La desidia estatal que provoca pérdidas millonarias a las empresas

El aeropuerto internacional de Ezeiza volvió a sufrir ayer las consecuencias de la niebla que cubrió esa zona del gran Buenos Aires. El impacto inmediato fue que los vuelos que llegaron a primera hora de la mañana tuvieron que ser desviados a otras bases aéreas. Los servicios de ITA, Iberia, Copa Airlines y Air Europa tuvieron que aterrizar en Montevideo. El de Air France, con destino a la Argentina, tuvo que bajar en Asunción (Paraguay), mientras que otro de Sky Perú hizo lo mismo en Rosario.

No es la primera vez que sucede. A pesar de las buenas condiciones climáticas que se están viviendo en este final del invierno, el lugar donde está ubicado la estación aérea se caracteriza por bancos de niebla que dificultan las operaciones. El de ayer no fue de una magnitud importante, aunque lo suficiente para generar ese trastornos a las empresas aéreas y los pasajeros que, después de viajes de más de 10 horas, deben aterrizar en otros países vecinos.

Sin embargo, este evento meteorológico no es insalvable. Existe tecnología para superarlo, pero el problema es que, por la desidia del Estado y el desinterés de los sucesivos Gobiernos, no se busca una solución.

Para que el aeropuerto pudiera tener mejor operatividad se requeriría un sistema instrumental de aterrizaje más avanzado. Por las siglas en inglés se lo conoce como ILS (Instrument Landing System). Hay de distintas categorías como CAT I, II y III. A su vez, se dividen en A, B o C. Este último es el de mayor precisión y demandan distinta distancia de visibilidad.

El que opera en Ezeiza es CAT III A. “Si tuviéramos CAT III B, el aeropuerto no tendría que cerrarse por niebla liviana como la de estos días. No sucede los mismo en Santiago de Chile o San Pablo”, explicó a MDZ una fuente del sector.

El costo estimado para hacer el paso del sistema a una categoría superior ronda, según esta fuente, entre US$3 y US$5 millones entre equipos y obras en el aeropuerto. La cifra es baja en relación al daño que genera no tenerlo, pero no es el tema presupuestario el que lo frena sino el desinterés de los funcionarios.

Desde la cámara que agrupa a las compañías aéreas que operan en el país (JURCA) vienen reclamando desde hace años esa modificación.

No es un tema menor. El costo adicional para estas empresas es millonario. Un avión que aterriza en otro aeropuerto genera una serie de gastos, más si se trata de otro país. Se deben pagar tasas adicionales por aterrizar y estacionar, por ejemplo. Si la demora es corta y los pasajeros permanecen en el avión, el costo es menor. En cambio si es prolongada, aumenta. En muchos casos, como se trata de vuelos de muchas horas, se vence el tiempo permitido para que la tripulación siga viaje. Hay que esperar otra tripulación y los pasajeros deben ser trasladados a hoteles. En un caso como este, el gasto adicional puede superar los US$500.000. Hay que multiplicarlo por cada uno de los aviones que son desviados.

El otro aspecto es el de los pasajeros que sufren todas estas complicaciones. No llegan al destino previsto o llegan con retrasos importantes. “Los pasajeros se perjudican. Si venían por turismo y tenían que conectar vuelos, lo pierden. Si lo hacían por otros temas, como negocios o urgencias familiares, tampoco llegan a tiempo. Todo por la falta de previsión que hay en el país”, explicó un ejecutivo de una compañía aérea.

En este momento en que la Argentina necesita la llegada de turistas por la falta de dólares, la primera imagen que se llevan del país es la de un aeropuerto que, recurrentemente, no es operativo ante por niebla por falta de inversión.