Sexualidad: el consentimiento y las banderas rojas para no caer en la manipulación
Cada 4 de septiembre es el Día Mundial de la Salud Sexual. El lema que se impone es la importancia del consentimiento para no caer en la manipulación. La sexóloga Analía Pereyra destacó en diálogo con MDZ, el derecho de toda persona a de ser libre de toda forma de violencia y coerción.
Cada 4 de septiembre se conmemora el Día Mundial de la Salud Sexual. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la salud sexual como “un estado de bienestar físico, emocional, mental y social relacionado con la sexualidad; la cual no es solamente la ausencia de enfermedad, disfunción o incapacidad”.
La sexóloga Analía Pereyra (MP 22-1773) dialogó con MDZ y enfatizó que esta fecha es una buena ocasión para enfatizar que los derechos sexuales que todas las personas deben ser respetados, protegidos y ejercidos a plenitud.
“Se trata de derechos humanos que están relacionados con la sexualidad y podemos enumerar 16 como el derecho a la igualdad y a la no discriminación, el derecho a la autonomía e integridad del cuerpo, el derecho a la vida, libertad y seguridad de la persona, derecho a una vida libre de todas formas de violencia y coerción, el derecho a la privacidad, el derecho al grado máximo de salud, incluyendo la salud sexual, y también tener experiencias sexuales placenteras, satisfactorias y seguras. También se incluye el derecho a la información, el derecho a la educación y a la educación sexual integral, el derecho a tener hijos, el número de hijos y el espaciamiento entre los mismos, si se quieren tener o no, y el acceso a la información de los medios para lograr tener hijos o no, y el derecho a la libertad de pensamiento y de opinión”, señaló.
Pereyra además enfatizó: “Me parece fundamental remarcar que la Asociación Mundial para la Salud Sexual ha remarcado que este año 2023, que el lema en el Día Mundial de la Salud Sexual es el consentimiento. Se trata de la declaración número 11, que incluye el derecho a contraer, formar o disolver matrimonio y otras formas de relaciones basadas en el pleno y libre consentimiento. Es aquí donde se pone el énfasis”.
La psicóloga recordó que la salud sexual “requiere de un enfoque positivo y respetuoso de la sexualidad y de las relaciones sexuales, así también como la posibilidad de tener experiencias sexuales placenteras y seguras, libres de coerción, discriminación y violencia. Por eso es importante que entendamos que la sexualidad es una fuente de placer y bienestar y contribuye a la realización personal y a la satisfacción general. Y en esto me gustaría relacionarlo con el concepto de una sexualidad consciente, que no solo es tener el conocimiento de estos derechos, sino también el poder conectar con nosotras mismas: poder manifestar lo que sentimos y también tener la posibilidad de descubrirnos y animarnos a poder disfrutar; de darnos el permiso para poder disfrutar y decir ´No´cuando algo nos incomoda”, señaló.
Diferencias entre consentimiento y coerción
Más allá de los derechos conquistados por las mujeres a lo largo de los años y en muchos países, Analía Pereyra aseveró que aún hay mucho camino por transitar. “En particular, con lo que respecta al consentimiento. Es interesante que podamos diferenciar y que todas las personas sepan es diferente a la coerción. Y que la coerción muchas veces va disfrazada de un acto de manipulación. El consentimiento es permiso para que algo suceda. El acuerdo para hacer alguna cosa o alguna actividad”, diferenció la especialista.
“Lo que suele ocurrir es que muchas veces se supone que, por ejemplo, cuando estás en una relación de mucho tiempo, no hay que pedir consentimiento cuando se quiere tener un encuentro sexual. Se suele suponer que ´porque ella es mi pareja, debe hacerlo´. También hay muchos supuestos en relación con que, si ya tuviste sexo una vez con alguien, la próxima vez que te encuentres también va a suceder. Todos estos supuestos son los que deben revisarse, porque también incluso una vez que estás con alguien por primera vez y empezaste a tener un encuentro sexual, el consentimiento es reversible. O sea, esto se puede parar y decir, bueno, quiero parar y ya no quiero continuar con esto, aunque estemos ahí en el escenario. Aunque las personas estén hasta incluso sin ropa. E incluso también las prácticas que se hacen dentro de un encuentro sexual deben ser consentidas”, explicó Pereyra.
Y continuó: “escucho a muchas mujeres decir: ´Bueno, como era mi marido y él quería tener cierta práctica, bueno, yo lo tengo que hacer porque si no, él se enoja´. Por esto, me parece interesante que revisemos este concepto: la posibilidad de decir no y no responder a estas presiones que son parte de una violencia sexual dentro de las parejas.
ESI y el consentimiento
Para la sexóloga, la Educación Sexual Integral es clave para expresar el consentimiento y poder diferenciarlo de la maniputlación. “En relación con la salud sexual en la adolescencia, el hecho de contar con espacios en las instituciones educativas para la Educación Sexual Integral, así como lo dice la Ley que este año cumple 16 años, es fundamental. Pero creo que aún queda mucho por transitar para el cumplimiento pleno de esta normativa. Todavía hay mucha resistencia, más que nada las personas adultas. Creo que es necesario que como adultos revisemos lo que pensamos, conocemos, o los prejuicios que tenemos asociados a nuestras propias sexualidades”, reflexionó.
“Cuando impartimos educación sexual integral, también se abre una puerta para la revisión sobre nosotros y nosotras mismas. Necesitamos hablar y dar la posibilidad de que estén los ámbitos dialógicos para que los adolescentes se sientan libres de hacer preguntas y de que los adultos también nos sintamos libres de responder, porque ahí donde no estamos habilitando los espacios de educación sexual, los adultos, educadores y familias lo están aprendiendo de la pornografía que consumen a través de los dispositivos celulares. Entonces, a mí me parece que tenemos que tomar las riendas de la educación sexual integral, sacar nuestros prejuicios, nuestros miedos, nuestros tabúes y ponernos en acción para habilitar los espacios donde los chicos y chicas puedan sacarse las dudas y seamos nosotros y nosotras quienes le demos la posibilidad de contar con ese espacio seguro donde la información que circule sea científica, clara y precisa”, señaló Pereyra.
Por último, la sexóloga comentó: “Es hora de pensar la sexualidad como un aspecto central del ser humano, presente a lo largo de toda su vida. Es un concepto que aún debemos instalar en nuestra sociedad, porque por ahí se sigue pensando que la sexualidad es solo biológica, que tiene que ver con las relaciones sexuales, o con una cierta etapa de la vida”.
“La sexualidad es el aspecto fundamental del ser humano que está presente a lo largo de toda su vida, desde que nacemos hasta que morimos. Cuestiones como el derecho a la autonomía y la integridad del cuerpo es un aspecto fundamental donde debemos poner la lupa y trabajar. Y considero que, desde la educación sexual integral, le damos poder a los niños y niñas para que conozcan su cuerpo, puedan nombrar todas las partes de su cuerpo, incluida la genitalidad, y poder saber que tienen el derecho también a la autonomía, integridad y a la privacidad de su propio cuerpo. Y así vamos a ayudar a que los chicos y chicas crezcan en libertad y puedan expresar, si están en una situación de vulneración de derechos, para que podamos ayudarlos a salir inmediatamente de esa situación”, enfatizó.
Por último, Pereyra manifestó, como deuda pendiente, que la educación sexual integral está “en todos los espacios: en los educativos, comunitarios y familiares también. Esa ESI debe ser siempre apropiada a la edad, científicamente correcta, culturalmente competente, basada en los derechos humanos, en la igualdad de género, y debe tener un enfoque positivo de la sexualidad y poner en diálogo el placer”.