Una prestigiosa científica defendió el trigo transgénico en Argentina
En una clara muestra más de la calidad científica de nuestro país, Bioceres y la Universidad Nacional del Litoral dieron un paso adelante con el trigo HB4 resistente a las sequías que ya cuenta con la aprobación de Brasil. Ahora bien, ¿lo transgénico puede ser bueno?
El Grupo Bioceres, la empresa argentina de biotecnología agrícola en convenio con la Universidad Nacional del Litoral, anunció la aprobación en Brasil de un desarrollo 100% argentino y resultado de dos décadas de trabajo: el trigo HB4, tolerante a la sequía. Este avance fue aprobado en su momento en Argentina pero había quedado pendiente ya que si el vecino país no lo admitía era muy difícil avanzar ya que el 60% de la producción nacional de trigo se comercia con Brasil. Aunque el ministro de Agricultura de la Nación felicitó al equipo científico liderado por Raquel Chan, lo cierto es que organismos internacionales criticaron duramente al trigo transgénico.
Así como en la política, en la ciencia también hay grietas. El diálogo con la investigadora Raquel Chan en MDZ Radio expuso cierta información que invita a reflexionar sobre los alimentos del futuro. Luego de dos décadas de trabajo, el equipo festeja "la aprobación regulatoria de Brasil".
De cara a la alimentación en un futuro lleno de sequías e inundaciones, el desarrollo de un trigo resistente a la sequía puede ser revolucionario. ¿Cómo se logró? "El nombre de trigo HB4 es el nombre acortado que se le dio a un gen de girasol que se llama HHB4 que fue introducido en el trigo y la soja porque le confiere a las plantas una tolerancia mayor a la falta de agua". Para llegar a ese momento primero debió estudiarse el gen de girasol, separarlo, introducirlo en una planta modela y recién cuando se demostró su efectividad trasladarlo a las demás plantas.
Cuando vimos que la planta modelo genéticamente transformada era tolerante al déficit hídrico se encaró el proceso sobre plantas de interés agrícola que es mucho más costosa y lenta.
Se trata de un trigo transgénico porque "cuando se pone un gen que no es propio o que sea de otra planta se llaman organismos genéticamente modificado". En este sentido el año pasado más de 1000 científicos se opusieron al trigo transgénico HB4 y exigieron que se de marcha atrás con su autorización, en una carta abierta destinada al Gobierno nacional. La investigadora Raquel Chan aduce que en la Ciencia como en la política hay una "grieta" y que de hecho son muchos los detractores del trigo transgénico.
Cuando se habla de transgénico hay "mucha confusión" explica la especialista en Biotecnología. La doctora Chan comparó la situación con el trasplante de órganos en el que una persona recibe genética de otra. "Se logra salvar una vida trasplantándole un órgano completo. El receptor sería transgénico porque tiene genes que no son propios". Ahora bien, la polémica se desata porque suele asociarse al uso de glifosato ya que "también es verdad y ese es el fondo de la cuestión -continuó Chan- que los únicos transgénicos que han sido aprobados en el mundo son aquellos resistentes al herbicida que pertenece a algunas multinacionales y entonces se hace esa asociación y se dice que todo lo que es transgénico es malo".
Por otra parte hay quienes se oponen a desarrollos como el trigo HB4 porque consideran que "todo debe ser natural". En este punto la Dra. Chan fue taxativa señalando que "nada de lo que comemos es natural aunque no haya sido modificado con ingeniería genética sino por técnicas clásicas de cruce y selección". De manera que "un montón de los alimentos que compramos hoy en un almacén no existían en la naturaleza" por lo que "es una fantasía de que lo que comemos es natural porque ya fue modificado" como es el caso del brócoli o el maíz, ejemplificó Chan.
Entre los científicos que no acuerdan con el avance del trigo transgénico, un argumento fuerte tiene que ver con el uso de glufosinato, un herbicida 15 veces más tóxico que el glifosato, ampliamente cuestionado y prohibido en muchos países por su toxicidad aguda y sus efectos neurotóxicos, genotóxicos y alteradores de la colinesterasa, según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura). En este punto la directora del proyecto de trigo HB4 explicó que "en el proceso se utiliza algo que se llama marcadores
La técnica de ingeniería genética conlleva tener lo que se llama marcador de selección. La transformación de plantas es un proceso muy ineficiente ya que aunque se intente la planta tiene cierta resistencia a que ingrese un gen exógeno". Esto implica que "una de cada 10 mil plantas se transforma y las otras no. Entonces como es imposible estudiarlas todas hasta encontrar la que lo logró, se pone un marcador de selección que es un herbicida o un antibiótico. Con eso, la planta que sí recibió el gen exógeno acompañado de esto otro se puede seleccionar y después no usar ese herbicida (como el glufosinato) nunca más en la vida".
La directora de la investigación reconoce que no puede evitar que alguien utilice en el cultivo herbicidas como el glufosinato o el glifosato, pero sí afirma "que no es necesario y que si se prohíben este trigo puede funcionar igual".
Una confusión que suele replicarse es la idea de que Brasil aprobó algo que aún Argentina no. Esto no es así. "La empresa Bioceres hizo todo el mecanismo regulatorio que llevó diez años en la Argentina". Lo que sucede es que quedó pendiente de aprobación hasta que Brasil también lo hiciera porque nuestro país comercia el 60% del trigo con el vecino.
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