En tiempos de crisis, tips para cuidar el bolsillo en vacaciones

La crisis económica que vive el país provoca que los argentinos deban ahorrar lo máximo posible en la mayoría de los ítems. En este contexto inflacionario se da el verano: una época en donde aquellas personas que tienen la posibilidad, que hoy por hoy no representan la cantidad de turistas que existían años atrás, aprovechan para irse de vacaciones.

Esta afirmación la podemos argumentar con un dato concreto: según la consultora D'Alessio IROL, el 46% de la gente perteneciente a la clase media no tiene pensado irse de vacaciones en esta temporada 2024. Esta encuesta muestra números realmente preocupantes que reflejan la realidad argentina.

Es necesario que, quienes sí tengan la posibilidad de viajar durante este verano, adopten una serie de políticas que contribuirán a mitigar el impacto al bolsillo. Este conjunto de acciones a llevar a cabo podrían ser de gran ayuda para evitar grandes dolores de cabeza a futuro.

La primera gran medida es planificar un presupuesto diario. Prever los gastos que se puede llegar a tener en cada jornada contribuirá a que los números no se disparen, obstaculizando imprevistos que consecuentemente conlleven a almorzar y cenar arroz o fideos sobre el final de las vacaciones.

Otro buen consejo es evitar lugares lejanos. La crisis se traslada a precios de pasajes y de combustible, lo que hace inviable un viaje para quienes cuenten con bajo presupuesto. Es menester apelar a la inteligencia y sacarle el jugo a sitios más próximos a nuestro hogar.

Finalmente, un tip para quienes aún no hayan planificado nada y tengan la posibilidad de cambiar la fecha de las vacaciones es postergarlas para otro momento del año, preferentemente luego de julio, donde se estima que la inflación va a bajar y la crisis va a aliviarse aunque sea un poco.

Irse de vacaciones resulta un lujo en los tiempos que vivimos actualmente. Aquellos que tengan la oportunidad de hacer turismo en este inicio de 2024, deberán tomar las previsiones necesarias para que el presupuesto final no vuele por los aires y que termine siendo una pesadilla a largo plazo.