Al final, lo primero es la familia

Al final, lo primero es la familia

A veces nuestras actitudes, gestos, acciones, decisiones traen aparejadas, solapadas de manera oculta muchas facetas de nuestra propia personalidad. Incluso visiones que tenemos de las personas, del futuro, del presente, de lo que pensamos, imaginamos y sentimos como individuos y como familia.

Felipe Manuel Yofre

Si ustedes como matrimonio  deciden apoyar a vuestro hijo para que estudie en una universidad y le dicen: “Nos comprometemos a acompañarte y pagar la cuota de esta universidad, que es cara pero lo hemos hablado con tu madre y lo vamos a hacer y nos comprometemos a acompañarte estos cinco años”. ¿Qué hay detrás de esta expresión? Muchísimo contenido. Confiamos en vos, en tus capacidades, en tu voluntad, en qué has decidido a conciencia.

Que ese dinero está bien invertido ya que con esa carrera este país te dará espacio de progreso, que estamos orgullosos de vos. que nos damos cuenta que estás forjando un futuro y que podrás crecer, lo cual nos enorgullece, que estas sembrando algo que dará sus frutos. En definitiva, que te amamos. Una decisión trae en su mochila muchas facetas escondidas.

¿En la decisión por parte de un gobernante de facilitar a chicos a partir de los 16 años una vasectomía gratuitamente, irreversible, o una ligadura de trompas, que facetas escondidas hay? Dijimos que una cosa son las actitudes, pero sobre todo las decisiones. ¡Y decisiones de quien debe conducir el país! Por lo pronto, una enorme ignorancia acerca de los pilares fundacionales de nuestra nación.

Todo gobernante debiera conocer que la matriz de pensamiento de nuestra constitución nacional proviene de los sueños de Juan Bautista Alberdi en su casi obligatorio libro “Las Bases” donde pone como elemento fundamental de crecimiento y progreso en estas latitudes el poblar nuestro extensísimo territorio. ¡Lo vacío no produce! A diferencia de las frases imaginariamente dichas por usted más arriba, resuenan como un eco insoportable detrás de esta decisión, probables palabras de nuestros dirigentes, “No confío en vos. No eres capaz. No puedo darte futuro invitando a más comensales a la fiesta de nuestro país”.

Hemos sabido en 40 años multiplicar casi por diez a la gente carenciada. Intentar reducir esa cifra haciendo que nazcan menos argentinos en un inmenso país es de alma pigmea de sueños, de dirigentes indignos de tal puesto para conducir y forjar futuro. De una mediocridad difícil de mensurar. Se trasluce una enorme incapacidad para pensar una nación integradora, abarcativa, de pensamientos profundos y horizontes amplios. Y ni que decir respecto de la utilización de fondos públicos, donde en la actualidad faltan insumos y una quimioterapia a una madre demora meses.-

Esta tierra bendita que amamos y que queremos que sea el hogar para nuestros hijos merece mejores soluciones.
¡Y claro que las hay!

* Felipe Manuel Yofre es abogado y escribano. Padre de 8 hijos.

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