Aniversario

A 28 años de AMIA, en memoria de Diego: la presencia constante de la ausencia

A 28 años el dolor no cesa. La ausencia se sigue sintiendo demasiado presente para quienes perdieron a un ser querido en el Atentado a la AMIA.

Gustavo Montanini lunes, 18 de julio de 2022 · 10:01 hs
A 28 años de AMIA, en memoria de Diego: la presencia constante de la ausencia

El Día del amigo y el Día del atentado a la AMIA se juntan. Siempre se juntan. A veces se sienten más cerca y a veces más lejos, pero ahí están: siempre uno junto al otro. La ausencia del amigo siempre está presente. Es la presencia constante de la ausencia constante, como si fuera un laberinto eterno.

En el atentado se murió, es cierto, y aunque sigue vivo en nuestros recuerdos, nuestras anécdotas, nuestro grupo de amigos, así y todo, nos hace falta. Marcelo, Martín, Jaiva y Charly, los amigos del barrio que, a pesar de lo que diga el otro Charly, nunca desaparecimos ni dejamos que Diego desapareciera. Somos seis, a pesar de todo.

¿Quién no jugó con esa fantasía de volver el tiempo atrás? ¿Quién no se convirtió en chico nuevamente y jugó con el tiempo? No es necesario creer en Dios para saber que hay un Dios que cuida a la gente noble que se fue, porque sentimos que están ahí, que están cerca. Claro, Diego se nos fue como nunca pensamos que alguien se podía ir. Se nos fue como se va la gente en las películas, en la televisión, en los libros.

Se fue como era imposible que se fuera. Se nos fue durante una llamada telefónica como cualquier otra, hablando de las superficialidades de siempre; frente a la ventana de su casa, como cualquier otro día; esperando salir para el trabajo, como de costumbre.

Y de la nada, el estruendo de una bomba lejana, los vidrios rompiéndose, los gritos de Marta llamando a Diego, y el silencio de Diego. Las sirenas de los bomberos, de las ambulancias, de la policía, todas ininteligibles, pero todas dando un certero mensaje de muerte.

De un segundo para el otro Diego, mi amigo, mi hermano, pasó a ser un recuerdo. Me devolvió a la niñez, a ese instante lúdico en que un amigo imaginario era más vívido que uno real.

La violencia podrá cambiar nuestras vidas en un instante, pero nunca logrará borrar la memoria.

Gustavo Montanini es profesor en la Universidad de Buenos Aires y amigo de una de las víctimas del atentado a la AMIA

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