La peligrosa nube tóxica que generó el incendio de autos en San Agustín
Miles de autos ardieron en la playa San Agustín. Se generó una nube tóxica que contenía contaminantes peligrosos. Los efectos residuales preocupan por lo que arrastra el viento y el agua.
El aire se podía empujar con las manos por lo espeso. Un humo negro, denso, con partículas que se quedaban en todo el cuerpo y sobre todo adentro. En la nariz, la garganta, la boca; un hollín insoportable y tóxico. “Me puse una remera en la cara para taparme la boca y me subí al techo para tirar agua. No me quise ir para no perder la casa por el fuego y para que no la usurpen. La tos que me dio es impresionante”, decía uno de los vecinos del barrio Alto Mendoza, pegado la playa San Agustín. En ese lugar se prendieron fuego miles de los autos que están acumulados desde hace años. El incendio generó una columna de humo, una nube tóxica que potenció la contaminación con la que conviven a diario los habitantes de la zona.
El viento Zonda jugaba un rol ambiguo. Avivaba el fuego, limpiaba algunas zonas pero esparcía la nube hacia el oeste. Rápido y espantoso. Las explosiones de los tanques de gas y de combustibles hicieron volar autopartes hasta varias cuadras a la redonda. Pero el principal enemigo es menos visible. El humo negro se produjo por la quema de cubiertas e hidrocarburos. Todo, tóxico. “Los humos de la quema de neumáticos son bastante tóxicos. Contienen altos niveles de una variedad de compuestos químicos nocivos para la salud, como monóxido de carbono, cianuro, sulfuros, óxido de nitrógeno, además de metales pesados, y compuestos orgánicos volátiles como, dioxinas, bencenos y benzopireno”, explicó Sergio Saracco, presidente de la Asociación Toxicológica Argentina y Miembro de la Sociedad Iberoamericanas de Salud Ambiental. “Las dioxinas, bencenos y benzopireno son agentes cancerígenos reconocidos”, agregó.
De la quema se desprenden elementos que pueden ingresar al organismo y ser nocivos. “Los humos contienen micropartículas de compuestos orgánicos no quemados que se introducen en los bronquiolos de los pulmones, causando diversos problemas a nivel de la salud pulmonar”, explicó Saracco.
Los vecinos están preocupados. Habitualmente conviven con esa basura tóxica, que incluye los ácidos de las baterías. Las quemas son frecuentes, porque se producen muchos incendios intencionales con motivaciones dudosas. Aún no se ha hecho una evaluación del daño ambiental. Hasta ayer los inspectores de la Secretaría de Ambiente no habían podido ingresar por temas de seguridad. La intención era realizar un relevamiento esta semana. En el lugar hay un reclamo unánime: que erradiquen el depósito. "Soy asmático y me tuve que poner una máscara para poder respirar. Pero la casa no la voy a dejar. Es cada vez más peligroso. Está el ácido de las baterías y todos los contaminantes. Además se roban cosas todo el tiempo", aseguró Pepo Garro.
Los especialistas consultados por MDZ explicaron que es necesario realizar un plan de acciones de remediación de la zona contaminada. Al mismo tiempo, tomar medidas para eliminar o reducir los contaminantes producidos y liberados al ambiente producto del incendio “para llevarlos a un nivel seguro”. El riesgo es que haya más dispersión de las sustancias tóxicas producto del viento y las lluvias.
En esas quemas también hay otros materiales. “Los mentales habitualmente hallados son trazas de arsénico, cadmio, níquel, zinc, mercurio, cromo y vanadio. Estos metales salen con el humo y se dispersan por la región circundante, hasta kilómetros de la zona del incendio, bajando hasta los pulmones de las personas, y contaminando plantas, aguas y suelos”, advirtió Saracco. “Si una persona está cerca de la quema de neumáticos sin protección, es probable que sufra desde fenómenos de irritación de la piel y los ojos, hasta problemas respiratorios crónicos, junto a un mayor riesgo de cáncer”, explicó.
Los riesgos tienen que ver con la persistencia, el tiempo de exposición a los contaminantes y la vulnerabilidad de cada persona. Como sea, los vecinos de La Favorita conviven con ese riesgo potencial. En Mendoza, por ejemplo, el 16,3% de los hogares convive con problemas de contaminación ambiental, según la encuesta de Condiciones de Vida realizada por la DEIE. En La Favorita el 100% de los habitantes lo tiene presente.
La playa de San Agustín es el depósito de vehículos secuestrados por la policía por distintas irregularidades. Con los años se transformó también en un basural de dimensiones y riesgos inconmensurables. La montaña de autos se ve desde las alturas como una alteración a la naturaleza del piedemonte. Son más de 25 mil autos que tienen chatarra, neumáticos, ácido de baterías, aceite, fluidos peligrosos como líquido de freno y demás.
El vandalismo es habitual: se desmantelan autos y hasta se roban motos enteras. “No sé cómo hacen, pero suben las motos de 125 cilindros y las cruzan por la pared entre varios. Además se roban partes de los autos”, explicó un vecino que vive junto al paredón que divide los barrios de la playa.
Por el precio del cobre, también arrancan los cables y suelen improvisar fogatas para derretir las partes blandas y aprovechar el metal. Pero incluso hay sospechas de incendios intencionales para camuflar robos más grandes de autopartes. Y hasta la idea de algún boicot. El viernes hubo una chispa, una fogata que luego el zonda se encargó de propagar por la playa y las casas de los alrededores. El daño material es enorme, pero también los efectos menos visibles y que se sienten en la salud.