Crisis en el sistema educativo

Educación pobre para los pobres: el drama de la pedagogía de la compasión

La vergüenza de considerar a la pobreza como una condición permanente y el fracaso de un sistema que coptó a la escuela pública.

Ángeles Reig
Ángeles Reig viernes, 16 de septiembre de 2022 · 07:02 hs
Educación pobre para los pobres: el drama de la pedagogía de la compasión

Hasta hace un par de décadas, la escuela preparaba para salir de la pobreza. En una anécdota que ilustra muy bien este hecho, la referente Mayra Arena, autora de la charla Ted “Qué tienen los pobres en la cabeza”, cuenta que cuando ella iba a la escuela, le enseñaban cosas para cuando dejara de ser pobre. Así, narra que los hacían comer con cubiertos y les explicaban el modo correcto de utilizarlos, aunque en sus casas no usaran tenedor o ni siquiera tuvieran una mesa donde sentarse a comer. Tenían que aprender estas cosas porque un día no iban a ser más pobres.

Lo mismo sucedía con los aprendizajes: que los alumnos provinieran de familias analfabetas o poco instruidas, no representaba un obstáculo para que a la escuela se fuera a aprender.

De unos años a esta parte, esa mirada cambió y la escuela pasó a convertirse en un espacio de contención, dando lugar a lo que se denomina la pedagogía de la compasión.

Este enfoque ya no ve a la pobreza como un estado del que uno deba salir, sino que se asume como condición permanente, como si a esos chicos “no les quedara otra” que ser pobres. La escuela, lamentablemente, acompaña esta premisa derrotista y, como consecuencia, bajan los estándares y la calidad de los aprendizajes. El “total para qué” parece ser la mentalidad dominante entre los docentes.

Las pruebas Aprender 2021

Los resultados de las pruebas Aprender 2021 dan cuenta del (triste) éxito de esta pedagogía que ha cooptado la escuela pública.

De acuerdo con el análisis pormenorizado que acaba de presentar el Centro de Estudios de la Educación Argentina (CEA) de la Universidad de Belgrano que lidera Alieto Guadagni, el nivel socio económico de los alumnos tiene un impacto directo en los resultados de las evaluaciones que llevó a cabo el Ministerio de Educación el año pasado.

Con solo desagregar los resultados por el tipo de gestión, estatal o privada, comienza a verse la brecha. Las categorías propuestas en lengua y matemática son: avanzado, satisfactorio, básico y por debajo del básico. En las escuelas de gestión privada, el 40% alcanza un nivel avanzado en lengua mientras en las estatales solamente el 16%. En el otro extremo, entre estos últimos, el 27% obtuvo resultados por debajo del básico mientras que en el privado representan el 9%.

Nivel socioeconómico y estudios alcanzados por la madre

En este contexto, aparecen otros dos factores que condicionan fuertemente el desempeño de los chicos: el nivel socioeconómico y los estudios alcanzados por la madre.

Entre los alumnos de menores ingresos, el 40% quedó “por debajo del básico” tanto en lengua como en matemática. Por el contrario, entre aquellos que pertenecen a los sectores más acomodados, solo el 10% obtuvo este tipo de calificación en ambas áreas. En cuanto a la calificación “avanzada” en Lengua fue alcanzada por el 42,4% de los alumnos con más recursos económicos y solo por el 6,6% entre los más pobres.

Si miramos el nivel educativo de la madre, esta tendencia se mantiene y éste es directamente proporcional al desempeño de los alumnos en las Pruebas Aprender. Así, entre aquellos cuyas progenitoras no fueron a la escuela, el 51,3% no alcanzó los conocimientos básicos en lengua y solo un 5% de este grupo llegó al nivel avanzado. En el otro extremo, el 30% de los hijos de madres universitarias alcanzaron el nivel avanzado, mientras que un 16% quedó por debajo del básico.

En este sentido, también es importante destacar que más del 40% de las madres de los alumnos del sector privado poseen estudios universitarios y de posgrado, mientras que en el sector estatal esta cifra se reduce a la mitad. A esto se suma que más del 30% de los padres de los estudiantes de este sector no ha podido terminar el secundario, mientras que en la gestión privada esa cifra se reduce al 10%.

Un detalle curioso: el 20% de los alumnos de sexto grado que fueron evaluados, no pudo responder a la pregunta sobre el nivel educativo de su madre.

Un llamado de atención

Esta mirada contextualizada de los resultados de las pruebas Aprender pone de manifiesto una realidad que ya viene siendo denunciada por muchos expertos en educación: la escuela ha dejado de ser un motor de promoción social para convertirse en una institución que perpetúa la brecha. Hay un serio problema ideológico que es el que enmarca esta mirada romantizada de la pobreza y que cuestiona a aquellos que pretenden mejorar los estándares educativos y de evaluación a fin de mejorar la calidad del servicio.

Mientras no se permita un cambio de enfoque en el Ministerio de Educación o entre los líderes gremiales, la escuela para los pobres será cada vez menos escuela.

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