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Por qué nos regalamos huevos en Pascua

Desde hace siglos está arraigada la idea de obsequiar huevos el domingo de Pascua, pero ¿qué tiene que ver con todo esto un conejo?
Crédito: Pinterest Kiwilimón
Crédito: Pinterest Kiwilimón

Desde que comienza el otoño vemos en los supermercados, en las panaderías y, especialmente, en las chocolaterías, huevos de chocolate. Los hay de todos los tamaños y sabores, artesanales o de producción masiva, con decoraciones de colores y rellenos, e inclusive no son todos huevos, también hay gallinitas y conejos de chocolate.  

Cada año se regalan el domingo de Pascua -o domingo de Resurrección- huevos de chocolate. Este día marca el final de la Semana Santa que comenzó el domingo de Ramos al finalizar el tiempo de Cuaresma (40 días) que inició el Miércoles de Ceniza. Es importante este dato porque explica el por qué de regalar huevos en Pascua.

Esta tradición se remonta a siglos atrás, cuando los cristianos católicos pasaban los 40 días de Cuaresma en abstinencia de lácteos, carne y huevos. Sin embargo, se consideraba un despropósito tirar los alimentos que no se consumían y con el objetivo de que no se estropeasen guardaban los huevos en sus despensas y para mantenerlos frescos los cubrían con una fina capa de cera líquida, a la que también le podían añadir algún color o decorado.

Cuando llegaba el domingo de Pascua, los feligreses concurrían a misa y se regalaban entre ellos los huevos. Pasaron los siglos y las tradiciones fueron cambiando, por ejemplo ahora solo se rige la abstinencia de carne para el Viernes Santo, día de la crucifixión de Jesús. En cambio, la tradición de regalar huevos se mantuvo, aunque ahora ya no sean huevos de gallina ni de pavo sino de chocolate.

Se cree que este giro sucedió a fines del siglo XVIII y principios del XIX en Francia y Alemania principalmente, cuando la industria chocolatera consigue avances en el manejo y tratamiento del chocolate, y es posible vaciar los huevos de Pascua y rellenarlos con chocolate. Asimismo, no fue hasta el siglo XX cuando comenzaron a fabricarse los huevos rellenos de chocolate de forma masiva. 

¿Cuál es el origen del huevo?

En primer lugar, el huevo es símbolo del comienzo de la primavera (en el Hemisferio Norte, por supuesto), del comienzo del ciclo de la vida y de fertilidad. Así, la Pascua para los cristianos es la resurrección del Hijo de Dios, es el comienzo de una nueva etapa, como el significado de la palabra, Pascua es el paso a una nueva vida. 

El origen bíblico del huevo de Pascua se sitúa a los días posteriores a la resurrección de Jesús. Según la versión occidental, plasmada en el libro "Decodificando a María Magdalena: verdad, leyendas y mentiras", María Magdalena se encontraba en el sur de Francia evangelizando, cuando tuvo una cena con el emperador de Roma. Ella llevó un huevo al encuentro y le comunicó a Tiberio que Jesús había resucitado, a lo que el emperador contestó que un hombre podía volver de la muerte así como ese huevo que ella tenía podía tornarse rojo. En ese mismo momento, el huevo se puso de color rojo. Así explica esta leyenda porque aún hoy en día, las iglesias ortodoxas siguen regalándose en Pascua huevos decorados con el color rojo. 

¿Y qué tiene que ver con todo esto un conejo?

El origen de este animal relacionado con la Pascua tiene muchas versiones. La más popular, relaciona al conejo como símbolo de la vida y de la fertilidad y también, con la primavera al igual que el huevo. Por ello, está generalizada la idea de que existe un conejo que pone los huevos de Pascua y los esconde para que los chicos los busquen, esto último más que nada en el Hemisferio Norte. 

Existe también una leyenda ligada al cristianismo. Dice que había un conejo presente cuando colocaron a Jesús en el sepulcro y este, extrañado por tanta gente, decidió quedarse cerca del lugar para averiguar quién era el hombre que enterraban. Pasaron 3 días y el conejo fue testigo de la resurrección de Jesús y rápido salió para contarlo al mundo. Recordemos que el animal no podía hablar con los humanos, por ello, el conejo tomó un huevo y lo pintó plasmando el hecho que había visto. De esta historia es que se popularizó en Europa la idea de un conejo de Pascua