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Paul Auster, un artista para arrancar a leer

En su columna de esta semana, Diego Villanueva invita a sumergirse al universo de Paul Auster.

Diego Villanueva jueves, 11 de noviembre de 2021 · 07:23 hs
Paul Auster, un artista para arrancar a leer
Paul Auster, un artista para empezar a leer

Nunca iría a un programa de preguntas y respuestas. Pero imagino que si me preguntan: personajes relacionados con la ciudad de Nueva York, comenzando ya; me pondría a tartamudear y respondería: Ehhh… Lou Reed, los Strokes, ehhh… Los Cazafantasmas, Andy Warhol, Jerry Seinfeld, Lou Reed ¿ya lo dije, no? Ehhh… Tom Hanks en Quisiera ser grande jugando en el órgano gigante de una juguetería que hoy cerró, Maculakukin, o como mierda se llame, el de Mi Pobre Angelito 2. Ehhh… Lennon y Yoko, en la época que fue papá y lo mataron, pobre. Los Ramones, Woody Allen, ehhh… King Kong. Y en el último segundo diría Paul Auster.

Paul Auster. Sus cuentos y novelas te meten en Nueva York -calles, parques, cafeterías, departamentos y diferentes barrios-, aunque vivas a miles de kilómetros de ahí y nunca hayas pisado el Central Park.

Paul Auster también entra en la categoría de escritores para arrancar a leer, eso al menos fue lo me pasó a mí. Todo lo contrario a un Borges o a un James Joyce -en esta época de Netflix y de tanta tecnología y dispersión, no empieces nunca con alguno de estos dos clásicos-.

Igual leer, leemos todos. Yo viajo en tren, y la gente se la pasa leyendo. Leen chats, posteos, notas, tweets, y algunos también leen libros. Todo es leer. Y estoy seguro de que si contamos los caracteres que leemos por día en chats de WhatsApp, descubriríamos que superan seguro a un capítulo promedio de un libro de Paul Auster. Por eso te recomiendo que en ese tiempo pruebes de meterte en el mundo atrapante de este señor, ya entrado en los setenta.

¿De qué van sus historias? Del azar y las coincidencias, las pérdidas, los recuerdos, los reencuentros, los secretos y las familias. Protagonistas con pasados y presentes duros, pero de buen corazón. Aunque prevalezcan esas temáticas, sus historias son alentadoras y raramente se repiten. Pueden ir desde la magia de Mr. Vértigo a una ciudad de suicidas como El país de las últimas cosas. O de un perro que habla como en Tombuctú, a un par de apostadores con mucha mala suerte como en La música del azar.

A los escritores que me gustan, me divierte observarlos y ver las pocas fotos que se suelen encontrar de ellos.

Como personaje, Auster tiene una mirada similar a la de un búho, con unos ojos que parecen haber visto demasiado. Aunque gran parte de sus historias deben de salir de su imaginación. Generalmente en las fotos está con cigarros, onda habanito. Se ve que es, o fue, tan fan del tabaco, que en los ’90 escribió el guion de dos películas llenas de humo:

  • Smoke, que es muy buena y cuenta la historia de un novelista, un vendedor de cigarros -Auggie, interpretado por el gran Harvey Keitel- y un adolescente que busca a su padre. Los destinos se van cruzando, como sucede en sus novelas. De esta película estuve googleando, ya que no me la acordaba mucho, Sólo tenía en mente dos escenas que reviví gracias a YouTube: la primera es un momento entre el vendedor de cigarros y el escritor. Auggie le muestra un álbum de miles y miles de fotos sacadas durante catorce años, creo. La misma esquina, todos los días, año tras año. Un álbum enorme. Cuando el escritor pasa rápidamente las hojas, se produce el siguiente diálogo:

-Nunca lo entenderás si no vas despacio, amigo mío. Vas muy deprisa, apenas miras las fotos.

-Pero… ¡son todas iguales!

-Son todas iguales pero cada una es diferente de todas las demás. Tienes tus mañanas soleadas, tus mañanas oscuras, tienes tu luz de verano, tu luz de otoño, tienes tus días de diario y tus fines de semana… Ves a la gente con sus abrigos y botas de agua, la ves con camisetas y pantalones cortos… A veces es la misma gente, a veces otra diferente… A veces las personas diferentes se convierten en las mismas, y las mismas desaparecen. La Tierra gira alrededor del Sol cada día, la luz del Sol golpea la Tierra desde un ángulo diferente…

-Más despacio, ¿eh?

-Es lo que recomiendo. Ya sabes cómo es: mañana y mañana y mañana… El tiempo nos arrastra a su ritmo sin fin.

La otra escena, es en el final y no te lo voy a spoilear. Solo te digo que se trata de un cuento de Navidad, y lo que más recuerdo hasta casi las lágrimas es la canción “Innocent when you dream”, que en ese momento me hizo descubrir y seguir al gran Tom Waits.

