Entrevista MDZ

Eial Moldavsky: "Me preguntan por el sentido de la vida pero yo no lo tengo"

Para unos, es “el hijo influencer de Roberto Moldavsky”, para otros, el filósofo que logró cautivar a más de un millón de personas hablando de los grandes cuestionamientos de la Humanidad en redes sociales. Sus clips son virales y, para toda una generación, la forma de acceder a la filosofía.

Florencia Rodríguez Petersen
Florencia Rodríguez Petersen sábado, 15 de abril de 2023 · 09:04 hs
Eial Moldavsky: "Me preguntan por el sentido de la vida pero yo no lo tengo"
Eial Moldavsky, el influencer que hace filosofía en lenguaje accesible para millones de personas. Foto: Julian Volpe

“No tengo una respuesta. Es muy complicado lo que me pedís. No sé. Eial Moldavsky en un minuto es alguien que no sabe qué hace acá y mientras tanto va viendo”, responde el filósofo influencer ante la consigna: “Cómo es Eial Moldavsky en un minuto”. Tiene 30 años. Estudió filosofía porque fue lo “primero que apareció” en su escuela y por casualidad -o por la ambición (consciente o no) de provocar a pensar un poco “más allá”- comenzó a hacer monólogos breves -de un minuto, el tiempo que le permiten las redes sociales- en torno a conceptos que fueron desarrollados por intelectuales de distintas épocas.

Es espontáneo. Dice lo que piensa y, más notorio aun, piensa lo que dice. No se ata a una idea: su profesión no se lo permite y su personalidad tampoco. Sin embargo, tiene muy claro que hay cuestiones que jamás podrían aparecer en sus producciones. “Nunca podría haber un discurso de odio o alguna justificación de un tipo de superioridad racial o intelectual que separe a la humanidad con algún tipo de criterio”. 

Aunque recibió más críticas que elogios de parte de la academia, se concentra más en esto último. Es egresado de la UBA -él mismo aclara que tiene pendiente la tesis, que hoy no es su prioridad pero que espera algún día escribirla y cerrar ese ciclo-. “Me parecía piola hacer el laburo de una tesis una vez en la vida, pero no lo hice y ahora una parte mía desearía hacerlo pero cada minuto que pasa me deja un poco más lejos”. 

Valora tanto su recorrido por la UBA como a las personas que se cruzó en ese espacio. “Tengo mucho respeto por la Academia. Me dio todo. Si puedo hacer estos videos es porque estudié en la universidad en la que estudié. Soy muy agradecido y hay gente brillante dando clases ahí”. 

-¿Por qué filosofía?
-Es lo que estudié, al fin y al cabo. Más allá de la cuestión del familiar, que todavía me repercute en la relación con mi madre, de no haber entregado la tesis no deja de ser una carrera a la que le dediqué muchos años de mi vida. Me parecía que era interesante acercar algunas cuestiones, que yo leía en filosofía y que a mí me gustaban mucho. 

-Pero, ¿por qué decidiste estudiar esto?
-Me la llevé en el colegio y tuve una profesora que me gustó y la materia me pareció… distinta. Me resultaba muy atractiva. Había cosas que nunca había leído, preguntas que no había escuchado. En el colegio al que fui primero llegó Filosofía, para cuando llegaron Sociología y Psicología yo ya había desarrollado un cierto cariño por la filosofía. Me parece que tiene una particularidad -su temática, sus autores, sus textos- que me interpeló. 

-Siempre contás que la idea de “Filosofía en un minuto” surgió en una comida familiar, ¿qué desafíos te plantea hacer este segmento? 
-El primer desafío es recortar, negociar con que uno no va a poder decir lo que es verdaderamente el autor sino que uno está diciendo sólo algo. Trato de ser lo más justo y lo más parecido a lo que interpreté que el autor quiso decir pero evidentemente un minuto es poco tiempo. 

-Y el tiempo es tirano… 
-Y en Filosofía los tiempos se estiran. Para dar un ejemplo tenés que explicar y aclarar muchas cosas. Y cuando mostrás o cuando haces un chiste, hay un montón de “asteriscos” que en un minuto no entran. Esas son las concesiones más grandes que uno tiene que hacer para que quepa en ese formato. 

