Una guía para abrir la puerta a infancias felices, según una experta en psicopedagogía
La psicopedagoga Mónica Coronado se refirió en una entrevista con MDZ, a los aspectos clave que se deben tener en cuenta a la hora de criar a los hijos e hijas desde el amor, la confianza y el respeto, Aclara que los límites deben existir pero que estos nunca deben ser impuestos desde el enojo.
Respetar sus tiempos y atender a sus necesidades. Acompañarlos en sus procesos, protegerlos, inculcarles hábitos y ayudarlos, desde el afecto y la ternura, a comprender que los límites son necesarios. Recorrer junto a los hijos el camino a lo largo de la vida, asegura la psicopedagoga Mónica Coronado, no es una tarea sencilla, ni mucho menos un conjunto de tips establecidos y rígidos sacados de manual. La crianza, justamente, requiere de un aprendizaje constante que también implica sacrificios, constancia y dedicación para lograr instalar en las mentes y los corazones, vínculos familiares saludables, fuertes y cargados de momentos compartidos, de manera de lograr infancias más felices y por lo tanto, futuras personas adultas, capaces de replicar el mismo amor y respeto por la vida y la inocencia.
Cada vez que un niño o niña es maltratado, asegura Coronado, quedan al descubierto las tristezas, frustraciones e inseguridades de los adultos. "Hay todavía una cultura que sigue considerando que el chirlo, el golpe o el grito educan y no educan. Nunca. El grito o el golpe lo único que muestra es la debilidad del adulto, su incapacidad para manejar su frustración", detalla la especialista en el marco de una charla con MDZ, al referirse a la problemática que perdura en Argentina con paradigmas de crianza vetustos, que siguen naturalizando prácticas abusivas contra la infancia.
El contrapunto de estas tendencias nocivas se halla en conceptos que, desde la psicopedagogía, han arribado a lecturas más armoniosas de la crianza, sin dejar de lado la importancia de establecer claridad en los roles de cada integrante de la familia.
- ¿Qué significa criar de manera respetuosa?
- Suele entenderse que se tata de criar o educar a un niño siguiendo sus procesos de desarrollo, esperando sus tiempos dentro de ese proceso, considerando sus intereses y necesidades como individuo. También implica darle un espacio a su voz y a su participación dentro del entorno familiar, en la toma de decisiones y en determinadas cuestiones conforme a su nivel de desarrollo y su autonomía progresiva.
- ¿Por qué es importante marcar los límites a un niño o niña?
- Los niños y niñas necesitan límites porque son estructurantes. De este modo aprenden a habilitar espacios propios o personales. Por ejemplo, muchas veces se entiende que el límite es solamente el no, pero también el niño le pone el "no" a su mamá, a su papá, cuando tratan de que haga algo que él/ella no desea o que no le parece correcto. Un ejemplo es cuando pide que golpeen la puerta de su habitación. Los límites ayudan a estructurar y organizar la personalidad porque además colaboran a contener los impulsos, a dirigirlos y organizarlos. Por eso son tan importantes. Es lo que permite convivir en paz, poniendo determinadas normas, reglas y pautas para que todos en la familia disfruten y lo pasen bien.

- ¿Existe una edad "clave" en la que se incorporan hábitos? En ese caso, ¿cuál?
- Los hábitos se incorporan desde el principio de la vida. Ejemplos son cuando uno va buscando establecer los hábitos de sueño, cuando durante el día amamanta y de noche no prende la luz, no juega, no le habla al bebé para advertir que hay un cambio y que de noche debe seguir durmiendo. Los hábitos se inician desde muy pequeños, cuando uno les lava las manos, les lava la cara, tiene determinados horarios.Tienen un carácter organizador de la vida, generan una organización que a veces subsiste aún cuando una persona es mayor o su salud está muy deteriorada. Los hábitos principales tienen que ver con el sueño, con la alimentación, con la higiene, con el orden o el cuidado del entorno y comienzan desde el principio de la vida.
- ¿Cómo se deben enseñar los límites?
- Los límites se tienen que marcar o señalar con firmeza pero con mucha ternura, con cuidado, explicando su sentido cuando se puede entender. Y cuando no se puede explicar, generando confianza, dando a entender que realmente uno como madre o padre hace determinada cosa por el bien del niño o la niña. Esos limites que uno tiene que poner, que tanto cuestan a veces, tienen que ver con los límites que nos ponemos a nosotros mismos como adultos. Tiene que ver con disciplinarnos de alguna manera para proteger la vida que tenemos en común. Los límites no se deben imponer desde el enojo o el hartazgo, sino que se deben poner con calma. Cuando no se tiene la calma suficiente es necesario esperar un poco a que baje un poco el enojo para poder ponerlos. Pero siempre debe ser sin enojo, sin hartazgo, sin furia, sin ninguna forma de maltrato, porque de este modo se violenta el desarrollo del niño o niña.
- ¿Cuáles son las mayores carencias anímicas de los niños y niñas de hoy?
