Estafas masivas: llegan más denuncias por extracciones y préstamos
Luego de que delincuentes estafaran a cientos de jubilados que operaban en una sucursal del Banco Nación de Guaymallén, los testimonios siguen acumulándose. Y el vaciamiento de las cuentas no es lo peor: hay gente a la que le sacaron -sin autorización- préstamos de hasta $600.000.
Siguen las denuncias sobre estafas en diversos bancos de Mendoza. Tras conocerse que unos 300 jubilados que operaban en la sucursal Villa Nueva del Nación fueron víctimas de los delincuentes, se multiplicaron presentaciones que aportan datos o informan acerca de experiencias similares.
Con todo, el vaciado de las cuentas de jubilación no es lo más grave. "Hay personas que en los papeles han quedado endeudadas de por vida", define una fuente judicial que conversa con MDZ y trabaja en esos expedientes.
Se refiere a otro frente abierto en las investigaciones, aparte del robo a las cuentas de los jubilados: la solicitud, sin autorización de los titulares, de préstamos que en algunos casos alcanzan los 610.000 pesos. La tendencia empezó en agosto de 2020 y en septiembre estalló. Hoy es un problema mayúsculo.
"La mayoría de los bancos ni siquiera pone a un empleado que te llame para confirmar si sos vos el que pidió ese préstamo..."
"Tal como están las cosas -explica el investigador- cualquier hijo de vecino puede solicitar un préstamo online y se lo dan. La mayoría de los bancos ni siquiera pone a un empleado que te llame para confirmar si realmente sos vos el que está solicitando esa plata. Te la otorgan y listo. Lo que les interesa es que la gente quede atada a esos compromisos".
Ante la situación, desde las fiscalías de delitos económicos se han presentado medidas cautelares en los juzgados de garantías, para que no se les cobren las cuotas a las víctimas de las estafas.
"Algunos jueces han admitido las solicitudes. Pero hay bancos que han hecho presentaciones donde piden que se deje sin efecto a esas cautelares. Es para poder cobrar los préstamos, claro. Por suerte, en general no se les ha dado la razón", relata la fuente.
Engañados
¿Cómo se vulnera de ese modo la seguridad bancaria? Algunos delincuentes optan por métodos de engaño variopintos y centrados en los usuarios -falsas promociones, compras, ventas, etc.-; y otros consiguen clonar las tarjetas o hackear los sistemas y acceder a los token.
"Por lo común, los afectados se enteran cuando van a cobrar. Se percatan de que les han desvalijado la cuenta y además les han sacado un crédito de miles de pesos. Y lo peor es que las entidades financieras más de una vez le echan la culpa al usuario", aporta la persona consultada.
Este diario se contactó con víctimas de estas movidas. Ahora el tema está en agenda. Pero hay algunas que sufren desde hace meses y hablan de maltratos.
Un docente sin sueldo
El 4 de agosto de año pasado, la cuenta de Antonio Rodríguez registró movimientos extraños. Con intervalo de pocos minutos se hicieron transferencias: a la 1:17 de la madrugada la primera; la cuarta, a la 1:23. Le sacaron 50.000 pesos en poco más de cinco minutos.
Al otro día, una nueva operación le terminó de borrar el salario de un plumazo. Antonio solicitó el bloqueo de su tarjeta a la 1:02 de la mañana del 5 de agosto. Pero poco antes, a las 0:57, los estafadores habían retirado lo poco que quedaba. Los fondos fueron a las cuentas de dos titulares que usaban billeteras electrónicas.
Ahí empezó una historia que, según este docente de Rivadavia, involucró una "lavada de manos" del Banco Nación. "Fui a la sucursal para comunicar que algo raro había sucedido y para ellos figuraba que yo había ingresado los datos y las claves para que se hagan esas operaciones, cosa que no era cierta", cuenta Antonio.
"Solicité que me devolvieran la plata, ya que es el sueldo con el que vivo todos los meses y además el banco debería ser el garante de la seguridad de mi dinero. Hice denuncias personalmente y por la página web", sigue.
Desde Red Link le enviaron a Antonio un informe en el que admitían que las extracciones se hicieron con las claves de acceso personal pero que, por la velocidad y las características de la operación, había indicios de una estafa. Indicaban, además, que el asunto debía "resolverse por vía judicial".
El profesor -trabaja en la escuela 4-119, "Santa María de Oro"- cuenta que fue a Defensa al Consumidor y a diferentes entidades del gobierno provincial y nacional. Sus tratativas no tuvieron demasiado éxito. En diciembre de 2020, convocaron a Antonio a una audiencia de conciliación.
Muy conciliatoria no fue. Antonio destaca que el representante legal del Banco Nación participó de ese encuentro mediante un escrito donde se refería a la "torpeza inexcusable" (sic) del afectado.
"Encima de todo lo que me había pasado tuve que leer esos agravios -se enoja el profesor-. Y al final del texto ponen un número de DNI que ni siquiera es el mío. Se ve que era un escrito con el que hacían copy-paste y se lo enviaban a otros que estaban en la misma situación que yo".
Antonio investigó lo que pudo. Cree que dentro del mismo banco le clonaron la tarjeta. "Yo cambié las claves y el usuario después de las primeras cuatro transferencias, y después, al otro día, los delincuentes hicieron la quinta. Por eso creo que han ingresado a la seguridad del banco".
Hoy sabe desde qué terminales se realizaron las transferencias que le vaciaron la cuenta. Pero no logra que la causa avance y, menos aún, que le devuelvan la plata.
"El dinero no me lo robaron a mí, sino al banco. Lo que se vulneró son los sistemas de seguridad de ellos ¿Por qué tengo que pagar por eso? Hace 30 años que soy cliente, es fácil ver mis consumos por mi historial", cierra. Ahora le dicen que para continuar debe apelar a la Justicia Federal y el panorama se enrolla un poco más.
Los consultados estiman que puede haber víctimas que no se animan a denunciar. En parte, porque aunque en el episodio de la sucursal Villa Nueva se aseguró a los jubilados que les devolverán los fondos, la actitud de las entidades bancarias no siempre es colaborativa y tiende a cargar las tintas sobre el usuario. Es lo que resalta Antonio.
¿Adónde va el dinero?
Las pesquisas indican que la mayor parte de la plata va a parar a cuentas de Córdoba o Buenos Aires, a través de transferencias que suelen involucrar a billeteras electrónicas. La primera de las provincias mencionadas es la que concentra más operaciones.
El entramado no se agota allí. Suele suceder que esas cuentas son utilizadas como "mulas" y poco después el dinero termina en otro sitio.
De este modo, el hilo del delito se enreda y se torna complicado hacer un seguimiento, ya que las causas se vuelven interprovinciales, se pasa de la justicia ordinaria a la federal, etc.
Y en la telaraña de trámites, pataleando, está esa sufrida facción de la humanidad que son los argentinos. Cuando se inició la digitalización de la vida cotidiana, los optimistas tecnológicos prometían una época de menos trabajo, más rapidez, mayor inclusión y una seguridad mejorada. Cada vez flotan más dudas sobre esas promesas.
- ¿Aportes? ¿Otra perspectiva? Puede escribir a fgarcia@mdzol.com