Pobreza y educación

Qué expectativas genera la escuela en los sectores más vulnerables

Un informe de Argentinos por la Educación reveló que en zonas de alta vulnerabilidad social las personas tienen conciencia de la necesidad de educarse para aspirar a un futuro mejor.

Ángeles Reig
Ángeles Reig martes, 6 de diciembre de 2022 · 08:35 hs
Qué expectativas genera la escuela en los sectores más vulnerables
Foto: Archivo

Pobreza y educación representan un binomio que debería estar en el centro de cualquier proyecto o plataforma política que aspire a gobernar el país en los próximos años.

Es evidente que las estrategias para eliminar la pobreza tendrán que ser múltiples para poder atacarla en sus distintas aristas. Sin embargo, la educación juega un papel importantísimo, sobre todo porque, bien utilizada, es la herramienta óptima para terminar con el “efecto cuna” y volver a ser el motor de la movilidad social ascendente.

En este sentido, el último informe del Observatorio de Datos de Argentinos por la Educación, arroja luz sobre la percepción que tienen de la educación aquellas personas que viven en barrios de alta vulnerabilidad social.

El estudio, realizado en conjunto con la Secretaría de Integración Socio Urbana (SISU), consiste en un relevamiento de 540 familias con hijos en la escuela primaria y secundaria de 24 barrios populares de diferentes provincias.

Esta encuesta fue complementada con un estudio etnográfico en cuatro barrios populares, tres en el conurbano bonaerense y uno en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que buscó identificar y analizar los discursos en torno a la educación que se dan en este ambiente sociocultural.

La muestra, que no pretende agotar el universo de los habitantes de los barrios populares, permite, sin embargo, identificar tendencias sobre las demandas y expectativas de las familias que allí viven en relación con la educación.

El para qué de la escuela

Si bien el estudio no lo especifica, del análisis del mismo se deduce que las familias relevadas llevan a sus hijos a la escuela. Es decir, el dilema de mandarlos o no, ya está resuelto.

Las respuestas al sentido que tiene la educación pueden resumirse en dos expresiones: “para ser alguien en la vida” y “para tener un futuro”. En otras palabras, todavía se encuentra instalada la idea de la escuela como vía de ascenso social, a pesar de que muchas de las personas consultadas no pudieron concretar ese proyecto, aun habiendo concluido el secundario.

Sin embargo, también aparece la percepción del deterioro educativo en frases como “la educación no es la misma que teníamos”.

El otro aspecto que queda fuera del alcance metodológico del informe, pero que es cada vez más alarmante, es el de aquellos chicos que no asisten a la escuela o lo hacen de manera esporádica. Se estima que la deserción escolar ronda el 50% en el nivel secundario, pero, además, en las escuelas de barrios periféricos del conurbano bonaerense, se calcula que el 20% de los alumnos de nivel primario asiste menos de tres veces por semana a la escuela. En esas familias la conexión entre educación y perspectiva de mejor futuro está, evidentemente, rota.

Cómo elegir la escuela

La cercanía es, sin duda alguna, el factor preponderante a la hora de elegir el establecimiento educativo. Entre las madres con hijos en el nivel primario, el 65% afirmó haber elegido la escuela por la cercanía. Sólo un 16% lo hizo por las buenas referencias. El 77% afirma, además, que tardan menos de media hora en llegar. El 58% lo hace habitualmente a pie, mientras que solo el 29% opta por un medio de transporte público.

Que la cercanía sea un factor determinante, representa un doble desafío para el sistema. Al no haber competencia entre las instituciones, la calidad educativa queda supeditada a la buena voluntad del equipo directivo y docente de la escuela, lo cual no siempre juega a favor de la búsqueda de los mejores resultados. La comparación y la sana competencia por conseguir mayor matrícula, suelen ser incentivos muy poderosos que, en este caso, no aparecen.

Tampoco se percibe una problemática especial respecto a la infraestructura y el mantenimiento de edilicio de las escuelas. De acuerdo con el informe, solo el 13% manifiesta que el establecimiento se encuentra en malas condiciones, mientras que para un 50% éstas son buenas.

Sin embargo, hay ciertas cuestiones de infraestructura que deben mejorarse. Las más señaladas fueron la calefacción (40%) y los baños (39%), pero en general la cuestión edilicia aparece como bien valorada.

Educación y trabajo: nuevas habilidades

En general hay una valoración muy positiva de las familias en la relación entre terminalidad educativa y consecución de empleo. El 89% de los encuestados cree que terminar la secundaria está directamente relacionado con el aumento de posibilidades de conseguir un trabajo mejor calificado. Además, el 87% aspira a que sus hijos tengan una formación profesional y laboral mediante la práctica de oficios.

Respecto a nuevas habilidades, la mayor demanda tiene que ver con el aprendizaje de computación e idiomas, como puede observarse en la nube.

El informe no pretende agotar la relación entre educación y pobreza, sino que se trata de un primer acercamiento, que enciende una luz de esperanza: a pesar de la crisis, todavía se percibe la estrecha relación entre educación y mejor futuro. Será responsabilidad de quienes gobiernen las próximas décadas volver a hacerla realidad para la mayoría.

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