Salud mental

Por qué algunas personas se deprimen durante el verano y qué es el Trastorno Afectivo Estacional

La psicoanalista Maria Sol Catera indica que hay ciertas causas psicológicas y sociales que favorecen la presencia de un cuadro depresivo durante el verano e indica cómo solucionarlo.

Chiara Perin sábado, 20 de enero de 2024 · 07:09 hs
Por qué algunas personas se deprimen durante el verano y qué es el Trastorno Afectivo Estacional
La OMS estima que, en todo el mundo, el 5% de los adultos padecen depresión. Foto: Archivo

El verano es retratado como una época diversión y felicidad. Sin embargo, hay muchas personas alrededor del mundo que sufren de cuadros depresivos u otras condiciones de salud mental durante esta temporada en particular.

Según la psicoanalista Maria Sol Catera (MN 56307), la depresión es un estado de apatía, tristeza, pesar y a veces abandono. Agrega: “Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se trata de un trastorno mental frecuente, que afecta a más de 300 millones de personas en el mundo, es la principal causa mundial de discapacidad y contribuye de forma muy importante a la carga mundial de morbilidad (la proporción de enfermedad en una población)”.

Explica que el otoño y el invierno son las estaciones de la depresión por excelencia, debido a la reducción de luz solar, el incremento de lluvias, las bajas temperaturas y otros factores estacionales. Suele ser menos habitual durante el verano debido a que la luz solar activa al organismo mediante la producción de serotonina, una de las hormonas responsables de la felicidad. No obstante, eso no significa que no exista melancolía y tristeza durante el verano, pues hay distintas variables que van más allá de las condiciones climáticas. 

La presión de pasarla bien

La experta comenta que el verano es la época del año que culturalmente se asocia con la felicidad y el disfrute, por lo que suele haber una presión social por pasarlo bien. Sin embargo, hay quienes les cuesta imaginarse disfrutando. Si bien hay componentes genéticos que pueden predisponer a la depresión, aclaró que no se puede reducir la causa solo a lo biológico, pues hay circunstancias externas (como temas económicos, el desempleo, los duelos o los conflictos) que también aumentan el riesgo de padecer este trastorno.

“Muchos autores sostienen que la depresión es el ‘mal del siglo XXI’, producto del estrés, del hastío y de la falta de ideales de la sociedad contemporánea. Hay informes que la consideran una verdadera ‘enfermedad social’ o incluso afirman que tras la sociedad industrial y la del ocio ha llegado la ‘sociedad depresiva’”, explica Catera. 

La depresión suele afectar más a la mujer que al hombre, según indica la OMS.

Por ende, si se considera el poder de la presión sociocultural que promulga la idea de “pasarla bien” en determinadas épocas del año, es comprensible que aquellas personas atravesando situaciones de sufrimiento o cuadros depresivos, se vean particularmente afectadas. 

A su vez, el acceso a las redes sociales y otras vías de comunicación constantes fomenta la comparación social, es decir, la evaluación de los comportamientos, opiniones y habilidades propias a partir de lo que hacen los demás. En este caso, ver que el resto se está divirtiendo y que uno no, puede empeorar la situación. 

La baja autoestima y la imagen corporal 

Otro factor a tener en cuenta, también vinculado con la comparación social, es la baja autoestima y el rol de la imagen corporal. Según la psicoanalista, esto último es la representación del cuerpo que cada persona construye en su mente, es la manera en que uno se percibe y siente respecto a su físico. 

Esta imagen que uno construye se ve influenciada por la cultura y la sociedad. Como ya se discute hace años, los medios de comunicación y las redes sociales ofrecen un continuo bombardeo de imágenes idealizadas y sostienen estereotipos de belleza inalcanzables. Esta comparación puede generar frustración, y sobre todo en quienes están atravesando algún episodio o cuadro depresivo. 

La presión social repercute en el autoestima y la imagen corporal de cada uno.

Durante el verano, esta situación podría llegar a empeorar debido a que la comparación no se limita a los medios, sino que uno puede comparar su cuerpo con el de los demás en más ocasiones del día a día. La exposición es superior que en otras épocas del año debido a que, lógicamente, con las altas temperaturas uno tiende a usar menos cantidades de ropa, o a pasar el día en la playa o la pileta en un traje de baño. 

Según señaló Catera, muchas personas suelen sentirse incómodas en estas situaciones donde deben exponer su cuerpo y, como ya se mencionó, para aquellos que están pasando por un momento difícil puede ser peor.  

La soledad por las fiestas

En Argentina, el verano coincide con las fiestas de fin de año. La psicoanalista explica que, socialmente, estas se tienden a vincular con sentimientos positivos, de amor, de ilusión y de alegría. “Pero no necesariamente debe ser así para todos, es bastante común que para algunos sean fechas especialmente difíciles”, contrasta. 

Muchas personas experimentan sentimientos de soledad debido a diferentes factores. Por ejemplo, es frecuente una mayor tristeza en aquellas que han perdido a un ser querido, ya que la ausencia se hace más evidente. Asimismo, las fiestas también son otra instancia en la que uno “debería pasarlo bien”, por lo que se añade la presión social. 

