Cambio de vida

Es ingeniero, se fue del país hace un año y cuenta cómo es vivir en Italia

Se fue a Europa por más oportunidades y, a casi un año, sigue adaptándose a la vida de Italia sin perder su contacto con Argentina.

Gonzalo Barrera sábado, 20 de agosto de 2022 · 19:30 hs
Es ingeniero, se fue del país hace un año y cuenta cómo es vivir en Italia
Juan Pablo es un ingeniero civil y optó por mudarse a Italia en busca de nuevas oportunidades

Muchos jóvenes del país eligen irse afuera a probar suerte en otros lugares, donde puedan obtener un mayor rédito económico. Entre ellos abundan historias de los que se van a trabajar en gastronomía o probar suerte con algún trabajo que les permita empezar desde abajo y hacer alguna diferencia, pero también existen muchos profesionales que buscan oportunidades en el viejo continente.

Juan Pablo Basti es uno de estos últimos. Recibido de Ingeniero Civil en la Universidad de Buenos Aires, desde hace casi un año vive en el norte de Italia y contó a MDZ su experiencia en el país europeo.

En Argentina trabajaba en una constructora que hacía las obras de renovación de vías de Estación Retiro del Ferrocarril Mitre y optó por irse del país por “la crisis eterna de la Argentina tanto desde lo económico como en el plano social, pero también hubo una ruptura muy fuerte que sentí con toda la sociedad durante el encierro por las cuarentenas. Esa ruptura, malestar, hizo que buscara apurar los tiempos el máximo posible para poder irme”.

Aunque está lejos, la tradición del mate continúa acompañándolo en Italia.

En Italia hace tareas de “inspección de infraestructuras, principalmente puentes, túneles, edificios. Desde una inspección visual, donde se identifican posibles defectos de los elementos estructurales como las vigas, el tablero y los pilares de un puente”, explicó Juan Pablo.

Como muchos argentinos, Juan Pablo tiene una gran pasión por el fútbol y contó cómo es vivir su amor por River Plate a un océano de distancia: “Con más locura que antes. El quedarse hasta las 3, 4 de la mañana por el partido le da un picante extra a ganar o perder, porque estás haciendo un esfuerzo grande para mirar el partido”, comentó el joven que, ya en Italia, viajó especialmente a Superga para ver si había alguna mención al Millonario en los monumentos que homenajean a los fallecidos de Torino en la tragedia de 1949, ya que River asistió a las familias de las víctimas.

Superga River Torino
El monumento a las víctimas de la tragedia de Superga, donde también recuerdan la ayuda de River Plate al club italiano.

Luego contó cómo vivió, en plena jornada laboral, el último campeonato que obtuvo el equipo de Núñez con una goleada frente a Racing en la última fecha: “Estaba haciendo una inspección de noche con el partido prendido. Cuando estábamos abriendo el tráfico empezaron a caer el tercer y cuarto gol. Yo estaba a los gritos como un loco”.

Desde su llegada a Europa, le tocó vivir en un pequeño pueblo del Véneto, Pieve di Soligo. Allí encontró también algunas dificultades como joven en un pueblo de una edad promedio alta. “No está bien conectado y quedó medio aislado. No tiene estación de tren y los domingos no hay colectivo tampoco, así que estoy en manos del taxi... Que es caro”, contó Basti y agregó: “Lo que más me cuesta es la fe. Me parece super importante vivirla en comunidad, pero acá se hace difícil. No hay jóvenes y la gente grande está muy acostumbrada al ‘siempre se hizo así’”.

Mercado de Pieve di Soligo, pueblo donde vive desde hace casi un año.

A pesar de eso, comentó que “la gente es amable y siempre estuvo bien dispuesta a ayudarme en lo que necesité (sobre todo trámites, mudanza y esas cosas cuando recién llegué). Pero, aunque te consideran un amigo, para nuestros estándares, creo que en Argentina tenemos más confianza con un simple conocido”.

Una de las cosas que también se le hizo difícil fue la época de las Fiestas, las primeras lejos de sus padres y hermanos, sin contar el hecho de que tuvo que pasarlas trabajando. “Nochebuena empezó medio fulera, salí tarde del laburo y en casa solo tenía fideos para sopa. Después fui a misa de Vigilia y luego fui a un bar con una compañera del laburo”, contó Juan Pablo, quien pudo comunicarse más tarde con su familia y tuvo una “videollamada super divertida con la familia, que estaba en la casa de mi abuela. Fue la última vez que hablé con ella, porque a los pocos días falleció, pero fue lindo porque estaba super alegre”.

Ese primer invierno en Italia, que comenzó con las Fiestas trabajando, no fue el más calmo, dado que tuvo que vivir sin calefacción cuando se mudó a una nueva casa. “En enero tuve que mudarme, y la primera noche no tenía luz ni gas. Dormí a -4 grados adentro de casa y no tenía ni acolchado en ese momento. Fue una noche durísima”, contó sobre ese invierno y explicó que le ocurrió porque “cuando terminan los alquileres, le hacen cerrar el servicio y abrirlo al nuevo que entra, supongo que para que el que se va, se vaya con sus deudas, si es que las tiene. Además, porque hay distintos proveedores de servicio y cada usuario se puede negociar la tarifa propia, como si fuera el servicio de celular o de internet en Argentina”.

Juan pablo y su familia, en la despedida que le organizaron antes de irse a Italia.

Aunque no es de extrañar, resalta una tradición que habían creado con su hermano Mario cuando vivían en Argentina y que, siempre que pueden, continúan repitiendo: el Jueves de Fernet. “La instalamos cuando volvió de un viaje largo y que necesitábamos ponernos al día. Los jueves a la noche, balcón, fernet y a contarnos lo que pasó en la semana. Ahora con la distancia y el cambio de horario, lo hacemos por videollamada”. En esas charlas, se “habla de todo: política, fútbol, vida de fe, laburo y familia. Si tenemos que discutir, discutimos, y después terminamos de la mejor manera”, contó Juan Pablo.

Para terminar, contó que aún extraña algunas cosas de Argentina como Mar del Plata, la que define como “su lugar en el mundo”, a pesar de ser un nacido y criado en la Ciudad de Buenos Aires. Aunque también remarca, a modo de broma, que no extraña para nada la línea 93 de colectivos que lo “dejaba en todos lados, pero también me dejaba de a pie en todos lados”.

Mucho más seriamente, está contento con no tener que “volver casi corriendo a casa por miedo a que me afanen” y que es algo que le sigue preocupando por los suyos que todavía viven en Argentina.

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