Los emblemáticos atributos de mando que recibirá el nuevo presidente
El próximo 10 de diciembre asumirá el primer presidente economista en la historia de nuestro país.
Javier Milei será el duodécimo mandatario que gobernará en este período de democracia recuperada -de la cual se cumplirán justamente, el 10 de diciembre, cuarenta años-, e iniciará el décimo período presidencial desde 1983. La ceremonia de asunción de los presidentes no está regulada ni prevista en la Constitución Nacional, la que ni siquiera dispone en qué fecha debe iniciarse el período presidencial.
Lo que sí dispone la Ley Suprema es que el presidente de la Nación debe prestar juramento en el Congreso, ante las dos Cámaras juntas (lo que se denomina “Asamblea Legislativa”), que también se unen cuando el 1ro. de marzo de cada año el presidente hace la apertura de las sesiones ordinarias, o cuando en función de lo dispuesto en la ley de acefalía, debe elegirse a un nuevo primer mandatario por ausencia definitiva de presidente y vice.
Tal como lo dispone el texto constitucional, el presidente y el vicepresidente deben jurar “desempeñar con lealtad y patriotismo el cargo, y de observar y hacer observar fielmente la Constitución de la Nación Argentina”, siendo ese el momento a partir del cual quedan investidos en sus cargos. Una vez prestado el juramento de rigor, el presidente recibe del mandatario saliente los atributos de mando, que son la banda y el bastón presidencial. Esta ceremonia de recepción de los atributos de mando, tradicionalmente se ha desarrollado en la Casa Rosada, aunque en los últimos tiempos se celebró en el Congreso mismo, después del juramento.

Desde la recuperación de la democracia, Alfonsín, Menem, De la Rúa y Duhalde recibieron los atributos de mando en la Casa de Gobierno, mientras que Rodríguez Saa, Néstor Kirchner, Cristina Fernández, Mauricio Macri y Alberto Fernández lo hicieron en el Parlamento. Este último será también el criterio que se adoptará, el domingo próximo, cuando asuma el cargo Javier Gerardo Milei.
Tanto la banda como el bastón presidencial fueron utilizados por primera vez, en las Provincias Unidas del Río de la Plata, por el Director Supremo Gervasio Antonio Posadas en 1814.
En el caso de la banda, tenía entonces tres franjas (celestes en los costados y blanca en el centro), tal como lo había dispuesto el Rey de España, Carlos III, en 1776, al crear la Real y Distinguida Orden con la que se premiaban servicios a la Corona. De allí nacieron los colores de la escarapela creada por el Primer Triunvirato a pedido de Manuel Belgrano, el 18 de febrero de 1812, y la posterior bandera creada por éste nueve días más tarde.
Cuando en 1816 el Congreso reunido en Tucumán declaró la independencia, confirmó la práctica de la utilización de la banda y el bastón, y a propuesta de quien en ese momento era el director supremo (Juan Martín de Pueyrredón), se le agregó a la banda, en la parte que cruza el pecho, un sol bordado en hilos de oro. Hasta 1880 cada presidente hizo diseñar la banda de acuerdo a su gusto:
Urquiza utilizó una con dos franjas (una celeste y otra blanca); el presidente Sarmiento usaba indistintamente una banda con dos y otra con tres franjas, al igual que Avellaneda; y desde la presidencia de Roca, en 1880, todos los presidentes utilizan la banda tradicional de tres franjas. Finalmente, en el año 1944, se definieron formalmente las características que debe tener la dicho atributo de mando.

En cuanto al bastón, también fue utilizado por primera vez por Gervasio Posadas en 1814; y como no hay reglamentación alguna que indique cómo debe ser el mismo, cada presidente tiene el propio, que diseña, a medida, desde 1983, el orfebre Juan Carlos Pallarols. Actualmente el bastón es elaborado con madera de urunday, típica de las provincias de Chaco y Formosa, que se caracteriza por no sufrir los efectos de la corrosión. Asimismo, y a la par de la banda y el bastón, también la Marcha de Ituzaingó
constituye uno de los atributos del poder de mando, y es la que se utiliza en los actos oficiales para anunciar la llegada y rendir homenaje al primer mandatario de nuestro país.
Fue elaborada por el emperador de Brasil, Pedro I, con el objetivo de ponerla a disposición del marquéz de Barbacena, jefe de las fuerzas imperiales que lucharon contra el Ejército de la Confederación Argentina durante la guerra con Brasil en 1827, para que se ejecutase cuando, al terminar el conflicto bélico, las tropas brasileras celebraran el triunfo que preveían lograr. Sin embargo fue la Argentina la que venció en dicha contienda, motivo por el cual las tropas vencidas, al emprender la retirada, dejaron abandonado un arcón, que luego fue encontrado por soldados argentinos, dentro del cual estaba la partitura que luego comenzó a llamarse “Marcha de Ituzaingó”.
La marcha es exclusivamente musical, se ejecutó por primera vez en Buenos Aires el 25 de mayo de 1827, y en las dos primeras presidencias de Perón fue reemplazada por la de San Lorenzo, hasta que Arturo Frondizi la recuperó para su utilización oficial.
* Félix V. Lonigro, Abogado constitucionalista. Profesor de Derecho Constitucional en la UBA
Su último libro es “Claves para la Educación Cívica de los Argentinos”

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