Efecto colateral

En tiempos de crisis, urge pasar de la empatía a la compasión

Mucho se habla este ultimo tiempo de la gran desesperanza, el desasosiego y la tristeza que se siente en el país.

María Cecilia Bordón miércoles, 27 de julio de 2022 · 19:11 hs
En tiempos de crisis, urge pasar de la empatía a la compasión
Foto: Pexels

Solo basta con leer los diagnósticos, cruzar estadísticas y charlar con algún familiar o amigo. La frase que continua muchas veces a ese sentimiento de tristeza es: "La salida es Ezeiza", como un ejemplo gráfico y concreto que invita a buscar otros destinos. Sin duda es valido este pensamiento y sentimiento para quien todos los días se levanta a trabajar y vive la incertidumbre de no saber cómo llegar a fin de mes o si en algún momento de su vida va a poder comprarse una casa. Ahora bien, a mi particularmente la frase me mueve a pensar quienes, deseando irse, no pueden hacerlo o aquellos que ni siquiera lo desean porque esa no es una opción.

¿Qué pasa con los invisibles, con los que perdieron todo, con los que la pandemia los arrasó en todo sentido y hoy están detrás de un carro o revolviendo la basura? ¿Y con los que abandonaron todo tipo de sistema y hoy son esclavos de la inminencia del día a día, la noche que llega rápido y la panza que suena fuerte?

Hay dos cuestiones que son fundamentales para mirar esta realidad que nos toca.

Estamos atravesando un momento excepcional, seguramente como muchos otros, en el cual la empatía queda corta. Necesitamos de algo mas, necesitamos de la compasión. Esta palabra tan fuerte y poderosa puede ser el puente para mirar al otro. La compasión impulsa a aliviar el dolor o sufrimiento, a remediarlo o a evitarlo. Ya no es un mero compartir, sino que invita a remediar. ¡Y qué difícil es hacerlo -incluso con uno mismo- cuando ya no queda resto!

Pero nadie dijo que será fácil. Y la resiliencia es una virtud grandísima de las personas y, particularmente, del argentino. La salida fue es y será la familia, la primaria y la extendida. La comunidad, las instituciones, los hijos, la Patria. A veces no podemos remediar las cuestiones estructurales, pero tampoco podemos mantenernos al margen, el cambio es pequeño, casi imperceptible, intangible. La diferencia es el amor. Necesitamos más amor. cuando la compasión y el amor se unen, la suma de las partes es mas que dos, es diez, es mil.

* María Cecilia Bordón es politóloga.

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