-¿Cuáles fueron los primeros signos de que esto era una locura de que es viral y tan grande?
-La primera señal con la que me dije: ‘Esto no es no es parecido a lo anterior, acá está pasando algo’, fue la repercusión de un vídeo que subí a TikTok. Estaba muy aburrido en un rodaje esperando a mi viejo y no tenía más nada que hacer. ¿Viste que las redes en un momento se agotan ya no tenés más nada para ver? Bueno, ahí subí un vídeo y empezó a tener unos números a los que yo no estaba acostumbrado porque nunca fui una persona de redes ni tenía una vocación de dedicarme a hacer esto. Eso empezó a mover Instagram y se empezó a armar una gran bola que creció y  que fue el primer empujón. 

-¿Cuál era ese video?
-Se llamaba “No seas Trolo, man”. Era un título polémico… De hecho TikTok lo bajó y reclamé y lo subió de nuevo. Hablaba sobre violencia masculina en un texto de Bourdieu.

-¿Te llegan críticas o pedidos que no podés manejar?
-De pronto, me piden que opine de la vida de alguien o que diga mi opinión sobre la infidelidad, sobre el egoísmo, sobre el narcisismo, sobre un montón de temáticas. Entiendo que todos queremos encontrar a veces respuestas mágicas para las cosas y casi todo no la tiene, simplemente hay que hacer un esfuerzo, atravesar, sobrevivir y, en el mejor de los casos, tener alguna herramienta nueva y reencontrarse con algo que nos haga felices. Creo que los pedidos en general me causan ternura porque me parece muy lindo que alguien crea que yo puedo ayudarlo. Sin embargo, hay mucho pedido sobre el sentido de la vida que yo no lo tengo.

-Justamente de hacer preguntas se trata la filosofía… ¿Vos qué preguntas te hacés?
-Cómo volver a enamorarse es una pregunta para la que me encantaría tener una respuesta, cómo lidiar con la soledad, con la decadencia personal, con el éxito, con las frustraciones…

-¿Crees que somos una sociedad a la que le cuesta hacerse preguntas que quedan sin respuesta? 
-No. Yo creo que a todas las sociedades les cuesta la vacancia de la respuesta. Que la respuesta quede vacante es una situación muy incómoda para cualquier persona. O por lo menos para mí abonando cierta teoría de que, en última instancia, el sentido no existe o, como contra la contracara de eso, uno lo encuentra a partir del trabajo de la interpretación de las cosas que le pasan en la vida. Igual, entiendo el esfuerzo y la necesidad por encontrar respuestas parciales. Me parece que todo lo que ayude a que la vida sea un poco más amable, vale la pena.

"Me parece que la soledad es algo espectacular"

Una y otra vez Eial Moldavsky habla de la soledad. Reconoce que cómo lidiar con ella es una pregunta recurrente y más adelante desliza que está muy bien tener "una red de contención que te ayuda a salir de alguna decisión de esas en las que entra uno cuando está perdido en su corazón solitario". Admite que, de alguna manera, está atravesado por la soledad. 

"Para mí la soledad es una cosa inevitable y también es una herramienta", dice y sigue: "Es un gran momento de la vida y es inevitable. Creo que todos nos vamos a encontrar solos en algún momento y estar solo no es tan fácil como uno creería". 

Sigue con sus reflexiones. "Soy yo, qué voy a hacer conmigo, no va a pasar nada... Está bien crear herramientas para lidiar con la soledad, pero también me parece que la soledad es algo espectacular. Yo no me podría concebir a mí mismo sin espacios de soledad: necesito estar solo, necesito estar conmigo... Hannah Arendt tiene un trabajo muy lindo sobre la soledad, las preguntas que uno se hace estando solo y las decisiones profundas que uno toma en ese estado de soledad", divaga Eial Moldavsky. Agrega que en esos momentos uno piensa -se pregunta- "sobre los amigos, la pareja, el trabajo, el amor, lo auténtico. Y después vuelve al mundo -a dónde hay que volver y del que hay que volver- porque cuando uno está solo se parte a sí mismo y solo lo unifica la vuelta a los demás. La soledad es un espacio interesante y lindo", concluye. 

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