En foco

Acceso a la salud, el derecho humano vulnerado a dos años de pandemia

Hoy, en el Día Mundial de la Salud, la provincia tiene pocos motivos para celebrar. Turnos que se extienden en el tiempo por meses, cirugías suspendidas y malestar de profesionales, forman parte de los problemas más frecuentes tanto en el sistema estatal como en el privado.

Zulema Usach
Zulema Usach jueves, 7 de abril de 2022 · 09:00 hs
Acceso a la salud, el derecho humano vulnerado a dos años de pandemia
El hospital Humberto Notti, colapsado de demanda Foto: ALF PONCE /MDZ

No dijo más nada. Tomó fuerzas de donde casi ya no le quedaban, se rearmó de valentía y salió del hospital al borde del llanto. Tomó a su beba en los brazos, la envolvió en su manta y volvió a su casa a la espera de ver en ella una mejoría. Era el invierno del 2020, en pleno aislamiento por el covid y con una incertidumbre que ocupaba cada espacio de la vida, cuando la mujer entendió en carne propia aquellas trampas de un sistema de salud que tal vez como nunca, dejaba expuestas en carne viva sus falencias.

Tres veces más con su niña a upa, tuvo que volver a la guardia. Aguardar por horas un turno junto a decenas de madres que intentaban tomar un distanciamiento imposible de sostener en una reducida sala. En las noches frías, buscando el reparo y con dolores que no lograban ser calmados, bebés, niños y niñas soportaban las largas horas de espera; leían en los rostros de sus madres aquella tristeza mezclada con impotencia: el hospital, una vez más, estaba colapsado, en medio de un contexto donde cada movimiento podría ser, de hecho, una amenaza a la vida. 

El Humberto Notti, el hospital pediátrico más importante de la región, los médicos: pediatras, especialistas y técnicos trabajaban sin descanso, dejando de lado, inclusive su salud para poder paliar la demanda. “Venga mamá, por acá la vamos a atender”, se escuchaban las voces de profesionales enfundados en trajes blancos, cubiertos de elementos protectores, movilizadas por la desesperación de dar respuesta. Muchos llevaban más de 24 horas corridas atendiendo. Con la incertidumbre, claro, de no saber si al regresar a casa estaban contagiados de covid.

La pandemia marcó un punto de inflexión en el mundo no solo porque mostró al ser humano su fragilidad frente a un agente invisible que en cuestión de días cambió todas las perspectivas posibles. Las carencias en el sistema de salud (estatal y privado) quedaron como nunca al descubierto: los recursos se volvieron escasos frente a los pedidos de respuestas inmediatos para salvar vidas. Aquellas necesidades no resueltas, enquistadas a lo largo del tiempo, intentaron ser subsanadas en tiempos récord en todo el país y en Mendoza en particular.

La salud, pública pero con obstáculos

Sin embargo, hoy en el Día Mundial de la Salud y a dos años de aquellos momentos, los obstáculos a la hora de acceder a la atención médica siguen pesando, pese a todo esfuerzo y en detrimento del derecho plasmado tanto en la Constitución Nacional como en las Leyes y tratados internacionales. 

De acuerdo a los últimos datos de la Dirección Nacional de Estadísticas e Investigaciones Económicas (DEIE) en 2020, en Mendoza el 41,7% de la población depende exclusivamente del sistema de atención estatal, es decir de los 342 centros de salud y 25 hospitales públicos de la provincia. En tanto que un 5,15% cuenta con un plan privado de salud o mutual; 26,7% tiene obra social y el 18,3% es afiliada a la Obra Social de Empleados Públicos (OSEP). Entre los porcentajes figura que el 10,9% depende de los servicios del PAMI. Tras el cimbronazo económico que generó la pandemia, los problemas inclusive se agravaron al momento de hacer valer en Argentina, el derecho que todos los seres humanos tienen por el solo hecho de existir. Miles de personas que se quedaron sin trabajo (y por lo tanto sin cobertura particular) pasaron a depender íntegramente de los servicios de salud estatales.

Más del 18 por ciento de la población de Mendoza está afiliada a OSEP.

Lo cierto es que, teniendo o no la "seguridad" de contar con obra social o prepaga, las deudas en materia de salud saltan a la vista con solo intentar lograr sacar un turno para realizarse estudios de rutina, lograr acceder a controles, tratar enfermedades o simplemente, contar un adecuado seguimiento médico.

