Frank Romero Day

Así se vivió el Acto Central de la Fiesta Nacional de la Vendimia

El espectáculo se llama “Juglares de Vendimia, un canto a la naturaleza”, cuenta con la dirección de Franco Agüero y guion de Jorgelina Flores. Una impactante puesta en escena comienza a abrirse en las primeras escenas, bajo un teatro griego repleto de espectadores.

Ulises Naranjo
Ulises Naranjo sábado, 4 de marzo de 2023 · 22:10 hs
Así se vivió el Acto Central de la Fiesta Nacional de la Vendimia
Foto: Maximiliano Rios / MDZ

Siendo las 22.10 en punto, el Acto Central de la Fiesta Nacional de la Vendimia acaba de iniciar. El teatro griego Frank Romero Day luce repleto de espectadores entusiastas y la trasmisión alcanza todos los rincones del mundo.

La propuesta de este año se llama “Juglares de Vendimia, un canto a la naturaleza” y es comandada por el joven director Franco Agüero. El guion corre por cuenta de Jorgelina Flores y la producción general es de Sara Verón.

Los acompañan el experimentado Sergio Sánchez, como director de audiovisuales y Paula Barbuzza, a cargo de las coreografías. Además, está Olga Graciela Lopresti, como directora de actores y la música en vivo a cargo de un ensamble es dirigida por José Darío Maugeri y Nicolás Palma. 

Lo que estamos viendo pretende ser, según sus autores, un canto a la naturaleza, con “una visión constructiva y ecológica del cuidado de nuestras fuentes naturales”. Así, dentro de este marco, el proceso de cada vendimia aparece plasmado como una ofrenda mendocina a la naturaleza, en sus oasis y sus jardines, ejemplos de respeto a seguir. 

La fiesta, en curso. (Foto: Alf Ponce Mercado)

La fiesta se inicia con una gran murga estilo uruguayo, cantando a las virtudes de Mendoza, con actores dando ambiente de celebración y la puesta que estalla a pleno. 

Así, pues, la plata de luces inmediatamente se destaca y la música, hasta ahora, acompaña con sus climas el primer desarrollo. Bajo este marco, irán apareciendo los juglares, que serán protagonistas de sentido de la noche. Ellos son: el Juglar de la Historia, la Juglar de la Montaña, el Juglar de los Viñedos, la Juglar de la Bodega, la Juglar de la Fe, y el Juglar de los Terruños, cada uno con sus características. 

Cada juglar tendrá su acto y así se irá estructurando esta celebración. En la que se intentarán manifestar conflictos y soluciones a ellos, a bordo de los tópicos siempre presentes del género vendimial. 

Han dicho los responsables del espectáculo sobre los juglares: “son los protagonistas de esta historia, en la vivencia realista de ‘Los Juglares’ comienzan a desprender sus esencias, de una comunidad mayor de coristas ataviados con trajes que evidencian los encantos y valores. Seducirán a los espectadores con su histrionismo, para lograr ser identificados en sus propósitos y misiones”.

Ya estamos viviendo “Juglares de Vendimia, un canto a la naturaleza”, en el teatro griego Frank Romero Day

Los cuadros son unidos unos con otros a través del intento de conexión entre entidades: la Madre Tierra (la Naturaleza) y “su hija”, La Vendimia.

El conflicto: un planeta en peligro 

Es tiempo ya de que aparezca el conflicto: esta vez, será delatado por los juglares, que notan que el vino tiene un sabor distinto.

Por eso, la Vendimia “se alza con su voz dolida e interroga con su angustia qué ha acontecido, qué despierta tanta incertidumbre y vacío. Atenta a las respuestas temerosas de sus juglares, les advierte que pronto acudirá su madre, La Naturaleza, a esta celebración, y será deber darle las explicaciones necesarias, para justificar este inconveniente”.

De esta manera, la Madre Naturaleza se presenta y manifiesta también su malestar por los descuidos y daños que sufre el planeta: hay que cambiar conductas, pide: “sus hijos, que han lastimado sus campos y sus ríos, su fauna y su flora, sus esquemas y sus climas, ha tomado las formas de la ira, en fuegos y contingencias, que solo puede expresar en alteraciones de sus ciclos vitales y evolutivos”.

Viaje hacia el tesoro mendocino: el agua 

La Vendimia será quien interceda para comenzar a intentar el cambio e inicia, junto a Los Juglares, “un viaje a los principios de la existencia, donde los orígenes develarán en el instante cero, donde se acunan las memorias, donde resurge la magnanimidad de su creación infinita como Madre, solicitando así una oportunidad”.

Este viaje recabará en el tesoro de los mendocinos, el agua: “para ello será recibida en los Andes por La Trovadora de las Montañas, custodia de las cumbres, junto a sus cóndores, quienes abrazan las nieves, para el nacimiento de cada cuenca cristalina”.

San Martín y la Virgen 

Además, aparece el General San Martín, hablando del vino mendocino, en su casa. En ese contexto, el guión ha decidido que se encuentre el prócer con la Virgen de la Carrodilla, generando ese momento clásico de los shows vendimiales.

Luego del encuentro, habrá otros conflictos que tanto la puesta como el guion intentarán plasmar, para acercarse a un final, con todos los juglares, los actores, y los bailarines y músicos festejando la presencia del vino de Mendoza en el mundo. 

Hacia el final 

Y de ahí, más elementos, desordenados, pues resulta que, siguen los responsables, “el argumento refleja cómo Mendoza es la provincia más limpia del país. Y, al sortear las dificultades, para gestar una nueva conciencia y congruencia, se posibilita un nuevo comienzo”.

Ha llegao el momento de “invitarnos a recrear desde nuestras adversidades, un nuevo renacimiento, donde el Universo se despliega con su verdad y estructura, para albergar en nuestro sentir la creencia absoluta de ser amorosos y compasivos, desde la conquista de ideales y valores, aceptando los cambios, siendo movimiento constante, semillas fértiles, narración viva”.

El final 

El clásico de todos en escena, intentó marcar un final bien arriba de la fiesta, con cueca, a cargo de un ensamble que, a diferencia de otros años, tampoco marcó en diferencia favorable, algo falto de encanto. Gusto a poco, bien puede ser la síntesis de este intento, a medio camino en absolutamente todo lo ofrecido. Ni siquiera las cajas lumínicas lucieron como de costumbre.

En fin, de esto trató esta esforzada fiesta en cuanto a búsqueda de sentidos, que no llegó a cautivar al público aunque, como siempre ocurre, todo terminó con un remanido y desorganizado malambo, siempre efectista, en el teatro griego, y fuertes aplausos. 

Juglares de Vendimia, un canto a la naturaleza”, un canto que sonó desafinado. Otra vez, sopa. 

 

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