Emigró a Italia y conquistó Milán apelando a un oficio en vías de extinción
Agustina Bottoni ama los objetos y el modo en que atraviesan la vida cotidiana de las personas. "Trato de investigar la percepción emocional de lo que diseño", confiesa en diálogo con MDZ. Creó una línea de vasos y copas que cautivaron al público europeo y su estilo es aplaudido en Milán.
"Las copas siempre me parecieron objetos fascinantes", recuerda Agustina Bottoni y sigue: "Cuando era muy chica los veía en las vitrinas de las casas, por ejemplo, y eran objetos un poco 'intocables'". Esa atracción, latente durante años, la llevaría, tiempo después, a explorar un universo tan ligado a la rutina como a los rituales.
Recuerda que siempre fue "muy creativa e inquieta: dibujaba mucho, desarmaba juguetes para entender su construcción, intentaba construir casas para mis mascotas y diseñar mi propia ropa; en fin, una necesidad de jugar con la materia y las formas". Al unir todo esto supo por donde debía ir su camino: "Cuando descubrí que crear cosas bellas podía ser un verdadero trabajo, decidí estudiar diseño", cuenta.
Me interesa hacer justicia a su belleza intrínseca (del material) sin forzarlo a parecer lo que no es
Agustina estudió Diseño de indumentaria en la Universidad de Buenos Aires y emigró a Italia a dónde hizo una Maestría de Arte en Diseño en la Academia de Bellas Artes de Milán. "Un aprendizaje importante que he incorporado en tantos años de lanzarme a lo desconocido es que ante un nuevo proyecto es necesario enfocarse a trabajar para mejorar continuamente y de manera equilibrada ya que la búsqueda de la perfección muchas veces puede ser intimidante y frustrar el verdadero progreso", dice.
A la hora de diseñar, tiene en cuenta lo propio de cada material. "Me interesa hacer justicia a su belleza intrínseca y a las cualidades que lo hacen especial sin forzarlo a parecer lo que no es", dice. Y sus palabras aplican a una filosofía de vida que va mucho más allá del diseño. Lleva en su ADN el deseo de hacer "un uso limpio y honesto de la forma", cree en la importancia de evitar los excesos y, de alguna manera, reconoce que esta actitud tiene que ver con la preocupación por un "aspecto crítico en el contexto ambiental actual".
Copas que rinden culto al aperitivo: directo al corazón de Italia
Instalada en Italia, Agustina Bottoni conoció a Sara Ricciardi y junto a ella y a otras dos artistas, Ilaria Bianchi y Astrid Luglio, crearon The Ladie’s Room Collective, un colectivo de diseño que busca sumar valor a los objetos. Entonces, las copas volvieron al centro de la escena. "Empecé a observar y apreciar de cerca las copas y vasos cuando disfrutaba de bebidas o cócteles especiales, me interesaba cómo elevaban -o no- las diferentes situaciones, cómo se sentía tenerlas en la mano...", relata.
"Me parece fascinante cómo los objetos influyen en nuestro entorno y estilo de vida, y por eso trato de investigar la percepción emocional de los objetos que diseño", reflexiona y agrega: "Por ejemplo, aspiro a revitalizar nuestra interacción con los objetos introduciendo contenido implícito, incitando la curiosidad y la reflexión".
La búsqueda de la perfección muchas veces puede ser intimidante y frustrar el verdadero progreso
Y así fue como en 2018 creó sus Calici Milanesi, "un trío de copas de inspiración arquitectónica que es un homenaje a Milán y al rito del aperitivo", explica Agustina y confiesa que esa serie fue respuesta a al "deseo de diseñar algo que transmita alegría, para acompañar momentos de celebración".
Presentó sus prototipos en Salone del Mobile, la Semana del Diseño de Milán, y notó un fuerte interés por parte del público y de la prensa. Llegó entonces el mayor desafío: encontrar a los artesanos que pudieran plasmar esos bocetos y "lograr que se conviertan en un verdadero producto que se empaca y se envía a cualquier parte del mundo", cuenta y rebela que la misión no fue fácil ya que "no existen muchas personas idóneas que se dediquen a este tipo de trabajo".
Sin embargo lo logró. Actualmente su producción está centrada en Italia, a donde trabaja con pequeños y medianos productores. "Es un trabajo muy artesanal, un desafío es adecuar los diseños a las habilidades y potencialidades de cada artesano", detalla Bottoni y, aunque ya hace tiempo que emigró, adelanta que espera poder producir su línea en Argentina. "Me fui informando sobre el tema porque realmente me encantaría poder hacerlo, hay mucho potencial", indica.
Mientras en Europa la crisis energética hace subir los costos de producción y transporte, en Argentina surge otra dificultad que tiene que ver con la logística: "Como principales desafíos considero la variación de precios y el hecho de que los correos internacionales operan menos ágilmente que en otras partes del mundo", reconoce la diseñadora que luego de la Calici MIlanesi incorporó a su propuesta las líneas High Spirits, Nereida y Pillar con diversas tipologías.
"Me encanta que mis objetos en general están presentes en ocasiones especiales, durante celebraciones o situaciones de relax", afirma y reconoce que se emociona al recibir feedback. "Me emociona cuando mis clientes me comparten imágenes de estos momentos, ver cómo disfrutan y ser parte de ello con mi aporte".
Dispuesta a conquistar el mundo con sus diseños
"Actualmente estoy interesada en fortalecer mis colaboraciones con la industria, porque esto significa aumentar la escala de los proyectos y poder llegar a una audiencia más amplia", sentencia Agustina Bottoni. Y sigue: "En este momento estoy realizando una residencia artística en Fondazione Pistoletto que va en esta dirección, aplicando prácticas de diseño sostenible, una mirada absolutamente fundamental en este momento".
Bottoni detalla que el proyecto vincula diversas industrias del sector textil y reconoce que "siempre encuentro muy estimulante el diálogo que se crea con las empresas, compaginando mis habilidades y sensibilidad con su realidad, sus necesidades".
Aparte, ya establecida, espera construir lazos productivo con Argentina. "En este momento se están iniciando colaboraciones que espero se vayan reforzando con el tiempo", dice y justifica: "porque además de mis obvias motivaciones sentimentales, realmente veo un gran potencial creativo en el diseño y la producción local".