Alternativa

Montessori: un método pedagógico que da resultado y merece más atención

¿Un oasis en el medio de la crisis educativa? Cómo funciona en la Argentina el sistema de educación creado por la doctora italiana María Montessori.

Ángeles Reig
Ángeles Reig jueves, 3 de noviembre de 2022 · 07:03 hs
Montessori: un método pedagógico que da resultado y merece más atención

Hace quince años, un grupo de seis profesionales se juntó para dar origen a Fundación Argentina María Montessori (FAMM). Su objetivo era aportar al desarrollo de la primera infancia, pero desde una perspectiva que, hasta el momento, era casi desconocida en nuestro país: el Método María Montessori.

“Para poder llevarlo adelante”, contó a MDZ Constanza Carballo, directora Ejecutiva y co-fundadora de FAMM, “decidimos trabajar sobre tres ejes, la difusión, la formación y el impacto social”.

El primer paso fue buscar un aliado internacional que les permitiera brindar formación de calidad porque sin gente capacitada era imposible llevar el proyecto adelante. “Necesitábamos a los mejores, los más ortodoxos y los más serios, por eso nos afiliamos a la Asociación María Montessori Internacional (AMI) que certifica los cursos que brindamos. Somos el único centro de formación Montessori de América del Sur y la primera sociedad afiliada a AMI de América Latina”, comentó Constanza.

A la fecha llevan entregados más de 1800 certificados de Guía (maestras) y de Asistentes. Además, se han desarrollado 59 proyectos de los cuales, casi el 60% pertenecen a sectores vulnerables, los denominados Montessori Sociales.

Pero, ¿qué es el método Montessori?

El método Montessori es una propuesta pedagógica desarrollada por la doctora María Montessori (1870-1952). Fue la primera mujer en practicar la medicina en Italia. Comenzó su labor de enseñanza en una clínica psiquiátrica que le tocó dirigir, donde cuidaba niños con retrasos mentales. Allí, basándose en la observación y la experimentación, es decir, poniendo en práctica un enfoque científico, logró desarrollar un método que le permitió a esos niños aprender a leer y a escribir, alcanzando conocimientos similares a los otros niños de la misma edad.

A partir de allí, decidió profundizar en su formación y estudió Filosofía, Psicología, Educación y Antropología, y se dedicó a perfeccionar, desarrollar y documentar el método que llega a nuestros días.

El método Montessori se sustenta en una tríada imprescindible: niño – adulto – ambiente preparado.

Los niños trabajan con materiales concretos, científicamente diseñados y estratégicamente dispuestos en un ambiente ordenado donde cada elemento tiene su razón de ser en el desarrollo infantil. El adulto es un observador y guía que ayuda y estimula al niño a querer y pensar por sí mismo y a desarrollar confianza y disciplina interior.

Es un programa educativo que contempla toda la escolaridad, desde los 0 hasta los 18 años y abarca todas las áreas temáticas (matemática, lengua, ciencia, historia, literatura, arte y música). Cuenta con un currículum para cada etapa, fundamentado en las características y necesidades del niño según la edad: de 0 a 3 años, 4 y 5, 6 a 12 y 13 a 18 años.

Las neurociencias y la psicología cognitiva confirman hoy los principios generales que sustentan la educación Montessori.

El Método Montessori es superador de la media, es un gran desarrollador de funciones ejecutivas, de habilidades sociales y académicas. “Además está probado en el mundo entero, eso es una fortaleza muy grande. Por otra parte, es reproducible, lo que lo vuelve muy impactante. Se aplica en tribus nómades de África, refugiados tibetanos, aborígenes de Australia y en las mejores escuelas de Nueva York o Inglaterra. Esto comprueba que la enseñanza Montessori está apalancada en la esencia del ser humano”, concluye la Directora de FAMM.

El oasis Montessori

Es evidente que la educación argentina necesita un cambio de rumbo urgente. Y, en muchos ámbitos, el método de la médica italiana empieza a ser una opción. Ya son varios los municipios que han recibido el asesoramiento de FAMM para abrir o reconvertir sus jardines municipales al método Montessori. Godoy Cruz en Mendoza, San Martín y Vicente López en provincia de Buenos Aires, son algunos ejemplos.

La FAMM no hace distinción partidaria ni social, y buscan involucrar a todos los actores de la sociedad para materializar estos proyectos, sobre todo en contextos vulnerables. No sólo consiguen financiamiento de empresas privadas para aquellos proyectos en donde el obstáculo económico es muy grande, sino que también generan empleo en sectores marginales como las cárceles. Por ejemplo, llevaron a cabo el Proyecto Construyendo Sueños y, durante dos años, los internos de la unidad 46 de San Martín fabricaron muebles y elementos Montessori para equipar centros en barrios pobres.

El trabajo con los municipios es cada vez más frecuente y muy interesante: “Los municipios tienen los lugares, tienen las personas, tienen las familias y los niños, pero no tienen el cómo: sí saben que les tienen que dar de comer y cuidarlos, pero no hay una propuesta pedagógica, y Montessori lo que tiene es una propuesta, tiene un armado, tiene una formación que es replicable y escalable. Está todo hecho. Y les damos todo llave en mano: la formación, la capacitación en servicio y armamos los ambientes. Lo único que no hacemos son adecuaciones de infraestructura”, afirmó Constanza.

“Nosotros compartimos y reconocemos la labor educativa de todos, no vamos en contra ni competimos, pero necesitamos que se reconozca el currículum Montessori, hay una experiencia a nivel mundial que lo avala. Nuestro próximo objetivo es que el Estado argentino abrace la educación Montessori, para que sea algo que pueda llegar a todos lados”, cerró. Ojalá lo consigan.

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