El factor clave que interviene y puede definir el proceso electoral
El impacto de la incertidumbre económica en el proceso electoral es innegable pero puede tener diferentes efectos. Los ejemplos históricos de las crisis y el análisis de expertos en la materia.
La incertidumbre socioeconómica puede afectar la atribución del proceso electoral y el cambio de gobierno de varias maneras. Sobran los ejemplos históricos de cómo diferentes procesos sociales, crisis económicas y políticas han derrumbado gobiernos y alzado otros.
Más allá de quién gane la elección del próximo domingo e independientemente de si se llega o no a una segunda vuelta, el estado de crisis, conflicto y ruptura, es innegable. Se trata de un punto cúlmine, de malas decisiones político económicas que han dejado al descubierto que los perdedores son siempre los mismos.
Desde la recuperación de la democracia, y más acá, desde la crisis de 2001/2002, la pérdida del poder adquisitivo ha sido un denominador común. Durante el gobierno del Frente de Todos, el sector informal vio derrumbarse su poder de compra en un 24%. Lo crítico es que se trata de la mayoría de la población. Basta con ver que en el último año, 8 de cada 10 puestos laborales generados son informales, de bajos salarios y no cuentan con la posibilidad de pelear por ajuste paritario.
"En tiempos normales, el principal factor que influye en una elección es el modo en el que la ciudadanía evalúa el desempeño del actual gobierno, y la economía suele ser un elemento central en esa evaluación de desempeño", sostuvo el consultor político Julio Aguirre que puso como ejemplo la situación de España en 2015, similar a la que vive hoy Argentina.
Sin embargo, "esto puede alterarse cuando la agenda pública tiene otras prioridades (seguridad), porque las expectativas económicas son positivas a pesar de una coyuntura negativa", explicó, tal como sucedió en México en el 2021 donde la crisis económica fue un tema ausente "o porque acontecen eventos extraordinarios que sacan la deliberación democrática de la rendición de cuentas del gobierno y entran en juego otras consideraciones relativas a la política", como fracturas en los partidos políticos, el surgimiento de candidatos muy populares en la oposición o escándalos de corrupción señaló Aguirre.
Por su parte, el psicólogo y Magíster en Economía y Administración de la Salud, Mario Lamagrande afirmó que "la incertidumbre socioeconómica puede aumentar la atribución del proceso electoral a factores externos al gobierno en ejercicio". Esto se da, explicó porque en un contexto como el que se vive en el país, "los votantes pueden ser más propensos a creer que el gobierno no tiene el control de la situación y que, por lo tanto, no es responsable de los resultados económicos y sociales. Esto puede llevar a una disminución de la confianza en el gobierno y a un mayor apoyo a los candidatos que prometen cambios radicales".
En el mismo sentido, el especialista en salud mental sostuvo que la propia incertidumbre social puede aumentar la volatilidad electoral. "En un contexto de incertidumbre, los votantes pueden ser más propensos a cambiar de opinión sobre su voto, lo que puede dificultar la predicción de los resultados electorales. Esto puede aumentar la probabilidad de que un candidato que no es el favorito en las encuestas gane las elecciones", manifestó.
Algunos ejemplos alumbrados por Lamagrande fueron el de la crisis económica de 2001 que "llevó a la renuncia del presidente Fernando de la Rúa y a la elección de Néstor Kirchner, quien prometió un cambio radical en la política económica", la crisis financiera de 2008 en los Estados Unidos que "llevó a la pérdida de millones de empleos y a un aumento de la desigualdad que terminó con la elección de Barack Obama, quien prometió reformar el sistema financiero y mejorar la economía" y, por último, el Brexit en el Reino Ubido llevó "a una disminución de la confianza en el gobierno y a un aumento del apoyo a los partidos populistas, una mayor volatilidad electoral y la posibilidad de un cambio de gobierno en las próximas elecciones".
Contradictoriamente, en el caso de Argentina en el 2023, la cuestión económica tiene impactos disímiles. "Por un lado, hay un claro empeoramiento de la economía y una enorme incertidumbre a futuro, pues estamos en la antesala de una hiperinflación y ninguna de las políticas que deberían tomarse para evitar ese resultado se están tomando. Por otro lado, el Ministro de la hiper puede llegar al balotaje", señaló el consultor político.
Esto se explica porque, a pesar del fracaso económico de Sergio Massa, "la presencia de (Javier) Milei abroquela al votante kirchnerista, en una dinámica política que tiene más que ver con las identidades político-ideológicas que con un voto 'racional', 'económico', 'convencional'". Otra de las hipótesis que sostiene Aguirre es que "la fragmentación de la oposición mantiene dividido el voto 'castigo' al gobierno entre Milei y Bullrich; en ausencia de esa fragmentación, no tendríamos dudas: vamos a un cambio de gestión".
En síntesis, los efectos de la incertidumbre propia de crisis sociales, económicas y políticas como la que vive hoy el país, influyen indiscutiblemente en cualquier proceso electoral aunque no sea la economía la única variable. Para finalizar, el analista político planteó que "otra posible consecuencia a evaluar después de las elecciones, es qué está pasando con las personas que no van a votar y/o votan en blanco. Ese también es un mensaje: evaluación crítica al gobierno pero falta de confianza en la oposición o, incluso, en el régimen democrático por completo", cerró.