En primera persona

Viaje de cero a 1 millón de personas en 48 horas

A veces las cosas no salen como esperamos. Aún para los más exitosos.

Helena Estrada jueves, 19 de mayo de 2022 · 21:39 hs
Viaje de cero a 1 millón de personas en 48 horas

Hace algunas semanas salió a la venta mi segundo libro, Dueña de tu dinero. Tuvo un arranque muy bueno, hice varias notas en medios, algunas presentaciones, y la semana pasada incluso tuve el placer de firmar ejemplares en la Feria del Libro. Sonrisas, emociones, fotos… confieso, se sintió maravilloso.

Hace unos días, aprovechando un evento en el interior, surgió la posibilidad de firmar ejemplares en un shopping local. Preparando la valija, estando ilusionada, pensaba qué ponerme en función a las posibles fotos de ocasión, como corresponde.

Cuando llego al lugar, habían puesto una mesa del patio de comidas con una silla en un ancho pasillo del Shopping, destinado para mí. Con algunos libros sobre la mesa, me acomodé y ahí me quedé. 

No vino nadie. 

Y en ese pasillo, pensé… Si hubiera venido gente, me habría sacado fotos para subir a redes sociales, sin duda. ¿Y ahora que no vino nadie?. Me respondí: "Es parte del camino, me han pasado cosas similares en el pasado -y seguramente a futuro- y no creo ser la única". Con dudas, saqué mi teléfono, tomé la foto y a la tarde de ese mismo día subí un posteo bastante espontáneo, ni siquiera le puse filtros a la foto, y un poco me olvidé del tema. 

Porque es en la soledad del campo de batalla donde no queda otra que acudir a nuestros recursos internos

Pasadas algunas horas, entro a LinkedIn y veo una cantidad inusual de respuestas que minuto a minuto se multiplicaban, ¡logarítmicamente! Hoy, a menos de 48 horas, el posteo tiene 1 millón de impresiones, fue compartido más de 200 veces, unos 2000 comentarios, y 15k likes. Por ahora, porque cada vez que me vuelvo a fijar, ¡sube! (y asusta un poquito).

Vale la pena leer los comentarios, tienen tanto para pensar… Muchos valoran mi “valentía”, y me da pudor contradecirlos, no fue un acto de coraje, más bien de complicidad. Es que tenemos tanto más parecido que distinto… y a todos nos ha tocado el pasillo vacío y sabemos cómo se siente. No me avergüenza, ni me enorgullece. Hay un poema de Rudyard Kipling, “If”, que dice que el triunfo y la derrota son dos impostores. En la vida he tenido suficientes altos y bajos para reconocerlo. Y creo que mi mejor versión ha salido más durante las derrotas que en los triunfos, que me pueden marear…

Porque es en la soledad del campo de batalla donde no queda otra que acudir a nuestros recursos internos, a conocernos a través de nuestros propios ojos, y decidir, a conciencia: huir, luchar, ceder, esconder, negociar, negar… con las consecuencias que lleve. En esa soledad nos encontramos a nosotros mismos inexorablemente.

Este fue el sube y baja que me tocó en 48 horas. De un pasillo vacío y frío, a cientos de mensajes de distintos países que me conmueven, me interpelan, y son un tesoro. 

Me han comprado libros, pedido entrevistas, inclusive este mismo artículo, que con gusto escribo.

Creo que el posteo fue un catalizador de un cuestionamiento al uso de las redes sociales y en particular a LinkedIn, en lo profesional. Espero que el extraordinario rebote de mi humilde aporte motive a otros a no sentirse solos en los baches, y a jamás avergonzarse por ellos. No sé si es necesario compartirlo, pero al menos saber que detrás de un auditorio colmado, de un diploma brillante, de un ascenso luminoso, hay muchos pasillos vacíos. Y si pasamos al lado de alguno de ellos, paremos, y hagamos contacto. No estamos solos, solo que a veces somos un poco tímidos.

 

Helena Estrada es abogada y máster en Mercado de Capitales y Financieros, generadora de contenidos para la autonomía de la mujer y autora de dos libros, Saltar por nosotras y Dueña de tu dinero

 

 

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