El David de Miguel Ángel en la capital chaqueña
El miércoles fue el Día Mundial del Escultor y se inauguró en Resistencia una réplica de la escultura del maestro renacentista que es reconocida como la obra cumbre a nivel universal de esa disciplina
El David de Miguel Ángel fue emplazado en el Parque Dos de Febrero, epicentro de la Bienal de Escultura y se ha de constituir en un hito para la ciudad de Resistencia, que desde 2006 es la capital nacional de la escultura.
La identificación de la ciudad capital del Chaco con la actividad tiene su origen remoto en el Fogón de los Arrieros, su sostén en la Fundación Urunday y la idea de poseer su propio David como impulsor, al escultor Fabriciano Gómez y, a su muerte a Jose
Edman.

Actualmente la ciudad cuenta con 670 esculturas en espacios públicos y el parque que ahora luce al Gigante de Miguel Ángel (7.2 metros de altura, incluida la base) presenta 65 obras.
El Origen.
Antes de la pandemia, tras algún contacto con la Accademia de Firenze, que no prosperó, dónde está expuesto el mármol original de la obra, los impulsores se dirigieron al El Museo de Calcos y Escultura Comparada "Ernesto de La Cárcova, aledaño a la Reserva ecológica de Buenos Aires".

En el mismo, entre cientos de obras que reproducen lo más importante de la historia de la escultura universal, se encuentra un David en yeso del mismo tamaño del original. No es muy clara la procedencia de dicha obra. En una época en que era común que
los propios museos reprodujeran sus piezas fundamentales con fines didácticos, De la Cárcova adquirió en Europa muchos de los yesos que hoy pertenecen al museo, sin embargo no hay documentación que el David sea uno de ellos. Pareciera, en cambio
que se trata de una donación de un Instituto Italiano de Cultura, de alrededor de 1910.

La dirección del Museo dio favorable acogida a la iniciativa chaqueña a condición que el yeso (un material frágil) no sufriera deterioro alguno. Ello fue posible gracias a la tecnología disponible. Mediante un scanner tridimensional se obtuvo una imagen digital perfecta que luego se imprimió en 3D. Todo esto sin ni siquiera tocar el yeso del museo.

La impresión se hizo en partes (alrededor de cien) en un material biodegradable llamado PLA, que entra a la impresora en forma de hilo (filamento). Luego se rearma el conjunto que reproduce al milímetro el volumen copiado. A partir de ese modelo se hace la pieza final que cuenta con una estructura de rigidización interior y una cubertura exterior de fibra de vidrio y resinas del tipo de las
utilizadas en la fabricación de lanchas y barcos deportivos. La coloración puede variar dependiendo el material que se imita.
El resultado es asombroso y la escultura es apta para ser colocada a la intemperie.
Se afirma que puede durar más de un siglo. Hasta acá una iniciativa encomiable con un resultado magnífico. Hay sin embargo una sombra que, por remediable no podemos obviar. Ya, un año atrás nos ocupamos al tema de derecho de autor justamente a raíz de un fallo de un tribunal de Firenze penalizando la utilización abusiva del propio David.
Frente a ese antecedente y fundamentalmente para no empañar el espíritu del emprendimiento, que no dudo incluye un ferviente homenaje a Miguel Ángel, como cenit de la Escultura, es que sugeriría cambiar la identificación “David del Chaco” que figura en el pedestal de la obra emplazada.
* Carlos María Pinasco es consultor de arte.
carlosmpinasco@gmail.com

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