De la tragedia a la cima: la conmovedora historia de un sobreviviente del "Milagro de los Andes"
Eduardo Strauch es uno de los 16 sobrevivientes de aquella tragedia que marcó un hito en la Cordillera de los Andes. Su testimonio no sólo marca una historia, sino que continúa marcando un camino.
En el otoño de 1972, la Cordillera de los Andes se convirtió en el escenario de una odisea humana que desafió los límites de la supervivencia. Un avión de la Fuerza Aérea de Uruguay, con un equipo de rugby a bordo, se estrelló en las imponentes alturas, sumiendo a los pasajeros en un abismo de incertidumbre y desesperación. Los días se tornaron en semanas; las semanas parecían meses, mientras las familias de los desaparecidos aguardaban con el corazón en vilo, sin noticias de sus seres queridos. La crudeza de las condiciones extremas en las que se encontraban los sobrevivientes se volvía más palpable con cada día que pasaba.
En medio de la desolación y el aislamiento, la lucha por la supervivencia se transformó en una batalla contra la naturaleza y el tiempo. La escasez de alimentos llevó a decisiones desgarradoras, donde algunos de los náufragos, ante la falta de opciones, recurrieron al canibalismo para mantenerse con vida. La esperanza parecía un suspiro distante hasta que, finalmente, el 22 de diciembre de 1972, resonó un eco de redención. Dieciséis almas, emaciadas pero indomables, emergieron de las gélidas alturas andinas tras ser rescatadas. La epopeya de los sobrevivientes del vuelo 571 trascendió las páginas del tiempo, quedando grabada en la memoria colectiva como el "Milagro de los Andes". Una narrativa que, aunque teñida de tragedia, resalta la fortaleza humana y la capacidad de sobreponerse a las adversidades más desgarradoras.
Eduardo Strauch es uno de los sobrevivientes que integró "la sociedad de la nieve", terminología la cuál años más tarde fue utilizada para designar a una producción cinematográfica creada a fin de conmemorar la tragedia que tomó lugar en la Cordillera de los Andes. Él viajaba junto con tres primos, Fito Strauch (primo por parte de padre y madre), Daniel Fernández y Daniel Shaw (fallecido en el accidente). Luego de tres décadas, el andinista aseguró que "realmente siento que el Milagro de los Andes fue la última escala de mi otra vida y después empezó esta nueva vida".
A una corta edad protagonizó una historia que lo marcaría de por vida, en el medio de la hostilidad de la montaña debía aferrarse a sus compañeros con el fin de asegurar su supervivencia. La mayor dificultad ante la adversidad suele ser anteponerse a los pensamientos negativos, Strauch sostuvo que "el motivo principal, y el único te diría yo, por el cuál sobrevivimos fue por el amor a nuestra familia. Creo que si no fuera por eso todos nos habríamos dejado morir, era la solución más fácil, en muchos momentos tuvimos ganas de aflojar y morir. Sin la menor duda que el objetivo que teníamos todos era una especie de desesperación de llegar a casa y abrazar a nuestros seres queridos. Eso fue lo que nos salvó".
Otro condicionante que hacía aún más compleja la supervivencia fueron las bajas temperaturas en alta montaña, "lo que nos salvó de congelarnos fue que nos dábamos calor mutuo. Rápidamente hicimos una especie de manta con los forros de los asientos del avión y nos acurrucamos todos unos al lado de los otros. Éramos como cachorritos", comentó.
Al pasar de los días, llegó a sus organismos la fuerte angustia de necesitar saciar el hambre de sus cuerpos. La única carta que tenían a disposición fue recurrir al canibalismo: "Fue difícil en los primeros momentos tener que romper ese tabú de milenios. Sabíamos que la única manera de vivir era definir quién iba a ser alimento de quién, nos ofrecimos unos a otros, eso fue lo que convenció a muchos que no estaban convencidos por algunos temas religiosos o culturales. Obviamente que fue muy difícil, pero una vez que lo hicimos me sentí absolutamente tranquilo, jamás tuve ningún cargo de conciencia; pero cuando llegamos acá hubo un gran shock en el mundo. Nuestras familias no sabían cómo manejar la situación y entonces fueron ellos los que organizaron una conferencia de prensa para que inmediatamente dijéramos lo que había pasado antes de que la prensa amarilla siguiera explotando la noticia. Yo estuve siempre muy tranquilo, no tuve ninguna necesidad de explicarlo al mundo".
