María Zysman, de Libres de Bullying: "Ningún chico va a fortalecerse porque lo estén basureando todos los días"
En el Día Internacional contra la Violencia en la Escuela, el Bullying y el Ciberbullying, la ONG Libres de Bullying recordó que "intervenir a tiempo es imprescindible".
Para los expertos, "el mayor aliado del bullying es el silencio", por eso es tan importante desactivarlo con la palabra. Hoy, 2 de noviembre, se conmemora el Día Internacional contra la Violencia en la Escuela, el Bullying y el Ciberbullyng. En este marco, desde la ONG Libres de Bullying difundieron un mensaje de prevención que dice: "Un día, todos los días" y agrega: "Intervenir a tiempo es imprescindible".
El bullying es una práctica abusiva. Según la ONG, "es un comportamiento prolongado de insulto verbal, rechazo social, intimidación psicológica y/o agresión física de uno o varios niños hacia otro, que se convierte en blanco de reiterados ataques", también es "sinónimo de hostigar y tiene determinadas características que es importante definir y delimitar" como que "es una conducta agresiva deliberada, que implica un desequilibrio de poder o de fuerza, debido a la diferencia de poder, al menor acosado le resulta difícil o imposible defenderse, el acoso escolar se repite una y otra vez en el transcurso del tiempo, el dolor del hostigado es sostenido, no se limita al momento del ataque y es fundamental la presencia de testigos que aprueben el maltrato activa o pasivamente".
Por otro lado, es importante entender qué cosas no son bullying. En este sentido, la organización enumera "una pelea aislada en el patio, no invitar a la casa a jugar, discutir por fútbol, peleas entre dos grupos, no querer ser amigo de alguien, sentir que un compañero no le cae bien, relacionarse “solamente” con dos o tres compañeros o no querer ir a un cumpleaños".
MDZ entrevistó tiempo atrás a María Zysman, psicopedagoga, directora de Libres De Bullying y miembro del equipo interdisciplinario de diagnóstico, prevención e intervención para conocer en profundidad sobre esta problemática que comienza de manera silenciosa hasta convertirse en un grito de angustia y sufrimiento para toda la vida.
-¿Qué es el bullying y cómo analizás lo que ocurrió en Tucumán con el caso de este niño de 10 años?
-El bullying es un problema gravísimo que va dejando señales, va mostrando indicios. Más allá de este caso, yo, en general, no estoy de acuerdo con dar los nombres y hacer este tipo de videos (la madre de la víctima grabó uno) en este momento, porque este chico después tiene que volver a la escuela, tiene un barrio. Entiendo la angustia de una mamá, entiendo que ya no sabe qué hacer, pero no es lo indicado, no es lo mejor aún comprendiendo qué lleva una familia a hacer este tipo de material. Ahora, más allá de eso, cuando un chico se queja, cuando un chico no quiere ir a la escuela, cuando un chico, más a los 10 años, en donde están en una edad en donde quieren estar con los amigos, jugar, intercambiar, socializar, empieza a demostrar cualquier tipo de lamento a la hora de ir a clases es que uno se da cuenta que no tiene que ver con que tiene una prueba o la maestra lo reta. En ese caso es para parar las orejas y, con el acuerdo de nuestro hijo, ir a hablar con la maestra.
-¿Y si el niño se opone a que el adulto interceda?
Muchas veces los chicos no quieren que vayamos a hablar con la maestra. ¿Por qué? Porque temen el descontrol. A mí lo que los chicos me dicen en general es 'nosotros no es que no hablamos porque nos amenaza el malo de la escuela, mi compañero, eso es una parte. La otra parte es que los grandes hacen lío'. ¿Y cuál es el lío? Y el lío es que lo digan en sus redes, que lo digan en reuniones de padres, que vayan a la puerta de la escuela y amenacen a otros papás. Entonces los chicos se callan también en parte por eso.
Si nuestro hijo está de acuerdo, vamos a ir a hablar con la maestra. Primero, tenemos que ir con el tono menos agresivo posible. Cuando uno va a una escuela a agredir, la escuela se va a defender. Lo mismo le planteo a las escuelas cuando hablan de lo mal que educan los chicos. Cuando uno ataca al otro, el otro se defiende. Acá, en los casos de bullying, lo que los chicos necesitan es que padres y escuelas, o entrenadores, depende de donde esto se dé, estemos trabajando juntos y estemos mirando el problema, dándole el valor que esto tiene sin minimizarlo, sin pensar que son cosas de chicos, o que son cosas que se van a resolver con el tiempo, o que ese chico tiene que fortalecerse para que esto no suceda. Ningún chico se va a fortalecer porque lo estén basureando todos los días. Ningún chico se fortalece por pensar que es él el que está equivocado, y que es una cuestión de personalidad. Me lo hacen a mí porque soy de determinada manera. Esos caminos no son los indicados.
