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Se recibió a los 41 y ahora está entre las mejores profesoras del país

Carina Morales nació en una villa de Las Heras y a los 13 años abandonó la escuela. Fue vendedora ambulante y volvió a estudiar de grande. En solo 6 años de docencia ya está entre los mejores del país.

Gabriela Sánchez
Gabriela Sánchez jueves, 31 de octubre de 2024 · 07:00 hs
Se recibió a los 41 y ahora está entre las mejores profesoras del país
Carina Morales jugando, enseñando y aprendiendo en el aula con sus alumnos. Foto: Rodrigo D'Angelo / MDZ

Se abre la puerta y lo primero que uno ve es su sonrisa amplia, despreocupada, genuina que invade toda el aula y contagia buen humor. En pocos minutos despliega su arsenal informático: acomoda el proyector, conecta la computadora y si hace falta convierte su celular personal en un router con wi-fi para todos.

No grita, no juzga, no prohíbe. Entre selfies y risas acomoda los bancos en semicírculo y se sienta entre los estudiantes del Cebja 3-201 Sub. Hugo Alberto Lépez. Leen, los invita a jugar, entre todos eligen los posibles finales del cuento interactivo que hasta reproduce cánticos del Mundial de fútbol. 

Nada atrás de sus gestos tímidos y su voz suave da pistas de que ejerce la docencia desde hace menos de una década. Mucho menos, permiten leer su historia y el recorrido para llegar a sostener el título de profesora de Lengua en su mano a los 41 años y ahora estar entre un selecto grupo de profesores destacados de todo el país.

Para Carina Morales, los últimos meses desde que quedó seleccionada en el premio Clarín-Zurich "Docentes que Inspiran" han sido como una ola llena de emociones y afecto que la envuelve. Siguiendo la misma analogía, la lasherina de 48 años está pudiendo surfear la cresta de la ola después de haber navegado -y en muchas ocasiones naufragado- en mar abierto. 

Entrevista completa a Carina Morales, la profesora finalista de "Docentes que inspiran"

"Siempre leí mucho", repite revelando el secreto de su éxito. La lectura la mantuvo activa, le permitió conocer otros mundos, le dio las herramientas para convertirse en una excelente oradora y cuando se dio cuenta que podía transmitir lo que aprendía leyendo, decidió estudiar para enseñar.

-¿Por qué te recibiste a los 41 años?
-A los 13 tuve que dejar la escuela y salir a trabajar.

Y esa es solo la punta del iceberg. Carina Morales vivió sus primeros años de vida en Panquehua, en un vagón de tren abandonado. Para buscar agua tenía que caminar unas 10 cuadras hasta los baños y unas piletas que había instalado la municipalidad para asistir a las familias que integraban el improvisado asentamiento. 

Carina Morales en el aula que decoraron con sus alumnos. (Rodrigo D'Angelo / MDZ)

Años después, sus padres recibieron una casa en el Barrio 30 de Octubre y su vida cambió por completo. "La primera vez que abrí la canilla y salió agua caliente, lloré", recuerda con los ojos empañados. 

Todo parecía que iba a mejorar pero las necesidades económicas se acentuaron y tuvo que abandonar la secundaria para sumarse a las filas de vendedores ambulantes que recorrían las calles en los '90.

Vendía pastelitos dulces junto a su mamá en el Parque San Martín, en la municipalidad de Las Heras y por las calles de los barrios. En el medio fue empleada doméstica, cuidadora de enfermos y aceptó cualquier trabajo que le ayudara a sostener su hogar. En sus tiempos libres su refugio fue la iglesia donde empezó a ensayar sus primeras clases predicando la Biblia junto a otros hermanos Testigos de Jehová. 

Carina Morales escoltada por una computadora y el celular como herramientas de trabajo. Foto: Rodrigo D'Angelo / MDZ

En esa rutina vivió casi 20 años hasta que conoció al que actualmente es su esposo y juntos empezaron a crecer económicamente hasta tener su propia panadería, pero las aguas calmadas no duraron mucho tiempo. La mamá de Carina Morales se enfermó y su vida dio un vuelco rotundo. Se pasaba los días enteros en el hospital, los tratamientos y médicos se llevaron los ahorros y casi sin darse cuenta estaba nuevamente en una marejada de apremios económicos. No era la primera vez que naufragaba, pero esta vez no estaba sola. Su compañero y sus amigas la alentaron a estudiar. 

"Soy hija de la educación para adultos", se enorgullece. Terminó la secundaria en un Cens y se anotó en el Normal. Su vida se convirtió en un espiral sin fin en el que cursaba, acompañaba a su mamá, cuidaba enfermos, horneaba panes y estudiaba. Con mucho esfuerzo se presentó en todas las mesas de examen y fue la primera de su cohorte en recibirse.

Carina Morales da clases desde hace 6 años. Foto: Rodrigo D'Angelo / MDZ

Tener el título fue un antes y un después. Por ahora, Carina Morales tiene 18 horas como suplente y espera algún día titularizar aunque sabe que está muy lejos de los puntajes de otras docentes que le ganan por décadas al frente de un aula no pierde la esperanza.

Juegos y programación para enseñar Lengua

Carina Morales quedó seleccionada entre 2.100 docentes de todo el país por su dedicación y creatividad en el aula. Además, los organizadores del premio tuvieron en cuenta el impacto positivo en la comunidad y en el desarrollo académico de los estudiantes.

Pero, ¿qué hace Carina Morales en el aula que la distingue del resto? Desde que se recibió nunca dejó de perfeccionarse y uno de los primeros cursos que tomó fue uno gratuito de gamificación -técnica de aprendizaje que traslada la mecánica de los juegos al ámbito educativo- en la Biblioteca San Martín. Después aprendió programación y le dio vuelo a su imaginación.

Carina Morales utiliza todos los medios tecnológicos disponibles (teléfonos, plataformas digitales, redes sociales e inteligencia artificial, entre otras) para que sus alumnos aprendan. Así logra que sus clases sean atractivas y los chicos se abran a escribir o contar historias. Entre sus proyectos están "A la caza de literaudios", "La Espada y la Tinta", historietas digitales, antologías, libros interactivos y juegos educacionales. Además, tiene una página de Facebook donde comparte todo el material que utiliza en las clases. 

Carina Morales quedó entre los 6 finalistas del premio Clarín-Zurich "Docentes que Inspiran". Ahora, un jurado, integrado por personas reconocidas del ámbito académico, científico y de ONG’s de educación elegirá al Docente Inspirador del Año. El ganador recibirá un premio de $10.000.000. Además, habrá dos menciones especiales que recibirán $3.000.000 cada una.

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