Cambio climático

Megasequía: la tragedia de los productores que empaña la Vendimia

Desde las asociaciones que los nuclean, aseguran que atraviesan la crisis más grande de los últimos años. A la escasez de agua se suman las inclemencias del tiempo y la falta de financiamiento en un contexto inflacionario que no da respiro al sector productivo más importante de Mendoza.

Zulema Usach
Zulema Usach miércoles, 9 de febrero de 2022 · 20:18 hs
Megasequía: la tragedia de los productores que empaña la Vendimia
Los agricultores afrontan graves y profundos problemas para poder sostenerse Foto: Archivo MDZ

Mientras el calendario se acerca a la época de Vendimia en Mendoza y la cara visible de la provincia es mostrada con un tenue maquillaje puertas afuera de las fronteras, una crisis compleja y difícil de destrabar se hace evidente allí, en los tramos de tierra cultivada que a través de los años tuvo que afrontar realidades cada vez más hostiles.

Y es que a la escasez de agua para riego generada por la sequía, se suman las contingencias del clima ocasionadas por los efectos del cambio climático y el calentamiento global: exceso de lluvia en épocas habitualmente menos húmedas; granizo cada vez más estrepitoso y heladas tardías configuran una parte de los problemas más graves que atentan contra la capacidad de la producción local de frutas de carozo y uva, cuyo gran porcentaje se destina a la exportación.

El granizo en zonas de cultivo generó destrozos invaluables en el campo mendocino

Pero esos no son los únicos obstáculos de los cerca de 2 mil productores mendocinos que están asociados a la Federación Agraria Argentina (FAA). En un contexto de crisis económica e inflación, las cuentas no cierran y según aseguran desde la entidad, buena parte de los pequeños y medianos emprendedores que se dedican al cuidado de la tierra, no han logrado recuperarse de pérdidas de años y de hecho, se ven afectados en su capacidad de respuesta mientras -según aseguran desde la federación- el apoyo del Estado es casi ínfimo en relación con las necesidades reales para la compra de insumos o equipamiento, entre otras.

Ayuda que no alcanza

El viernes pasado, el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación declaró el estado de emergencia y desastre agropecuario en Mendoza, una decisión que permitirá hasta el 31 de marzo de 2023, que los productores emplazados en más de 50 distritos del territorio accedan a beneficios como exención de algunos impuestos, créditos y subsidios. De acuerdo a la resolución, estas posibilidades estarán disponibles en los casos en que se haya detectado el 50% de daño en los cultivos (emergencia) y desde el 80% (desastre).

Desde el punto de vista de Carlos Achetoni, presidente de la FAA, la situación en el marco de la cosecha 2022 es “más que compleja”. “Más allá de la declaración de la emergencia hay que decir que en el caso de Mendoza, por ejemplo, no todos tienen la posibilidad de pagar la prima establecida en el caso de los seguros. Por otro lado, las ayudas están muy lejos de cubrir los costos de producción de muchos años de inclemencias que se han ido acumulando”, planteó Achetoni y agregó que la crisis hídrica es una de las situaciones que más está yendo en detrimento de la producción local.

Lo cierto es que el potencial de las plantaciones se va perdiendo y los precios de las frutas de estación, como la pera, el durazno, la ciruela y la uva de primera mano, no se han actualizado al mismo ritmo que los productos finales, como el vino. “Los valores no se trasladan al precio de la uva y la situación es muy compleja por el costo inflacionario que los productores pequeños y medianos deben afrontar, en un escenario donde todos los insumos están dolarizados", aseguró Achetoni.

Valentina Navarro es la directora de Agricultura de la provincia. En el marco de la declaración de la emergencia y desastre agropecuario en Mendoza, destacó que es una realidad que los fondos que llegan a la provincia para paliar la problemática y dar un respiro al sector son escasos. “Desde hace trece años, el presupuesto no ha sido actualizado”, aseguró la funcionaria aunque no detalló el monto final asignado a la provincia para este fin. “A esos datos los tendremos procesados mañana", afirmó Navarro y aclaró que uno de los beneficios a los que acceden los productores consiste en el seguro agrícola y el fondo compensador que ronda los 20 mil pesos por hectárea para aquellas familias que poseen más de 20 hectáreas de tierras. En tanto que la Dirección de Contingencias Climáticas aporta con sus operativos para evitar que las granizadas tengan aún un impacto mayor.

Producción en franco deterioro

En un contexto de cambio climático y calentamiento global, las consecuencias aguas abajo tampoco pasan desapercibidas en un provincia que tradicionalmente supo afrontar las adversidades para sostener su eslabón principal de producción: la agricultura.

Es que el retroceso de los glaciares y la escasez de nieve ha generado la trágica consecuencia de la escasez del recurso vital en canales, ríos, arroyos y acequias; los “conductos clave” a la hora de dar vida a los terruños. Solo para dar un ejemplo, Achetoni explicó que como consecuencia de las heladas tardías y el granizo, los cultivos de pera y ciruelas fueron los más afectados. Detalla, por ejemplo, que mientras en un año “normal” la producción de ciruelas rondaba las 160 mil toneladas, el año pasado la cosecha de la misma fruta descendió a solo 66 mil toneladas y este la mitad: 33 mil toneladas. “Hay un deterioro económico muy grande, donde el productor tradicional termina casi sin poder sostener su parte de tierra”, alertó Achetoni y aseguró que es urgente que desde el Estado exista una mayor predisposición “para atender y entender la crisis profunda que atraviesan las economías regionales. Destacó además que los frutales conforman una producción perenne que necesita una preparación y cuidado que va de cuatro a cinco años.

Adaptarse a los cambios

Nicolás Vicchi, subgerente de la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas (Acovi), destacó la importancia de actualizar los sistemas para administrar el agua en las zonas de cultivo y mitigar los efectos de las granizadas que en los últimos tiempos han mostrado un mayor efecto devastador en comparación con otras épocas. Explicó que la situación actual es de “megasequía” y eso implica poner en marcha todos los mecanismos necesarios para planificar y ejecutar formas eficientes a la hora de distribuir el agua. Mencionó que en la actualidad de pierden grande volúmenes de agua como consecuencia tanto de la falta de impermeabilización de canales como de la construcción de los reservorios de agua.

Vicchi destacó que en la actualidad, existe la posibilidad de lograr financiamiento externo para concretar inversiones estructurales para por ejemplo, hacer más eficiente el riego. De hecho, aclaró desde Acovi hace tiempo están trabajando en un proyecto destinado a modernizar las formas de hacer más eficiente el recurso. “Es fundamental empezar a pensar el riego ya no en función de la oferta, sino más bien, adaptarlo a la demanda y las necesidades de cada cultivo”, dijo Vicchi y mencionó una de las posibilidades por ejemplo, consiste en construir reservorios de agua en las cabeceras de las hijuelas. “Todo requiere de inversiones y de un acompañamiento integral por parte del Estado”, dijo.

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