El cambio en los hábitos y el estrés del cierre del año

Por último, el verano también coincide con el cierre del año. La experta explica que hoy se vive un mundo “altamente conflictivo” donde uno convive con la exigencia constante y una prisa por llegar. “No se sabe bien a dónde, pero tiene que ser de la forma más rápida posible”, comenta. A medida que se acerca el fin de año, esto se acentúa aún más y puede generar ansiedad y estrés.

Algunas exigencias comunes podrían ser: el cierre del año laboral, el fin del ciclo escolar (que para muchos padres implica estar más encima de sus hijos y para los jóvenes significa cerrar el año académico), los momentos previos a un viaje, el reencuentro con familiares, entre otros. Son todas situaciones que parecerían ser positivas, pero pueden significar una nueva carga de estrés. 

A su vez, se suman los cambios de hábitos que se dan con el comienzo de las vacaciones. Según Catera, para muchas personas que padecen de depresión, las rutinas implican contención. Los horarios laborales, las tareas cotidianas, el cuidado de otras personas como los hijos, implica una estructura que proporciona estabilidad y tranquilidad. Con el fin del año, estas rutinas se pausan y consigo los beneficios que traían. 

Trastorno Afectivo Estacional 

Junto con estos factores psicológicos y sociales, ciertos aspectos ambientales del verano podrían favorecer el desarrollo de un cuadro depresivo (por ejemplo, el exceso de luz o las temperaturas extremas). Existe un trastorno silencioso que afecta a ciertas personas durante estos meses: el Trastorno Afectivo Estacional (SAD, por sus siglas en inglés). Mayo Clinic lo define como un tipo de depresión, un trastorno de ánimo, relacionado con los cambios de estación que afecta a una persona por, en general, entre cuatro y cinco meses. 

La psicoanalista resalta que suele extenderse de los comienzos de otoño hasta finales de invierno, pero ciertas personas experimentan episodios depresivos durante la primavera y el verano, lo que se denomina “Trastorno Afectivo Estacional de patrón de verano”. Añade que es un tipo de depresión caracterizado por su patrón estacional recurrente. 

En la Argentina, una de cada tres personas presenta un problema de salud mental a partir de los 20 años, según el Ministerio de Salud.

El National Institute of Mental Health determina que algunos síntomas particulares del SAD de patrón de verano incluyen: tener dificultad para dormir (insomnio), tener falta de apetito (por lo que se puede observar pérdida de peso), sentirse inquieto y agitado, tener ansiedad, y/o experimentar episodios de conducta violenta.

En relación a las causas y tratamientos durante los meses más cálidos, aún queda mucho por investigar debido a que el número de personas que lo padecen es muy pequeño en comparación a durante el invierno y el otoño (significa el 10% del total de personas que sufren del SAD, aproximadamente).

Cuáles son los síntomas de la depresión y cómo puede tratarse

Para identificar si alguien cercano o si uno mismo está sufriendo de depresión, es conveniente prestar atención a los síntomas que conlleva la condición. La psicóloga dijo que esta se caracteriza por presentar: un descenso evidente en el estado de ánimo, pérdida de interés, descenso en la capacidad de disfrutar, y reducción de la energía que, como consecuencia, produce una disminución de la actividad. Todos estas señales se presentan durante un mínimo de dos semanas. 

Asimismo, añade que muchas personas con depresión padecen síntomas de ansiedad, alteraciones del sueño y del apetito, sentimientos de culpa y baja autoestima, dificultades de concentración e incluso síntomas sin explicación médica.

En cuanto a los más propensos a sufrir de esto, Catera indica que son quienes hayan pasado por circunstancias vitales adversas (desempleo, traumas psicológicos u otras causas). ¿Por qué? Porque esta condición es el resultado de interacciones complejas entre factores sociales, psicológicos y biológicos.

La depresión suele afectar más a la mujer que al hombre, pero nadie está exento, según indica la OMS.

Es indispensable recordar que la forma de afrontar estos síntomas es a través del diagnóstico realizado por un especialista tanto en psicología como en psiquiatría. Catera insiste en que solamente un experto podrá dar luz a lo que está sucediendo. Agrega: “A partir de ahí, la farmacoterapia y la psicoterapia son los pilares principales sobre los que construir la recuperación”. 

Por su parte, explica que la psicoterapia psicoanalítica ofrece el lugar para hablar del sufrimiento, de integrar los síntomas en una historia personal. “Ocurre entonces un pacto entre dos personas que, conscientes de sus límites y en un contexto de respeto mutuo, intentan encontrar juntas la mejor cura posible”, sostiene.

Este verano junto con el cuidado de la piel, la nutrición, y todos los aspectos de la salud física, es esencial cuidar la salud mental. La depresión es una condición real que afecta a varias personas alrededor del mundo, por ende no hay que asumir que las vacaciones de verano significan siempre felicidad.  

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