Crisis, demoras y hartazgo

La Obra Social de Empleados Públicos atraviesa una crisis de desfinanciamiento que hace resentir su servicio, en tanto que sus hospitales más importantes, el Alexander Fleming y El Carmen, presentan un alto nivel de demoras y guardias sobrepasadas de demanda. De hecho, buena parte de los médicos de diferentes especialidades que recibían la mutual de los empleados públicos, renunciaron hace tiempo a ello debido a las demoras en los pagos. El Hospital Privado ubicado en calle Mitre de Ciudad, nosocomio de cabecera del PAMI, suele ser el centro de críticas y comentarios por parte de las familias de los adultos mayores que van a internarse allí. "Señora, yo le diría que le conviene irse lo antes posible de acá; yo sé por qué se lo digo. Vaya a su casa o busque atención en otro lugar si puede", le comentó una señora a la otra en la sala de esperas, mientras un grupo de palomas (transmisoras de más bacterias que las ratas) caminan y revolotean por la sala. 

"¿Sabés lo que le pasó a Mónica, la vecina? Está muy grave. La tuvieron que internar y están esperando para operarla porque parece que un tumor en el cuello se le terminó explotando. Siempre nos contaba que se estaba haciendo todos los controles necesarios, pero para cada estudio le daban turnos tan distanciados en Osep que se cansó", dice con preocupación una vecina de Godoy Cruz, mientras hace su compra en un comercio de barrio.

Es solo un caso; pero se presenta como la prueba fehaciente de lo que hoy viven miles de personas que en Argentina y en Mendoza en particular, deben soportar los vericuetos de un sistema de salud que tarda en responder. Mientras tanto, los plazos se atrasan, las esperanzas se diluyen, las posibilidades de tratar a tiempo las enfermedades se vuelven inclusive, una odisea imposible de cumplir. La salud de la población entonces, se deteriora día tras día. La patología que hoy es tratable, al cabo de los seis meses se agrava. Las posibilidades de recuperación se alejan, entre quejas, pedidos desesperados e inclusive, acciones de amparo que llegan a la Justicia.

El hospital pediátrico Notti es el más importante de la región.

Por mencionar solo un ejemplo, en Mendoza, desde que una persona detecta una anomalía en su cuerpo hasta que recibe el diagnóstico concreto para descartar si tiene cáncer y debe afrontar un tratamiento, pueden pasar al menos, seis meses, en los casos más silenciosos y que no generan una urgencia por amenaza a la vida en el instante. En el medio, se presentan obstáculos de toda índole: turnos distanciados, reprogramaciones, largas y agobiantes esperas, idas y venidas para efectuar autorizaciones y demoras a la hora de obtener resultados relacionados a la anatomía patológica. 

Aquellos que no cuentan con una obra social, sufren cada vez que alguien de la familia enferma. Los bebés, niños y niñas de los sectores más pobres, al igual que los adultos mayores, forman parte de la franja de población aún más afectada por la profunda crisis en materia de salud. Entre las seis y las siete de la mañana, las madres se abarrotan en la puerta de los centros de salud a la espera de un turno para que un pediatra revise a sus hijos. Es que en una época en la que las enfermedades respiratorias "explotaron" con miles de casos de fiebre, tos y congestión, la escasez de pediatras y médicos de diferentes áreas, una vez más, se hace sentir. "Esperamos por horas; pero como dan turnos limitados, al resto nos hacen volver a la casa", dice una mamá en la puerta de una salita de Ciudad. Su caso no es aislado; representa más bien, al de miles en diferentes puntos de la provincia. 

Hoy se cumplen 78 años desde la conformación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) como el organismo internacional por excelencia en la materia, que rige las pautas a seguir por los distintos Estados a la hora de garantizar a sus ciudadanos el derecho vital. Hoy, justamente, las caras siguen siendo de agobio y tristeza entre el personal de salud que continúa en pie de lucha para hacer valer su esfuerzo. Ese que en los peores meses, brilló a costa de todo, nada menos, que para salvar vidas. Hoy, cuando cientos de personas ven cómo se deteriora su salud, las historias se cuentan por miles. Miles que seguirán esperando un cambio de fondo: que la salud, en todos sus niveles, sea una verdadera prioridad. 

Archivado en