El descubrimiento de un hueso en una cueva de Francia podría cambiar el origen del hombre moderno
Los investigadores mantienen abierta la posibilidad de futuras excavaciones en la cueva con la esperanza de descubrir más huesos u otros vestigios que proporcionen aún más información sobre la historia de la ocupación humana en la región.
Un grupo de arqueólogos y paleontólogos del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia (CNRS) realizó un importante descubrimiento que abre un nuevo camino respecto a las relaciones entre los primeros hombres modernos de Europa occidental y sus antepasados.
El hallazgo, que fue comentado recientemente en la revista Nature Scientific Reports, revela la importancia del hueso de un bebé homo sapiens encontrado en una cueva en Francia que podría haber estado ocupada por neandertales hace más de 40.000 años.
El descubrimiento se convirtió en sorpresa para Bruno Maureille, paleontólogo y director de investigación del CNRS y especialista en los neandertales -una línea humana extinta que habitaba Eurasia mucho antes de la llegada de los homo sapiens-, trabajaba en el inventario de fósiles humanos excavados entre 1949 y 1963 en Borgoña, en la cueva del Reno, en Arcy-sur-Cure (centro de Francia).
En el sitio se encontró una rica colección de herramientas y restos humanos atribuidos a los neandertales, asociada a la tradición artesanal llamada Châtelperroniense (fase de la cultura Perigordiense -dentro del Paleolítico Medio-, entre unos 45.000 y 41.000 años antes de nuestra era).
En contacto con los 64 fósiles, conservados en el Museo Nacional de la Prehistoria de los Eyzies en Borgoña, Maureille observó que un hueso era diferente. Pertenecía a la pelvis superior de un recién nacido, un ilión (fragmento de cadera) del tamaño de una moneda de dos euros.
La particularidad en la morfología captó la atención de los investigadores. Juliette Henrion, coautora del estudio y miembro del laboratorio de estudio de la prehistoria de la Universidad de Burdeos, notó de inmediato que se trataba de algo distinto a un bebé neandertal. El hueso ilíaco no coincidía en longitud ni orientación con los de su especie, subrayando así las diferencias morfológicas que existen entre los homo sapiens y los neandertales, tanto en bebés como en adultos.
Mediante un meticuloso análisis morfométrico en 3D del hueso en cuestión, comparado con dos ejemplares de ilion de recién nacidos neandertales, se confirmó que se trataba de un bebé anatómicamente moderno, aunque aún con diferencias notables en relación a los bebés contemporáneos.
La importancia del hallazgo
El descubrimiento adquiere relevancia histórica al representar la primera vez que se halla evidencia de un ser humano moderno en un yacimiento Châtelperroniense. Michel Maureille, director del laboratorio PACEA, enfatiza que el ilion moderno, famoso por sus características, y los huesos neandertales provienen de la misma capa arqueológica.
La cultura Châtelperroniense, denominada en honor a la "Cueva de las Hadas" en Châtelperron, Auvernia (en el centro de Francia), se caracteriza por su técnica distintiva de fabricación de herramientas a partir de láminas largas y angostas, utilizadas como cuchillos, además de variados elementos ornamentales. Esta cultura, identificada en múltiples localidades en Francia y el norte de España, emergió en un período de declive de las poblaciones neandertales y de expansión de los primeros grupos de Homo sapiens en Eurasia occidental.
Este descubrimiento brinda una nueva perspectiva sobre la llegada del ser humano moderno al oeste de Europa y sugiere que la historia de la ocupación en este período podría ser más compleja de lo previamente considerado, mostrando una diversidad de asentamientos en territorio europeo en lugar de un reemplazo de un grupo por otro en una ubicación específica.