Lucecita Sosa de Godoy Cruz, “la loca”

La esposa del gobernador que se enamoró y mató a su yerno

Hay otra faceta menos conocida de Godoy Cruz. Estaba casado con María Mercedes de la Luz Sosa Lima y Corvalán Rozas; o simplemente “Lucecita”, dama patricia y testigo del nacimiento de Merceditas de San Martín.

Gustavo Capone
Gustavo Capone lunes, 16 de enero de 2023 · 07:08 hs
La esposa del gobernador que se enamoró y mató a su yerno
Godoy Cruz, esposa de Lucecita Sosa

Para muchos en el país “Godoy Cruz” es solo un club de fútbol, al que ocasionalmente hasta encumbrados periodistas solamente lo denominan: “Godoy”. Una enorme minimización de quien fuera un patriota en tiempos de las campañas libertadoras: Tomás Godoy Cruz. Mientras que seguramente para otros el nombre de Godoy Cruz los retrotraerá a un pujante departamento de Mendoza o hacia algunas calles argentinas. Y otros un tanto más informados recordarán que fue el principal operador político de José de San Martín en el Congreso de Tucumán durante 1816 empujando la independencia americana y que ocupó en dos oportunidades la gobernación mendocina.

Una dama patricia

Presentaremos hoy, la vertiginosa, sinuosa, contravencional y apasionada vida de "Lucecita" Sosa, esposa de Tomás Godoy Cruz. La mujer que se enamoró del hombre que ella dispuso y se casó con el que más le convenía. Vivió a su manera, feliz a su modo, fue una patricia mendocina, despertó amores y odios, se sintió dueña de varios destinos, se peleó con su hijo por la herencia y murió bajo los palos de su techo.

 "Lucecita" había nacido en buena cuna durante 1797 y murió siendo una más de las 4.247 víctimas fatales del terremoto que arrasó Mendoza en 1861. Lo que nunca cambió (ni cambiará), más allá del abolengo, la posición económica, los regodeos con poderosos o ciertos "acomodos", es que nadie estará jamás exento de que en un segundo "el mundo se nos caiga encima".

Era hija de Francisca Xaviera Corvalán y Rozas y de Joaquín de Sosa y Lima. Familias que habían llegado a Cuyo desde el mismo comienzo de la conquista española y que se convertirán en casas fundadoras de la colonial Mendoza.

Luz Sosa

En consonancia con esa tradición histórica, Joaquín Sosa y Lima fue un distinguido miembro del cabildo mendocino, pero sobre todo uno de los primeros en adherir a la causa emancipadora americana, y mucho más cuando llegó José de San Martín a Mendoza en 1814.

Don Joaquín era un fanático independentista. Donó plata, prestó propiedades para la instalación de corrales, regalo caballos y vacas, organizaba colectas, pagaba los haberes de médicos del ejército.

Indudablemente la relación entre Sosa y Lima y "el Libertador" era muy buena; a tal punto que hubo un episodio familiar que pudo haber fracturado el vínculo, y fue cuando el cura José Antonio Sosa (hermano de Joaquín) "quedó pegado" en una causa penal por hacer espionaje a favor de los españoles, donde fue acusado hasta por el propio San Martín. La cosa tuvo ribetes legales y políticos que trascendieron la frontera mendocina hasta que finalmente San Martín consiguió que "lo corrieran" de las capillas mendocinas al cura.

Pero volviendo a "Lucecita", expondremos que también fue amiga de Remedios Escalada, y según las crónicas urbanas de la época: donó joyas y hasta habría cosido uniformes y bordado la bandera. Estuvo presente en el nacimiento de Merceditas y participó de la bendición de la misma bandera del Ejército de Los Andes. Y como si fuera poco, cuando "Lucecita" se casó con Godoy Cruz, el General San Martín concurrió a la boda. Fue un 31 de julio de 1823. La paradoja trágica será que a los tres días moría en Buenos Aires, Remedios, la esposa del Libertador.

