, hacemos algo con dulce de leche. A ellos les encanta”.
Asimismo, el intercambio cultural traspasa barreras de tiempo y espacio, con las videollamadas en vivo. La docente se conecta, desde su clase en Estados Unidos con sus colegas rionegrinas para que los estudiantes de cada una se puedan conocer y aprender de su idioma.
En las vacaciones de verano, que coinciden con el invierno argentino, la familia regresó a su Argentina natal para visitar a sus seres queridos, disfrutando de cada abrazo y cada encuentro como si fuera la primera vez en mucho tiempo. Eso sí, tuvo la fortuna de que su padre y su hermana -también viajera- la visitaran en los Estados Unidos, acortando el tiempo y la distancia.
Y, si bien se siente más que agradecida con la posibilidad de hacer este viaje, Cecilia sabe que sus raíces están en el sur del continente, por lo que, luego de extender por los últimos dos años que avala el programa, regresarán todos juntos a su Argentina natal. “Extraño todo. Sé que estamos viviendo la experiencia y está buenísima, pero hay ciertas cositas que se extrañan. Pensar que estoy de paso me hace siempre estar activa, disfrutar y no extrañar tanto. Es una oportunidad de conocer lugares, de viajar”, analizó.
“Crecí. Aprendí habilidades para la vida. Aprendí a adaptarte a lugares, a personas, a situaciones. Yo no soy la misma que llegó acá, a nivel positivo. Me llevo una mente abierta, no solo para mí, sino para toda mi familia, que eso es lo más rico de poder hacerlo. Siempre rescato eso porque a veces uno piensa que, por tener familia no se puede; y, no es fácil, pero se puede”, concluyó Cecilia, con mucho orgullo y gratitud por haber podido llegar tan lejos.
Requisitos para aplicar
- Pueden aplicar docentes con experiencia en primaria, nivel secundario y/o terciario.
- Buen nivel de inglés
- Al momento de aplicar, el docente debe estar dando clases, en su país, a estudiantes entre los 5 a los 18 años
- Tener licencia de conducir
- Llenar un formulario en el sitio web de Participate Learning