Opinión

Qué hay detrás del fenómeno Nicki Nicole: una expresión generacional y el nuevo negocio de la música

La cantante rosarina se transformó con tan solo 21 años en una de las artistas nacionales con mayor proyección a nivel mundial. ¿Cómo se explica el fenómeno global que representa?

Gonzalo Arroyo
Gonzalo Arroyo viernes, 25 de febrero de 2022 · 10:55 hs
Qué hay detrás del fenómeno Nicki Nicole: una expresión generacional y el nuevo negocio de la música

Aunque me fuercen yo nunca voy a decir
Que todo tiempo por pasado fue mejor
Mañana es mejor.

Luis Alberto Spinetta.

Nicki Nicole está en boca (y oídos) de todos. No es alguien desconocida para millones de jóvenes que la escuchan a diario en sus celulares, atentos a cada canción que sube a Spotify o al nuevo video que estrena en YouTube. Pero si pasó desapercibida para el resto. Hasta ahora. En tan solo tres años, esta rosarina de 21 años logró transformarse en una de las artistas argentinas con mayor proyección a nivel mundial. Aportando sus influencias de R&B y soul a la creciente escena urbana del país, comenzó a enfrentar los estereotipos de género, y fue reconocida como "la estrella que desafía la cultura machista del rap argentino". 

Ahora, y tras confirmarse su primera presentación en Mendoza para el próximo 7 de marzo, en el marco de la segunda repetición de la Fiesta Nacional de la Vendimia, muchos se preguntan, ¿cómo se explica el fenómeno que representa?

Son muchos los factores a tener en cuenta para comprender cómo esta joven logró conquistar la industria musical a nivel global en tiempo récord. Un repaso por algunos de sus hitos en su meteórica carrera pueden ayudarnos a entender la magnitud del panorama al que hacemos referencia.

Con dos discos editados, Nicki ostenta 13.000.000 de oyentes mensuales en Spotify. Su catálogo completo de canciones en la plataforma supera los 350.000.000 de escuchas. Su canal de YouTube cuenta con cerca de 840.000.000 de visualizaciones y más de 4.000.000 de suscriptores, siendo una de las cuentas argentinas más populares de la plataforma a nivel mundial. En relación a sus videos, "Mala vida" se posicionó como el clip más visto del mundo en cuestión de horas y "Colocao" alcanzó en tan solo 24 horas el millón de reproducciones. Actualmente, el clip cuenta con 132.000.000 de views.

Colaboró con los exponentes nacionales más importantes del género urbano como Trueno -su actual pareja-, Duki, Cazzu, Nathy Peluso y Bizarrap, entre otros. Además, participó de proyectos con artistas internacionales de la talla de No Te Va a Gustar, Becky G y Christina Aguilera.

Asimismo, se convirtió en la primera artista argentina en presentarse en The Tonight Show Starring Jimmy Fallon, el mítico programa estadounidense; Barack Obama la incluyó en una de sus célebres playlists de canciones; grabó en Buenos Aires un Tiny Desk Concert para la radio pública estadounidense NPR; estuvo nominada como Mejor Nueva Artista en los Premios Grammy Latinos; y tiene por delante una gira mundial por 30 países.

Pero, ¿cómo logra esta adolescente pasar de subir a la web sus canciones grabadas con una notebook en su habitación a moldear una carrera tan exitosa en tan poco tiempo? Primero, con talento. Sin esta capacidad o aptitud sería una más del montón. Segundo, su propuesta diferenciadora que la destacó por sobre los demás dentro del gran caudal de artistas emergentes.

Sin embargo, a estos aspectos básicos en el orden de lo musical y artístico, hay que sumarle importantes cambios en el ámbito cultural (el fenómeno del freestyle y el trap), tecnológico (internet y libre acceso a dispositivos de producción), y de consumo (plataformas digitales y redes sociales) que inciden en la transformación radical del negocio de la música tal como lo conocíamos hace algunas décadas atrás.