El joven gobernador y sus desventuras amorosas

Ya expresamos que Tomás Godoy Cruz fue dos veces gobernador mendocino. La primera vez fue electo el 3 de julio de 1820. Tenía por entonces 29 años. Fue también un emprendedor que anticipándose al panorama convulsionado que vendría, abrió visionariamente una fábrica de pólvora.

Provenía de una familia comprometida con la independencia. La afinidad con San Martín había llegado tal punto que éste lo introdujo en la Logia Lautaro, pero sobre todo le pidió que fuera el adalid de las ideas libertarias para declarar rápido la necesaria independencia en Tucumán.

La buena relación con San Martín le devolverá una atención a Godoy Cruz: será el mismo General quien lo estimulará a relacionarse con "Lucecita".

Así y todo, existió otra relación afectiva previa a "Lucecita" de Tomás Godoy Cruz que merece ser contada. Muy traumática y también poco conocida. Lo cierto fue que, en su estadía en Buenos Aires (tras el traslado del Congreso de Tucumán a la ciudad portuaria) Godoy Cruz conoció a María Victoria Ituarte Pueyrredón, sobrina del mismo Martín de Pueyrredón, quien ostentaba el cargo de Director Supremo.

Tomás quedó prendado apenas la conoció; la siguió por todo Buenos Aires. "Le ofreció el oro y el moro", pero había un problema: Victoria estaba de novia con Manuel Hermenegildo Aguirre, un exitoso abogado y comerciante porteño, además de oficial del Regimiento de Patricios y participante en el Cabildo Abierto de mayo de 1810.

Misión diplomática a los Estados Unidos

Hasta el mismo Director Supremo lo quiso ayudar al enamorado Tomás. ¿Qué hizo Pueyrredón? Lo mandó a Aguirre en misión diplomática a EE.UU. para despejarle el camino al mendocino.

Aguirre será enviado a Washington en 1818 a conseguir naves de guerra para la campaña de San Martín al Perú, y sobre todo para procurar el reconocimiento de la independencia argentina por parte de los Estados Unidos. Pero el plan falló doblemente para el tándem "Godoy Cruz - Pueyrredón". Hermenegildo no solo consiguió poco, y nada, en el país del norte, ya que los "yankis" y su presidente Monroe estaban en tratativas con los españoles por Florida, por lo que dilataron el reconocimiento independentista. Primera frustración. Lo otro, y ya personal frustración para el tío Director Supremo y para Godoy Cruz, fue que Aguirre lo primero que hizo apenas volvió fue casarse con Victoria.

La esposa del gobernador

Ya mencionamos que ellos ("Lucecita" y Tomás) se casaron en 1823. Tuvieron cuatro hijos. Dos murieron a los 4 y 20 años respectivamente (Eleodoro y Gabriel). Los dos restantes fueron: Juan Bautista y Aurelia.

Godoy Cruz será designado interinamente gobernador nuevamente en 1830. La grieta rabiosa de la política de ese momento hizo que tuviera que renunciar y abandonar la patria por varios años.

"Lucecita" y Tomás convivieron muy intermitentemente desde entonces. Él estuvo mucho tiempo exiliado en Chile y cuando regresó compartieron el mismo techo, aunque cada uno estaba en sus cosas.

A la señora le endilgaban "una influyente amistad con José Ruiz Huidobro", lo que primeramente generó ciertos resquemores políticos. José Ruíz Huidobro era alguien de absoluta confianza de Facundo Quiroga, acérrimo enemigo de las unitarias familias de Mendoza y rival declarado de Godoy Cruz. Pero también producía ciertos celos en propios y extraños. José Ruiz Huidobro era casado con Petrona Godoy.

Ruiz Huidobro fue un hombre de mundo. Había nacido en Orense (España) y cotidianamente presentaba otra faceta personal muy contrapuesta con la del duro militar que parecía. En la dimensión social y festiva, era el centro de cuánta reunión o tertulia se produjera. Carismático; excelente bailarín, guitarrista y actor de comedias. Recitaba, cantaba, sabía trucos de magia. Realmente irresistible para la platea femenina de Mendoza, y sobre todo para "Lucecita", quien ya empezaba a ganarse el peyorativo mote: “la loca”.

