El duro golpe de la inflación a la colecta más famosa de la Argentina: duplicó ingresos, pero perdió un 20%
La Colecta Anual de Cáritas recaudó $610.739.881, número que supera ampliamente al del año anterior pero que pierde frente a la inflación y mantiene la curva descendente en el valor real de los años anteriores. Este es el segundo año consecutivo donde el fenómeno se repite, teniendo en cuenta que en 2021 hubo un aumento frente al 2020, atravesado por la pandemia, cuando aún regían las restricciones para las celebraciones religiosas.
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El aumento en la colecta fue de un 79% en su valor nominal, siendo que en 2022 se recaudaron $340.784.996,94, pero esto resulta en un saldo negativo si se contrasta con la inflación interanual del 115,6% informada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) la semana anterior. En 2022, el aumento del valor nominal había sido del 55,86% frente a una inflación anual del 94,8%.
Mirá el video de promoción de la Colecta Anual de Cáritas 2023
La Colecta Anual de Cáritas realizada este año se llevo a cabo luego de la dramáticas cifras de pobreza que indicó el Observatorio de la Deuda Social de la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA), que marcó un 43,1% en 2022. Esta cifra contrasta con la informada por el Indec, que marcó un 37,8% de pobres en la Encuesta Permanente de Hogares, dado que en la primera se ponen en valor otros atributos más allá del poder adquisitivo de los encuestados.
Si la colecta hubiera aumentado en el mismo volumen que la inflación anunciada por Indec, la suma debería haber alcanzado la cifra de los $734.732.453,40. Esto representa un 20,3% más de lo que la Iglesia Católica logró recaudar este año mediante su colecta, a pesar de haberse realizado durante el fin de semana de Corpus Christi, cuando los templos suelen recibir más feligreses de lo convencional.
Al momento de su anuncio, en base a los datos de pobreza presentados por la UCA, destacó: “Tenemos que trabajar juntos para superar estas situaciones de pobreza e indigencia que hipotecan vidas. Tenemos que empezar por mirar a estos hermanos excluidos con el corazón, para que sientan que no están solos, para que sepan que alguien se preocupa por ellos. No queremos tratarlos como asistidos, sino como hermanos, para que sean protagonistas de su propia historia”.