Nicki en la entrega de los Grammy Latinos. 

El freestyle, la expresión de una nueva generación

En menos de una década, el trap se transformó en el género musical por excelencia entre los jóvenes de Argentina. No es solo la música que escuchan, también les abre las puertas a cualquiera que quiera grabar sus canciones: sólo necesitan un micrófono y una computadora. Su origen musical se remonta al hip hop y al freestyle, nacido en Estados Unidos en la década del 80 y que alcanzó gran masividad en los 90 gracias a MTV. Una expresión cultural popular, juvenil, de denuncia y lucha social.

Dentro de este nuevo género, artistas nacionales como Duki, Wos, Ecko, Lit Killah, Paulo Londra, Bizarrap y Cazzu, por nombrar solo algunos, alcanzaron en tiempo récord estatus de estrellas, lo que a un referente del rock le llevó décadas de trabajo. Muchos de ellos, al igual que Nicki Nicole, dieron sus primeros pasos de las denominadas Batallas de Gallos.

Estas competencias de freestyle (disparar una letra de forma improvisada sobre una base o ritmo) se multiplicaron en la últimos años en todas las plazas del país. Lograron tanto auge que se "legalizaron" bajo una competencia de rap llamada El Quinto Escalón, que se desarrollaban en Parque Rivadavia, de donde surgieron algunos de estos nuevos artistas.

Duki y Paulo Londra durante una competencia en El Quinto Escalón. 

Las primeras letras que escribió Nicki estaban asociadas a las batallas de freestyle. Con tan solo 15 años, participaba de este nuevo ámbito de expresión cultural que se convirtió en una verdadera escuela: les enseñó un método para componer sus canciones y perderle el miedo a subirse a un escenario. Con solo un teléfono celular y unos auriculares, Nicki comenzó a grabar sus primeras composiciones que años más tarde se transformaron en éxitos globales.

Las nuevas tecnologías y la democratización de la palabra

Esta expresión generacional encontró su plataforma de producción y distribución en las nuevas tecnologías. Las canciones se encuentran disponibles de forma global en segundos. La revolución sobrepasó cualquier tipo de fronteras. La posibilidad de que cualquiera tenga acceso a las herramientas para grabar una canción democratizó el mensaje de una forma sin precedentes.

Antes, grabar un disco era muy costoso. Esto obligaba a los artistas a tener que esperar que un sello discográfico los "descubriera" y pagara por esa producción. Al financiar las grabaciones de esas canciones estas empresas se adueñaban de los derechos de distribución y de un gran porcentaje de las regalías resultantes. Pero eso no era todo, también influían en la "corrección" de las letras y de la música para lograr "resultados más comerciales".

Desde el momento en que la tecnología se volvió accesible, los artistas comenzaron a producir su propio material en lo que se denominaron "home studio", es decir, en sus propias casas, habitaciones o cocheras. Si a esto le sumamos que la distribución del material también dejó de ser un problema gracias a internet y las plataformas digitales -ya no es necesario producir costosos discos físicos (cds) para ser escuchados- el panorama para transitar el arte desde la independencia absoluta se transformó en algo completamente posible con resultados inmediatos.

Nicole durante su sesión para Tiny Desk Concert.

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Toda esta nueva lógica de cómo un artista se transforma en estrella sin necesidad siquiera de grabar un disco es propia de los tiempos que corren. Nicki Nicole, como tantos otros, son un claro ejemplo de esto. Son la representación cabal de su generación más allá de lo netamente artístico. El negocio de la música y sus formas de consumo han cambiado y ya no transita los caminos tradicionales. Pero el arte, el talento, el ingenio, el carácter, la energía y esas ganas de decir "cosas" siguen ahí, más vivas que nunca. Y eso es lo que importa. Aunque sea incomprensible para muchos, e intenten minimizar estas nuevas expresiones como algo pasajero… mañana es mejor.

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