  • Luego de Smoke filmó Blue in the face, más improvisada. Transcurre en el mismo local de cigarros de Auggie y se centra en sus problemas familiares, mientras va interactuando en su local con sus clientes, la mayoría actores y músicos haciendo de ellos mismos, como Lou Reed, Madonna, Jim Jarmusch, Michael J. Fox y el mismo Paul Auster. Todo con mucho olor a pucho y a Brooklyn.
Harvey Keitel en la filmación de Smoke

Otro motivo para arrancar a leer con Paul Auster es que tiene buena onda con Buenos Aires y ya vino varias veces.

La primera fue en el 2002 con cincuenta y cinco años, dijo que soñaba con conocer la ciudad de dos de sus héroes literarios: Cortázar y Bioy Casares. Exagerado o no, estuvo firmando ejemplares en la librería Cúspide, frente al cementerio de la Recoleta. Al enterarme, llamé a mi mamá, sé que le gustan sus libros y encima es fanática de encontrarse con famosos. Fuimos a verlo con dos libros de él, uno de ella y uno mío. Hicimos cola como cuarenta minutos, lo saludamos, nos sonrió con sus ojos de búho y nos fuimos felices.

Ah, en El libro de las ilusiones la historia está conectada con Argentina.

No sé muy bien qué música le gusta. Si googleás “¿Qué música escucha Paul Auster?”, te aparecen muchos resultados de su novela La Música del Azar. Y buscando un poco más, te enterás que prefiere Beethoven a los Beatles. Y no mucho más.

Paul Auster junto a su mujer, la escritora Siri Hustvedt

Si estuviera con él, y su representante me dice que tengo que hacerle una sola pregunta, me gustaría saber qué cinco músicos se llevaría a una isla desierta. Me juego a que tiraría algunos de jazz, y después tendría que decidir entre una serie que incluyen seguro a Dylan, Lou Reed, Leonard Cohen, Tom Waits, Nick Cave, Lennon, Neil Young y varios de los músicos que están en este libro.

Hasta sus anécdotas personales parecen parte de sus libros. Yo no sé si los escritores mienten, le ponen pimentón, o simplemente les pasan cosas y saben contarlas de manera increíble.

Un buen ejemplo es la historia de cuando empezó a escribir. A sus ocho años y siendo fan del béisbol, estaba mano a mano con uno de sus ídolos y le pidió un autógrafo. Y como no tenía un lápiz no se lo pudo dar. Por eso a partir de ese momento al día de hoy, cuenta que tiene siempre entre uno y cuatro lápices a mano. ¿Ficción, verdad? ¿Importa?

¿Con qué libro empezar?

Yo arranqué a los dieciocho con Trilogía de Nueva York, y después seguramente leí durante un par de años Leviatán, La Música del Azar, el Palacio de La Luna, Mr. Vértigo, Tombuctú y El País de las últimas cosas.

Después se me pasó el fanatismo, y a lo largo de mi vida fui leyendo otros que sé que me gustaron, pero se me mezclan o no recuerdo las historias -a diferencia de lo me pasa con el cine, no tengo la memoria que me gustaría para recordar todos los libros-. Entre ellos, Un hombre en la oscuridad, Sunset Park, Viajes por el Scriptorium y La Noche del Oráculo

El último que me enganchó fue Brooklyn Follies, me gustó tanto que me compré una edición en inglés, entendiendo un cuarenta por ciento, culpa de las pocas ganas que siempre tuve de estudiar ese idioma. Por culpa de mi vagancia, tengo que leer los libros traducidos al español, donde se la pasan diciendo tío, gilipollas, joder, comer judías y miles de palabras que quedarían mejor en su idioma original.

Sus libros te van a acompañar toda la vida y en muchos lugares. Si un día vas a Nueva York, llevalo en la mochila; es ideal y más si lees en inglés. Igual, Paul Auster se adapta a cualquier lugar que vayas, sea la Gran Manzana o cualquier manzana de cualquier barrio de Buenos Aires que tenga un bar y una plaza.

Sus dos últimos libros no los leí, ambos tienen más de mil páginas y no suena a excusa, ya lo haré. Uno se llama 4321, y recibió grandes críticas, como casi todo lo que hizo. Es una linda deuda que tengo pendiente, y ahora se me acumuló la deuda porque este año sacó La llama inmortal de Stephen Crane y parece que es una biografía de un escritor injustamente olvidado que Paul Auster quiere que conozcas.

Para terminar, te diría que empieces a leerlo por donde empecé yo. O lo mejor que podrías hacer en honor a sus historias. es elegir un libro al azar. 

 

*Diego Villanueva es autor de "Casi 30 artistas para antes de dormir"

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