-¿Qué proceso emocional hizo un niño que llega a autolesionarse?
Un chico que llega a la autolesión fue dando otros indicios que muchas veces no se ven o no se consideran serios. Las autolesiones son un modo de manejar la propia angustia y de poner la angustia en otro lado para poder controlarla. Entonces, evidentemente es un niño que está muy angustiado, que necesita tratamiento, pero que lo está teniendo. Más allá de ese tratamiento, necesita que en la escuela se le dé identidad al sufrimiento y se trabaje con los otros, con quienes lo hacen, con quienes no saben qué hacer. Muchas veces los espectadores no es que sean cómplices, es que no se sienten seguros, amparados como para pedir ayuda o intervenir. Hay veces que los docentes tampoco sienten que tengan las herramientas para intervenir. Hay veces que los docentes quieren hacer cosas, las hacen y son cuestionados desde afuera. No sé cómo es este caso, pero podría suceder que no tengan el amparo institucional o la colaboración del resto de las familias para poder actuar.
-¿Cuál es la situación actual del bullying en la Argentina?
En nuestro país no hay estadísticas confiables, no se hace una investigación que sea realmente con un procedimiento creíble. A ver, comparando datos, tomando el bullying en situación, con las culturas y subculturas institucionales, con la realidad provincial o local, todo eso siempre tiene que ser considerado a la hora de investigar. Yo no puedo comparar datos de niños de primaria del Chaco con chicos de secundaria de Río Grande. Tenemos que evaluar una cantidad de cosas para poder tener estadísticas. Lo que está claro es que en los últimos años los chicos no se están tratando bien.
-¿Cómo reconocer el bullying y diferenciarlo de destrato o maltrato?
-Maltrato no es sinónimo de bullying. Cuando todos los chicos se maltratan entre todos, tenemos que pensar en estrategias que tengan que ver con algunas cuestiones, que en el caso de bullying son otras. Lo que sí vemos, y yo recorro el país escuchando y trabajando con chicos, familias y docentes, es que aparece el destrato verbal como primera herramienta, en donde ya el vocabulario que usan está desprovisto muchas veces hasta de significado, pero es muy fuerte, y por ahí lo que para uno no significa nada, para el otro significa un montón. Entonces no se evalúa el dolor en función del dolor del que sufre, sino que se evalúa el dolor en función del que mira, y por ahí uno dice, no, pero esto no es grave, o el que lo hace, a mí no me molestaría que me digan tal cosa. Bueno, lo que aparece es el destrato, es la burla, es la falta de escucha, y es la falta de referentes adultos en la crianza de los chicos. Tanto familias como escuelas no están pudiendo poner un modelo claro a seguir y consecuencias claras para los hechos que lastiman.
-¿Sirve hacer denuncias de bullying ante la Justicia?
Desalentamos las denuncias, no porque no sean justas, porque uno cuando está desesperado recurre a una denuncia, pero cuando interviene la Justicia y sanciona escuelas económicamente, los chicos no aprenden nada. La sanción económica se resuelve con plata y lo que nosotros buscamos es una sanción reparadora por parte de la escuela, de las familias de los involucrados y, obviamente, de los involucrados. Algo que pueda tener un sentido y que, entonces, no se repita. Cuando la consecuencia es legal o es económica, eso se traslada a la cuota o se hace un fondo para y no se aprende realmente, los chicos no toman conciencia. Acá tenemos que hacer un trabajo muy fuerte de conciencia del daño, de qué es lo que le estás haciendo al otro cuando le haces tal cosa y qué podés hacer como para que eso se modifique, se revierta de verdad, no con una sanción rápida. A veces, los colegios o las familias piensan que esto se puede resolver con una acción concreta o con una expulsión o con una sanción pública para que se avergüence a quienes lo hicieron y nada de eso funciona. Funciona la escucha, el paso a paso, el ver cuál es el sentido para cada uno de lo que hace, cuáles fueron las fallas institucionales, cómo pasó para que esto no se percibiera, quiénes podrían estar cuidando y cuidándose. Digo, a los chicos y a los mismos docentes, a ver cómo sostenerse entre todos y cómo establecer puentes con las familias, cómo hago para que no se genere este enfrentamiento que deja a los chicos solos, desamparados y sin saber a quién le puedan pedir ayuda ante un caso de bullying.