- Lo que les falta a los niños y niñas de hoy es la motivación interna. Depositan demasiado en el otro el tema de entretenerse, de encontrar con qué jugar, de cómo resolver determinadas situaciones. Pero eso no tiene que ver con ellos Tiene que ver con un entorno que le ofrece una sobre asistencia y que le da inmediatamente todo. Que no deja que desarrolle su capacidad de tolerancia a la frustración. Necesitan, ante todo, padres más relajados, más alegres, más tranquilos. Hay mucha carencia de alegría en la vida diaria de muchos chicos. Padres que a veces están tristes o enojados, frustrados. Y los chicos necesitan divertirse y pasarla bien en familia y con los afectos. Para un niño o niña, el centro del universo son los afectos.
- Los casos de maltrato hacia niños y niñas no ceden en Argentina ¿Qué falencias se han acentuado entre los adultos para incurrir en estas prácticas repudiables?
- En el caso de maltrato creo que hay que distinguir lo que es un maltrato causado por padres que tienen muy pocas habilidades o capacidades emocionales para criar. Hay que entender que criar a un hijo/hija significa hacer un montón de concesiones aceptar muchas situaciones en las que se relegan los propios intereses y necesidades. Son padres que no saben manejar el enojo, el dolor o la frustración y a veces lo descargan en los niños. También está la falta de una red comunitaria y social que los acompañe y contenga. Y los casos de maltrato grave tienen que ver con personas muy dañadas psicológicamente. Para ser capaz de lastimar a un niño pequeño, golpearlo, hacerle daño, hay que estar muy mal. Eso entra en el terreno de la patológico. También hay un tema de una cultura que sigue considerando que el chirlo, el golpe o el grito educan y no educan, nunca educan. El grito o el golpe lo único que muestran es la debilidad del adulto, su incapacidad para manejar su frustración. No son para nada educativos, pero hay gente que sigue reivindicando que un buen chirlo a tiempo te ahorra un montón de disgustos. Esto no es así. Son mecanismos totalmente innecesarios y dañinos.
- ¿Cuáles son las formas más invisibilizadas de maltrato? ¿cuáles son las que más se repiten de manera naturalizada?
- Las formas más invisibilizadas de maltrato tienen que ver con el maltrato psicológico. El niño no es golpeado ni le gritan, pero lo hacen sentir inferior o incapaz, incompetente, que no puede resolver los problemas que tiene. Recibe críticas, cuestionamientos. Nunca alcanza con lo que llega a hacer. Nunca satisface las expectativas del padre o madre y eso es una forma de maltrato que no es evidente pero que es muy destructiva. Por ejemplo frases como "preferiría no haberte tenido", "yo antes tenía una vida pero te tengo que cuidar a vos", entre otras, dañan y hieren de manera profunda. El maltrato simbólico, el menosprecio que el niño sufre, es el más invisibilizado y el más terrible y destructivo.
- ¿Qué le diría a los padres y madres en relación a sus responsabilidades como tales?
- Que se relajen y que no intenten ser perfectos. Que traten de criar con amor, con ternura. Que cuando se enojen se tomen un tiempo afuera, que usen su red de apoyo para aliviarse en algunos momentos, para poder dedicarse tiempo así mismos, para disfrutar la vida, para pasar buenos momentos en pareja o estar con amigos. Que no lleven la crianza como una cruz o como una carga enorme de responsabilidades y de prescripciones de que hay que hacer todo perfecto y todo bien. Hay tantos mandatos y normas que a veces abruman a los padres y los hacen sentir siempre en falta, culpables de no cumplir con esas expectativas. Yo creo que no hay nada mejor en la vida que tener un papá, una mamá relajada, alegre, feliz, que se equivoca, que pide perdón. Que te pide a vos ayuda como hijo y que te acompaña con gusto y placer. Hoy los padres están sometidos a muchas presiones por tratar de ser perfectos.
- ¿Qué papel juegan los roles en el marco de la crianza?
- Hoy hay muchas mamás o papás que dependen del deseo de sus propios hijos y de las pautas que ellos van marcando respecto de cómo quieren ser educados. Eso rompe una relación de asimetría que es funcional, que ayuda a la crianza. Se trata de entender cuál es el rol del adulto. Este rol es clave, porque es el adulto quien debe guiar, orientar, acompañar, sostener y poner esos límites necesarios para que el otro sea una persona que pueda compartir. Esto debe darse en el marco de un esquema de reciprocidad, que es el de la familia, donde todos hacemos algo para que los demás y nosotros mismos estemos bien.
- ¿Por qué es importante esa relación de asimetría?
- Cuando toda la vida familiar se subordina a los deseos de un niño, niña o adolescente que decide por los adultos, lo que hace es en realidad mantener una posición de asimetría inversa, donde se rompen las estructuras necesarias para educar. Existen adultos que consideran que la adultez es incómoda porque significa obligarse a hacer cosas que no gustan, pero lo cierto es que la crianza tiene esas dos caras: la parte tierna y la otra parte que tiene que ver con actuar en función de esa responsabilidad que se tiene hacia otras personas, que son los hijos. El respeto de los hijos se logra con amor, paciencia y confianza, manteniéndose firme, sentando un principio de adultez; de maternidad y paternidad desde un lugar en el que sea posible expresar diferencias de pensamientos, conversar y también jugar.