Educación

El "secreto a voces" detrás de la extensión horaria en las escuelas de Mendoza

A días del retorno de los niños y niñas a clases aún no se define cómo se aplicará esta modalidad en las escuelas primarias de la provincia. Mientras el calendario se acerca a agosto, los docentes y directivos se preguntan cómo serán las pautas para lograr fortalecer áreas clave de la enseñanza.

Zulema Usach
Zulema Usach miércoles, 20 de julio de 2022 · 08:42 hs
El "secreto a voces" detrás de la extensión horaria en las escuelas de Mendoza
Aún no hay precisiones sobre cómo se aplicará la extensión horaria en las escuelas primarias de Mendoza. Foto: Rodrigo D'Angelo / MDZ

El objetivo planteado a nivel Nacional para sumar tiempo de clases y destinarlo a que los niños y niñas de la primaria puedan reforzar aprendizajes tuvo avances para ser aplicado en Mendoza. La idea, tal como planteó hace poco menos de un mes el gobernador Rodolfo Suarez es que la provincia llegue a agosto con los mecanismos aceitados para lograr que -ante todo- en las escuelas donde la realidad social y económica de los estudiantes y sus familias es más compleja, exista una mayor apertura de los establecimientos para poder fortalecer en los chicos de tercer grado su capacidad para leer, escribir y comprender una historia sencilla.

Sin embargo, ya cuando los días avanzan hacia la segunda etapa del año lectivo (con el regreso de casi medio millón de niños, niñas y adolescentes a las aulas), aún persisten más dudas que certezas entre los docentes, directivos y familias que todavía se siguen preguntando acerca de los lineamientos sobre los cuales se sostendrá la extensión horaria en las escuelas de Mendoza; una propuesta con la que se quiere paliar el déficit acumulado en la población infantil en relación a saberes básicos para la vida.

Los resultados de las pruebas Aprender 2021 dejaron en claro el deterioro en este sentido, pero todavía no sabe bien de qué manera se logrará sostener esa media hora extra en los establecimientos; es decir, con qué herramientas pedagógicas o bajo qué premisas educativas los docentes lograrán incentivar la atención de los pequeños de ocho años para que prefieran, por ejemplo, interesarse por un cuento antes que por un juego de la play o algún video. "No nos han informado nada aún ni tampoco hay lineamientos que nos hayan enviado para saber si nuestra escuela debe o no aplicar esa extensión horaria. Por el momento vamos a estar a la espera de las novedades por su hay que presentar un proyecto", destacó la directora de una escuela urbano marginal de Guaymallén. 

Más dudas que certezas en un contexto por demás complejo

El desafío -aseguran los/las educadores/as- en lo profundo, es amplio y complejo, mientras que la incertidumbre es un "secreto a voces" del que todos hablan pero del que pocos se animan a reconocer. Desde la Dirección General de Escuelas (DGE) aseguraron a MDZ que todavía no hay detalles exactos sobre cómo, en qué escuelas y bajo qué elementos de enseñanza concretos se aplicará la extensión horaria en tercer grado. En un principio, las autoridades confirmaron que a diferencia de lo planteado en Nación -donde se quiere agregar una hora más de cursada-, aquí los padres y madres tendrán que dejar a sus hijos media hora antes en la escuela.

Pero la logística, en ese sentido, ¿está resuelta?. No. Lejos de eso, ni siquiera las familias saben si deberán agilizar sus ritmos para llegar a tiempo con todo. Y los pequeños que viven en zonas más alejadas y cuyos padres no disponen de vehículo, ¿podrán llegar a la escuela a las 7.30 de la mañana en colectivo y con temperaturas bajo cero? ¿Llegarán dispuestos y con la "mente fresca" para conectarse con la lecto-escritura? Las dudas persisten. 

En el agitado clima docente, la incertidumbre también remueve los aires mientras el discurso oficial busca hacer palpable una experiencia que para los especialistas en educación suena más a "manotazos de ahogado" antes que a una solución concreta a las flaquezas que el sistema educativo viene planteando desde hace años. Aseguran que si los niños y niñas de hoy han llegado a tercer grado sin casi saber leer ni escribir, no tiene que ver en lo profundo con un problema nuevo. Se ancla, alertan, en una seguidilla de políticas que con el tiempo dañaron las bases de la educación.

Realidad que "atrasa"

La realidad, compleja y hasta dolorosa para miles de docentes que deben resolver las emergencias para que sus estudiantes no colapsen dentro del aula, aparece allí, a cada segundo en el plano escolar, como una flecha que todo lo lastima: hay cientos (o miles) niños y niñas en Mendoza que no tienen una mesa para poder hacer las tareas en sus casas; que llegan sin haber desayunado, que pasan hambre y frío. Que son víctimas de maltrato, que llegan con la amargura desde sus casas, porque su papá se quedó sin trabajo; porque solo escuchan gritos a su alrededor. Porque ya se olvidaron de los juegos y mucho menos saben lo que significa ir a la cama escuchando un cuento. Lloran en soledad. Y allí es cuando maestras y maestros buscan formas de contenerlos, de enseñarles. ¿Los contenidos? Muchos, aseguran, tratan de buscar miles de formas para conectarlos con ese "aquí y ahora" dentro del aula. Pero no siempre el resultado es el esperado. 

La gran pregunta es si en realidad en esa media hora, por ejemplo, el niño o niña que tiene dificultades en su proceso de alfabetización podrá conectarse con esos saberes. Mientras tanto, los directivos aún aguardan la confirmación oficial por parte de sus respectivas áreas de supervisión. En un principio, el dato apuntalado por la DGE daba cuenta de que las primeras experiencias para sumar tiempo de clases sería aplicado a 50 escuelas primarias. En tanto que los educadores señalan que "podría haber unas cien escuelas que en principio aplicarían la extensión horaria, pero no se sabe si serán rurales". 

Cómo o cuánto cobrarán los docentes que se dediquen a esta tarea extra también sigue siendo un misterio pese a la confirmación oficial de que efectivamente el Gobierno les pagará por ello. Si las escuelas deben presentar proyectos antes de aplicar la extensión de las horas o si las/los maestras/os que dan clases en varias de ellas llegarían a tiempo para cumplir con este rol, son temas que suman a la lista de preguntas (con respuestas aún difusas) que encierra esta idea. El "secreto a voces" es que la incertidumbre sigue prevaleciendo y casi nadie se atreve a hablar de un tema que a pocos días de su implementación genera más confusión que certezas, en un clima caldeado por la posibilidad latente de paros, en el marco de los reclamos salariales y con una disconformidad permanente por las condiciones de trabajo actuales. 

Pero además, otras dudas, aún más complejas, se plantean para el sector educativo: ¿Sumar horas en la escuela, es equivalente a una mejora en la calidad educativa? ¿Por qué hoy las horas de cursado habitual no alcanzan para sostener la enseñanza?. Las respuestas, entonces, merecerán una revisión extensa y profunda. Un desafío por demás grande para una sociedad y un sistema que aún no resuelven un dilema aún mucho más complejo: qué modelo de enseñanza forjará el destino de la infancia de hoy. 

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