La familia como escudo protector
Es una estructura social que se construye a partir de un proceso que genera vínculos entre sus miembros.
¿Cómo construir ambientes protectores? Nadie escapa de esta palabra familia, para algunos dulce sonido para otros no tanto.
En la actualidad nos encontramos debatiendo sus multiestructuras pero
- ¿Qué hace que una familia sea protectora o expulsora?
- ¿Tenemos ganas de estar en casa o preferimos llenarnos de actividades?
- ¿Podemos decir que nuestro hogar es un lugar donde nos sentimos seguros?
Un ambiente seguro es aquel en el que las personas encuentran: afecto, cuidado, protección, posibilidades de desarrollo intelectual, emocional, moral y espiritual. El hogar, la escuela y la comunidad, constituyen el ambiente en el que niñas, niños y jóvenes se desarrollan. Para que estos espacios sean ambientes protectores se requiere que los adultos compartan la misión de proteger y de prevenir riesgos.

La familia protectora tiene un papel importante en la estructura social y emocional de sus miembros, actuando como el pilar principal en el desarrollo de las personas desde la infancia hasta la adultez. Cuando hablamos de "familia protectora", nos referimos a un entorno familiar que brinda soporte, seguridad, amor y guía, factores claves para un desarrollo sano.
Una familia protectora fortalece la resiliencia de sus miembros, permitiéndoles enfrentar efectivamente las adversidades y los desafíos que la vida presenta. En ella, se aprenden las primeras lecciones de cooperación, resolución de conflictos, y se
establecen los cimientos de la autoestima y la identidad personal.
La importancia de una familia protectora también se evidencia en su papel como mediadora entre el individuo y la sociedad. La familia inculca valores, normas y expectativas sociales, preparando a sus miembros para que se integren y contribuyan de
manera positiva a la comunidad más amplia. Asimismo, dentro del núcleo familiar, los individuos suelen encontrar su primer
referente de seguridad emocional.

El amor incondicional y el apoyo que se brindan mutuamente contribuyen a generar un sentido de pertenencia y comunidad, elementos esenciales para el bienestar integral. Sin embargo, es importante destacar que no todas las familias cumplen con este ideal de protección debido a múltiples factores, incluyendo problemas socioeconómicos, trastornos mentales, adicciones, entre otros. Por ello, el concepto de familia protectora también se extiende a otras formas de agrupaciones familiares, como las familias
adoptivas, los hogares de acogida o las comunidades que asumen el rol de apoyo y protección.
La familia protectora es esencial para el desenvolvimiento y equilibrio emocional de sus miembros; es la base desde la cual se construyen la confianza básica y las habilidades para navegar en un mundo complejo y en constante cambio. Su ausencia o
debilidad puede tener repercusiones serias en la salud mental y física de las personas, de allí la importancia de fortalecer estas estructuras y de proveer apoyo cuando estas se encuentran en situaciones de riesgo.
Las familias protectoras son aquellas donde los adultos se comprometen en proteger los derechos de todos los integrantes (personas mayores incluidos) e identificar situaciones de riesgo y pensar estrategias para prevenir o superar conductas nocivas o
expulsoras dentro de las familias, pero sabemos que para que esto suceda debemos ser honestos y revisar nuestros escudos, nuestros vínculos, nuestras responsabilidades, nuestro protagonismo.
La familia hoy se enfrenta a una serie de riesgos como: adicciones, violencias, depresión, abusos; embarazos no deseados, trastornos alimenticios, el uso y abuso de las tecnologías y su impacto en las dinámicas familiares ciberbulling, grooming, sexteen, son producto de un conjunto de factores de riesgo personales, familiares, escolares, sociales y comunitarios. A pesar de esto el mayor riesgo que sufren las familias hoy es la indiferencia ante lo que les pasa, la falta de recursos internos muchas veces las imposibilita para reaccionar de manera acertada.
Enfrentar una crisis puede ser especialmente desafiante para familias que pueden haberse vuelto indiferentes a lo largo del tiempo. Algunos consejos para ayudar a superar una crisis:
- Comunicación abierta: fomenta conversaciones honestas y abiertas sobre la crisis. Anima a todos los miembros de la familia a expresar sus preocupaciones y sentimientos.
- Apoyo mutuo: incentiva a los miembros de la familia a apoyarse mutuamente durante la crisis. Alienta la empatía y el entendimiento entre todos los miembros.
- Buscar ayuda externa si es necesario: si la crisis es abrumadora, anima a la familia a buscar ayuda profesional o comunitaria. A veces, un terapeuta familiar o asesor puede ayudar a facilitar conversaciones importantes.

Para fortalecer nuestro escudo familiar debemos repensar
A nivel individual, auto conocernos para desarrollar una autoestima correcta, asertividad, resistencia a la presión y gestión de las emociones.
A nivel familiar, fortalecer hábitos y construir estilos de vida saludables compartidos, establecer límites claros; fomentar la empatía, crear espacios de diálogos seguros, evaluar estilos de comunicación entre padres e hijos, de manera que puedan hablar sobre lo que sienten y lo que piensan.
A modo de conclusión final te desafío a realizar estas preguntas que te ayudaran a tomar mayor conciencia:
- ¿Para qué sirve un escudo y como lo puedo aplicar a mi familia?
- ¿Qué fortalezas y debilidades puedo encontrar en mi familia?
- ¿Puedo identificar situaciones que pongan en riesgo a mi familia?
- ¿Puedo identificar oportunidades beneficiosas para mi familia?
- ¿Puedo pedir ayuda si fuera necesario?
Y entonces como está tú escudo protector familiar...
* Gisela Mater. Especialista en talleres y charlas. Licenciada en Ciencias de la familia. Técnica Superior en orientación familiar. Coaching ontológico - familiar.
Instagram: @giselalilianamater

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