El hallazgo: el blazer que lo lleva de regreso a la montaña
Al pasar de los años, Ricardo Peña, montañista mexicano, llamó a Strauch y entablaron una conversación que iniciaría un nuevo capítulo tras la tragedia. "Yo estaba trabajando en un estudio y me llegó una llamada de Mendoza, era un amigo que me pasó con un chico mexicano y éste me cuenta que había subido hasta el lugar del accidente. Él fue a la cordillera en verano, ya se había deshelado todo, y encontró unos trapos azules entre unas rocas, excavó y finalmente encontró mi billetera con todo adentro. Inmediatamente se puso en contacto conmigo, me contó todo eso y yo me quedé totalmente electrizado. A partir de ahí nos hicimos muy amigos. El blazer lo dejó en la montaña, tiempo después lo fue a buscar, durante dos años consecutivos todo estaba tapado de nieve, recién al tercer año lo pudo ubicar y me lo bajó. Hoy está en un museo en Montevideo", narró el sobreviviente.
Producción cinematográfica
El aclamado director de cine Juan Antonio Bayona plasmó los relatos de los sobrevivientes que estaban en el libro "La sociedad de la nieve" de Pablo Vierci, en una nueva producción de Netflix que se estrenó el 3 de enero de 2024.
Sobre la experiencia de revivir la historia a través de la película, explicó: "Todo el sufrimiento lo fui procesando y hoy quedó en el pasado. Ahora lo que siento cada vez que voy, y lo que me está pasando con la película, es que vuelvo a conectarme con las emociones, los momentos más importantes de mi vida, con el lugar donde murieron mis amigos, donde creamos la sociedad de la nieve con nada más que con nuestros recurso mentales, espirituales y esas capacidades humanas que desconocemos hasta que llegamos a una situación como esa. Esto me hace mucho bien, es una especie de retiro espiritual volver a la montaña con esos lugares tan inhóspitos y difíciles para sobrevivir durante dos meses y medio, casi a 4000 metros de altura".
Rafael Federman es el actor que interpreta a Eduardo Strauch en la filmación, el andinista explicó que "tuvimos varios encuentros con el actor que me interpreta acá en Montevideo y evidentemente se generó una relación muy especial. Cuando alguien está tratando de representarte, de estar en tus zapatos es realmente una de las cosas emocionantes e interesantes de todo este proceso de la película. La primera vez que me contacté con Bayona fue hace como ocho años en España, y ya en esa reunión me di cuenta que habíamos caído en las manos de la persona que teníamos que caer. Hacía años que estaba esperando que se hiciera una película como esta, que contara la historia como se debe contar. Bayona es un genio desde el punto de vista cinematográfico, lo hizo con gran respeto y meticulosidad. La película es impresionante, imagínate lo que es para nosotros ver esa película, estar en el lugar exacto que es el Valle de las Lágrimas. Es absolutamente conmovedor, la vi cuatro veces y la seguiré viendo más".
"Creo que hay documentales muy buenos. La película americana "Alive" es otra cosa, mucha gente las compara, pero yo no las puedo comparar porque son cosas absolutamente diferentes. Esta película está en otro nivel porque cuenta la historia real, la otra es una historia de aventuras hollywoodense", opinó.
Los nuevos capítulos de su vida
Strauch continúa añadiendo nuevos capítulos a su vida, y si bien aseguró haber dejado atrás la tragedia, ésta indefectiblemente siempre lo acompaña a todas partes. "Actualmente doy charlas y he escrito un libro, el motivo es porque empecé a sentir la necesidad hace muchos años de trasmitir lo que había aprendido y todo lo que me ha servido y me está sirviendo en mi vida. Eso de llegar a la esencia del ser humano y ser conscientes de las capacidades que tenemos es muy conmovedor. El año pasado tuve una charla en México y me crucé a una chica que había sido violada durante tres días por un grupo de chicos y había quedado totalmente destruida, ella se cruzó con nuestra historia y eso la salvó. No esperaba a esta altura de mi vida, 50 años después de la odisea, estar gratificando tanto mi vida con este tipo de acciones".
Por último, en un intento de transmitir sus vivencias volcadas en emociones, dijo: "Valoren estar vivos cada día, cuando te ronda la muerte durante dos meses y medio, después de eso valoras cada minuto y cada día. Es importante estar en silencio y en contacto con la naturaleza, eso te descarga y te hace llegar a tu esencia, cosa muy importante que aprendí en esa odisea y lo he incorporado a mi vida".
"Finalmente, les pido que le den importancia, tiempo, dedicación y amor a la persona que quieren, que es lo más importante en esta vida sin duda, y que de todas las situaciones difíciles y traumantes siempre se saca algo positivo. Me pasó en ese momento, esa odisea que hasta el día de hoy le sigo sacando cosas positivas, pero además en mil otras situaciones de mi vida".