En ese ambiente de opulencia desarrolló su vida "Lucecita", hasta que lamentablemente enviudó en 1852. Aunque como muchos sostenían se recuperó rápidamente.

Existe una famosa anécdota del día que falleció Godoy Cruz. Resulta que “Lucecita” había organizado una gran reunión social – danzante en su casa. Don Tomás hacía rato que estaba pésimo de salud y agonizaba en una habitación. De repente, una criada de Luz le avisara a la patrona que su esposo había fallecido. La actitud de “Lucecita” no se hizo esperar, y en una especie de “el show debe continuar”, ordenó no decir nada hasta que la fiesta terminará y encender inciensos por si el difunto despedía mal olor, además de espantar los malos espíritus.

La viuda negra

El doctor Federico Mayer era hijo de un oficial inglés, John Andrew Mayer, y estaba de paso por Mendoza camino a Chile. Como solía suceder por esa época le debieron haber dicho: "¡Si estás en Mendoza no dejes de visitar la casa de Godoy Cruz!". Y así fue. Destino contradictorio. En esa casa descubrió el amor y la tragedia. Lo otro es imaginable. Mayer conoció a Aurelia, la encantadora hija de Tomás y "Lucecita"; se quedó en Mendoza y al tiempito (diciembre de 1851) se casaron. Al tiempito también fallecerá Tomás. Y al tiempito además aparecerán los planteos manipuladores de la viuda.

Federico Mayer

Un secreto a voces sostenía que "Lucecita" estaba enamorada de su yerno. Otros adujeron cuestiones económicas como móvil de los enconos, pero lo concreto es que el reclamo de "Lucecita" a Aurelia no se hizo esperar: "O te quedas con él o conmigo". Obviamente, Aurelia optó por su esposo.

La situación se precipitó dramáticamente y tras una visita de la joven pareja a la casa de Melitón Gómez, fueron sorprendidos por dos delincuentes que apuñalaron a Federico Mayer y lo remataron con tiros en la cabeza y en el pecho.

Los asesinos (los hermanos Esteban y Martiniano Sambrano) fueron apresados cuando intentaban fugarse a Chile y confesaron haber sido contratados como sicarios por "Lucecita". Sin extenderse mucho, y ante el juez, ella reconoció haber sido la instigadora del crimen.

Todo tiene su precio

La sentencia del juez Palma parecía ejemplar. Fusilamiento para los Sambrano y para "Lucecita". Pero un tribunal revocó la sentencia. Diez años de cárcel para los Sambrano y una multa de 2.000$ para la señora. Parecía una broma.

Aurelia nunca perdonó a su madre, pero Luz Sosa tampoco se sintió muy afligida. Ella quedaba libre nuevamente, y estaba habilitada para disfrutar otra vez de sus fiestas.

Como si fueran pocas las sospechas, y dando argumento al nuevo apodo (“loca”), por ese tiempo también murió muy misteriosamente su hijo Bautista con quien había sostenido una disputa por la herencia de Godoy Cruz. Vaya macabro destino: en meses murió su esposo, desapareció su hijo y mandó matar a su yerno.

Quien mal anda, mal acaba

Ya nada volvió a ser igual. No solo estaba grandecita, sino que la misma sociedad que ayer la admiraba le dio con indignación la espalda. Será definitivamente: “la loca” y la asesina.

Su triste final fue consecuencia del derrumbe del techo de la misma casa que fue testigo de tantas pomposas fiestas. Ahí yacía "Lucecita". Apagada y enterrada por escombros y palos. La encontró una monjita que andaba auxiliando moribundos tras el terremoto de Mendoza.

Terremoto Mendoza 1861

Postrada en el piso. De su cuello colgaba un relicario donde se escondía la foto de su yerno Mayer.

Así moría María Mercedes de la Luz Sosa Lima y Corvalán Rozas de Godoy Cruz. "Lo que no dice un nombre es la tristeza de quien lo lleva”. (Sonnia De Monte. "Marzo". Acercándonos Ed. CABA. 2012). "Lucecita" falleció el día del terremoto, quizás lo único que podía detenerla. Fue un 20 de marzo de 1861. Terminaba el verano en Mendoza y se caía la ciudad de barro.

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