Frida de lujo
Buenos Aires tiene en privilegio, desde la semana pasada, de exhibir el más codiciado autorretrato de Frida Kahlo (1907-1954), la artista top del arte latinoamericano.
En pleno boom de popularidad de la artista, con exposiciones sumamente promocionadas en París y Madrid el Malba de Buenos Aires se da el lujo de presentar la muestra el “Tercer Ojo” donde se incluye “Frida y yo”, la obra que en noviembre pasado marcó el récord absoluto para el arte de latino-américa en una subasta de Sotheby`s en New York. La exposición presenta también más de 240 pinturas y esculturas icónicas del patrimonio del museo y de su fundador Eduardo Constantini que fue precisamente quien adquirió el autorretrato en 35 millones de dólares.
En la muestra se exhibe, asimismo el “Autorretrato con chango y loro” de 1942 que Constantini compró en otra subasta, en 1995. Pertenecía a la fundación IBM. En ese momento también marcó un récord (3 millones) La relevancia internacional de la Kahlo como artista comienza en la década del cuarenta, cuando presenta exposiciones en New York y París, sin embargo la revalorización de su obra es relativamente reciente. Por caso: “Diego y yo” ya se había subastado en 1990, con una estimación inferior al millón de dólares.
“Dos desnudos en el bosque” (de 1939), que Christie’s vendió en Nueva York en mayo de 2016 en algo más de ocho millones, en 1989 se había rematado en alrededor de 33 mil (dos cientos cuarenta veces menos!!) Esta trepada vertiginosa en los valores de las obras de Frida, arranca en la década del noventa con el crecimiento de su popularidad entre el gran público. Son los años en que Madonna se declara devota admiradora de la artista, se publica su autobiografía, aparecen películas y los pormenores de su vida salen a la luz.
Una vida que tiene todos los ingredientes para conmover: la tortuosa relación con el famoso muralista Diego Rivera, veinte años mayor que ella, con quien se casa y se divorcia dos veces, su poliomielitis de nacimiento, el accidente que la postra un largo
tiempo. El feminismo también la adopta como bandera: su vida es ejemplo de la lucha por los derechos de la mujer y la libertad (incluso en el campo sexual) en una sociedad y un tiempo todavía oscuros. Vale acá el paralelismo que marcamos en nuestra nota pasada con Artemisia Gentileschi.
Es por eso que las obras de Frida Kahlo más buscadas son las autorreferenciales: sus autorretratos que la muestran sufriente (“Las dos Fridas”, “Sin esperanzas”) los que la unen a Diego, o a la naturaleza exuberante de su Coyoacán natal.
* Carlos María Pinasco es consultor de arte.