Buenos Aires se está despoblando de niños: abrupta caída de la tasa de fecundidad
Es la ciudad con menor tasa de fecundidad global del país y desde hace más de treinta años los nacimientos no llegan a alcanzar el nivel de reemplazo poblacional.
La cuestión es que hace una década nacía un 40% más de bebés que en la actualidad y por lo tanto los servicios que ofrecen las maternidades tienen menos trabajo. El botón de la muestra es el cierre definitivo de los servicios de obstetricia, maternidad y neonatología del Instituto del Diagnóstico (IADT)
La primera lectura que podemos hacer es la de una simple ley de oferta y demanda. Desde hace tiempo la tendencia indica que las uniones matrimoniales que tienen como fin la formación de una familia descienden, aumenta la edad de la mujer que es madre por
primera vez y baja la cantidad de hijos por pareja. La consecuencia es lógica: se necesitan menos servicios de obstetricia.
Una segunda mirada nos puede llevar a otras reflexiones. ¿Será que estos servicios están dejando de ofrecerse solo porque su sostenimiento es antieconómico? Recordemos que menor cantidad de nacimientos no implica necesariamente menor cantidad de
embarazos. Los abortos están en aumento. Según los informes suministrados por la coordinación de salud sexual, VIH e ITS del Ministerio de Salud porteño a Notivida, en el primer semestre del año pasado, los abortos crecieron un 10,4% con respecto a los practicados en el primer semestre del año anterior. (Boletín Año XXI, Nº 1305)..
Lo que se informa para el sector público también ha de seguir la misma trayectoria en el ámbito privado. La reciente situación en la que se vio envuelta Omint nos puede mostrar otra posibilidad de respuesta. Una mujer embarazada denunció a la empresa de medicina prepaga por entorpecer su pretendido derecho al aborto. El Ministerio de Producción, Ciencia e Innovación Tecnológica, imputó a la empresa, que podría ser multarla con hasta 300 millones de pesos.
La ley eufemísticamente denominada de “interrupción voluntaria del embarazo” no permite la objeción de conciencia institucional y limita, hasta casi ahogar la objeción de conciencia del profesional de la salud. Es posible que algunos médicos e instituciones perseveren en considerar que toda práctica médica busca aliviar o curar a las personas y no quieran rendirse ante leyes opresoras.
* Myriam Mitrece de Ialorenzi, Asesora técnica del Instituto para el Matrimonio y la Familia de la UCA.

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