Sequía severa y extrema en todos los ríos de Mendoza

El abastecimiento de agua en la provincia de Mendoza es uno de los desafíos de los organismos encargados de la gestión del recurso. El Departamento General de Irrigación (DGI) dio a conocer el pronóstico de caudales y escurrimiento de los ríos para la temporada 2022-2023 que empezó el 1º de octubre. Según las cifras aportadas, el panorama de cara a los meses de calor es preocupante y la escasez será el denominador común en todo el territorio. 

La disponibilidad de agua para uso domiciliario y riego es un tema recurrente en todas las temporadas de calor y la gestión ante la escasez se transformó en un factor determinante para el acceso al recurso. Más allá de los factores climáticos que provocan una sequía que lleva más de 10 años; el factor humano adquiere relevancia de cara a los próximos años.

"La crisis es una realidad permanente, puede que algún año nos sorprenda con años buenos pero tenemos que buscar una eficiencia de cara al recurso escaso. Si bien tenemos distintas responsabilidades, todos somos actores y tenemos responsabilidad en lo referido al agua en Mendoza. Tenemos que modificar las prácticas tradicionales en base a la eficiencia dejando de lado los intereses personales, locales y sectoriales y planificar la gestión, medir más en todos los tramos y ser más equitativos", explicó el titular de Irrigación Sergio Marinelli y agregó:  "A pesar de la escasez el recurso disponible todavía alcanza". 

El funcionario hizo hincapié en los cuidados y modificaciones que deben realizarse desde los distintos sectores involucrados en la gestión y consumo del agua agregando que es el uso agrícola el que más sufre por la escasez de agua ya que la provisión de agua para uso domiciliario está garantizada. 

"La crisis es una realidad permanente, puede que algún año nos sorprenda con años buenos pero tenemos que buscar una eficiencia de cara al recurso escaso"

Los organismos encargados de la gestión del agua en Mendoza coinciden en que deben generarse modificaciones en la administración del recurso y la cultura en torno al cuidado el agua por parte de la población para que las actividades agrícolas que dependen del agua para riego así como el agua para consumo domiciliario alcance.

La realidad es que si bien nevó más en algunos lugares, eso no quiere decir que vaya a haber más agua. Por el contrario, cada vez hay menos disponibilidad de agua en Mendoza y la gestión de este recurso será la clave para que el abastecimiento en los hogares sea adecuado a las necesidades de los mendocinos.

Durante la temporada estival el aumento del consumo de agua potable es sostenido, Mendoza hoy tiene 1.200.000 mil habitantes cuyo consumo diario por habitante es de 750 litros, según los cálculos que hacen desde el Departamento General de Irrigación. Dicho consumo supone el triple de lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) plantea como número óptimo ya que según ese organismo deberían ser 250 litros diarios por persona.

La situación en los ríos de Mendoza en detalle

En el caso del Río Mendoza durante la temporada 21/22 escurrieron 785 hm³ (equivalente al 56% del derrame medio histórico), lo que implica la peor temporada de escurrimientos de los últimos 50 años correspondiendo esa cifra a una sequía hidrológica severa.

Las reservas en Potrerillos son un poco mayores al 60%, lo que representa la menor reserva de agua que ha tenido históricamente el dique para esta época del año. Si bien en la cuenca del río Mendoza ha nevado el doble que en toda la temporada 2021, en general, ha nevado la mitad de lo que nieva en un año medio.

El pronóstico para la temporada 21/22 en el Río Tunuyán indica que escurrieron 439 hm³ (equivalente al 51% del derrame medio histórico), lo que implica la segunda peor temporada de escurrimientos del récord histórico de 62 años y corresponde a una sequía hidrológica severa pero considerando los caudales distribuidos, provenientes del río y de los arroyos que aportan al mismo, el derrame correspondió a una sequía hidrológica extrema.

En el caso de las reservas existentes en el embalse El Carrizal son un poco mayores a la mitad de la capacidad, lo que representa la menor reserva de agua que ha tenido en la última década. Respecto a las nevadas en la cuenca del Río Tunuyán nevó un 35% menos que en la temporada 2021. 

El Pronóstico de Escurrimientos para el Río Tunuyán indica que se espera un derrame de 435 hm³, lo que representa el 51% del año normal para la sección de aforos de Valle de Uco. De acuerdo al nuevo sistema de clasificación de años hidrológicos, corresponde a una Sequía Hidrológica Severa, considerando los aportes del río y de los arroyos, el Pronóstico de Escurrimientos indica que se espera un derrame de 660 hm³, correspondiente a una Sequía Hidrológica Extrema.

En el caso del Río Diamante, durante la temporada 21/22 escurrieron 423 hm³ (equivalente al 42% del derrame medio histórico), lo que implica la segunda temporada de escurrimientos de los últimos 50 años lo cual corresponde a una sequía hidrológica extrema. En relación a las reservas acumuladas de los embalses (Agua del Toro y Reyunos) son un poco mayores al 50%, situación que es similar a los años anteriores.

La cuenca del río Diamante registró un 50% más de nevadas que en toda la temporada 2021 pero en general, ha nevado la mitad de lo que nieva en un año medio. El Pronóstico de Escurrimientos para el Río Diamante indica que se espera un derrame de 400 hm³, lo que representa el 40% del año normal para la sección de aforos de La Jaula. De acuerdo al nuevo sistema de clasificación de años hidrológicos, corresponde a una sequía hidrológica extrema.

La temporada 21/22 para el Río Atuel finalizó con escurrimiento de 579 hm³ (equivalente al 53% del derrame medio histórico) y correspondió a una sequía hidrológica extrema. Las reservas acumuladas de los embalses (Nihuil y Valle Grande) son un poco mayores al 50%, en una situación similar a los años anteriores.

En el caso de las nevadas en la cuenca del río Atuel, según lo aportado por el Departamento General de Irrigación, fueron similares a las del año pasado.

El Pronóstico de Escurrimientos para el Río Atuel indica que se espera un derrame de 570 hm³, lo que representa el 52% del año normal para la sección de aforos de La Angostura y de acuerdo al nuevo sistema de clasificación de años hidrológicos, corresponde a una sequía hidrológica extrema.

En lo referido a las nevadas en la cuenca del río Malargüe, Irrigación confirmó que nevó una tercera parte en relación al año pasado. El Pronóstico de Escurrimientos para el Río Malargüe indica que se espera un derrame de 125 hm³, lo que representa el 41% del año normal para la sección de aforos de La Angostura y de acuerdo al nuevo sistema de clasificación de años hidrológicos, corresponde a una sequía hidrológica severa.

La temporada en el río Grande fue de 1293 hm³ (equivalente al 40% del derrame medio histórico), lo que implica la segunda temporada de escurrimientos del registro de casi 50 años. De esa manera la temporada pasada se ubica dentro de los parámetros de una sequía hidrológica extrema.

Las nevadas en la cuenca de este río han sido similares a las del año pasado, con valores próximos a los de un año medio, dependiendo del sector de la cuenca que se estudie.

El Pronóstico de Escurrimientos para el Río Atuel indica que se espera un derrame de 1330 hm³, lo que representa el 42% del año normal para la sección de aforos de La Gotera y de acuerdo al nuevo sistema de clasificación de años hidrológicos, corresponde a una sequía hidrológica extrema.